Por Anthony Boadle y Jake Spring
BRASILIA (Reuters) - Los brasileños comenzaron a votar el domingo en una polarizada carrera presidencial que podría resultar en la elección de un ex capitán del ejército de ultraderecha, cuyos elogios a dictaduras pasadas enfurece a sus críticos pero cuya promesa de una brutal represión contra el crimen y la corrupción ha emocionado a sus partidarios.
Jair Bolsonaro, el favorito en los sondeos a quien algunos denominan el "Trump tropical", se ha disparado en las encuestas de opinión en la última semana.
El candidato está aprovechando la ola de enfado contra la clase política tradicional tras el descubrimiento de una de las mayores tramas de corrupción del mundo, la oposición al regreso al poder del izquierdista Partido de los Trabajadores (PT (OTC:PTGCY)) a quien se atribuye gran parte de esa corrupción, y los temores a un repunte de la delincuencia en un país con más asesinatos que cualquier otro.
Pero Brasil está dividido sobre el coste que su democracia podría tener que pagar si elige a Bolsonaro, un congresista experimentado que ha elogiado en repetidas ocasiones el régimen militar de 1964-85, aunque ahora se compromete a adherirse con firmeza a los ideales democráticos, una conversión de la que muchos dudan.
Genies Correa, un administrador de negocios de 46 años en Brasilia, aseguró que votó por Bolsonaro y respaldaría un Golpe de Estado si gana el PT, culpando al partido por la desenfrenada corrupción.
"Si ellos ganan, se convertiría en Venezuela, la gente tendría hambre, con una moneda que no vale nada", aseguró, en momentos en que abandonaba un local de votación con su hija.
El rival más cercano de Bolsonaro es el candidato del Partido de los Trabajadores Fernando Haddad, ex alcalde de Sao Paulo y ex ministro de educación. Sustituye al fundador del partido, el ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva, actualmente en prisión.
Muchos brasileños como Ruth Pereira Santos, de 65 años, recuerdan con nostalgia los años de rápido crecimiento que comandó Lula y donde se beneficiaron con sus programas que sacaron a muchos de la pobreza.
"¿Quién podía comprar un automóvil? Gracias a Dios, hoy tengo un automóvil en mi garaje. Antes eso no era accesible", afirmó Santos, un cuidador de ancianos.
Dos encuestas publicadas a última hora del sábado mostraron que Bolsonaro había aumentado su ventaja sobre Haddad en los últimos dos días, acaparando el 36 por ciento de las intenciones de voto frente al 22 por ciento de Haddad. Ambos estarían igualados en una posible segunda vuelta, que se celebraría el 28 de octubre si ningún candidato obtiene la mayoría el domingo.
Los colegios electorales abrieron a las 8 am (1100 GMT) y cerrarán a las 5 p.m. en todos menos en las zonas occidentales lejanas de Brasil. Las encuestas a pie de urna deben publicarse a las 7 p.m. y los resultados comenzarán a fluir poco después porque Brasil utiliza un sistema de votación electrónico.
Un total de 147 millones de votantes elegirán al presidente, los 513 miembros de la cámara baja del Congreso, dos tercios de los 81 miembros del Senado además de gobernadores y legisladores en los 27 estados.
Casi dos tercios del electorado se concentran en el sur y sureste más poblados de Brasil, donde se encuentran sus ciudades más grandes, Sao Paulo y Río Janeiro, y donde Bolsonaro tiene una ventaja dominante. Una cuarta parte de los votantes se encuentra en el noreste menos desarrollado, tradicionalmente un bastión del PT.
(Información de Anthony Boalde en Brasilia; Información adicional de Eduardo Simões en São Paulo; Traducido por Emma Pinedo)