Por Karolos Grohmann
BUENOS AIRES (Reuters) - Doce jóvenes tailandeses y su entrenador de fútbol, que fueron rescatados dramáticamente de una cueva inundada en julio, disfrutaron de una gran fiesta el domingo, jugando un partido en el emblemático estadio Monumental de River Plate, en la capital de Argentina.
El equipo, conocido como "Jabalíes Salvajes", es invitado de honor en los Juegos Olímpicos de la Juventud que se desarrollan en la ciudad de Buenos Aires, después de que su rescate acaparara la atención mundial.
Vestidos con camisetas violetas, se enfrentaron al equipo de menores de 13 años de River Plate, entrando al terreno de juego ante el caluroso aplauso de sus oponentes. El encuentro terminó 3-3.
"Los niños están muy felices de estar aquí, muy emocionados", dijo Werachon Sukondhapatipak, jefe de la delegación tailandesa. "Es algo importante estar para descubrir los Juegos Olímpicos de la Juventud y mostrar su aprecio al mundo".
"Durante la operación de rescate, muchas personas de todo el mundo vinieron a Tailandia para colaborar con el fin de salvarlos, rescatarlos; sienten que les deben a todos en todo el mundo", agregó.
El equipo fue recibido por Rodolfo D'Onofrio, presidente de River Plate, cuyo estadio fue sede de la final de la Copa Mundial de Fútbol en 1978.
"Es un momento espectacular porque estos niños han vivido momentos realmente terribles", dijo D'Onofrio. "Estamos muy felices de recibirlos para jugar un partido de fútbol de una hora".
Los muchachos, que tenían entre 11 y 16 años en ese momento, y su entrenador de 25 años, Ekapol Chanthawong, habían estado explorando la cueva Tham Luang de Chiang Rai el 23 de junio cuando quedaron atrapados. Sobrevivieron nueve días en el agua que goteaba de las rocas antes de que los buzos los descubrieran en un lodo fangoso.
Un dramático esfuerzo de rescate internacional terminó el 10 de julio cuando fueron sacados a salvo después de una terrible experiencia que apareció en los titulares de todo el mundo.
(Información de Karolos Grohmann, Traducido por Jorge Otaola, Editado por Manuel Farías)