Por Raquel Castillo
MADRID (Reuters) - A pocas semanas de celebrarse las elecciones más reñidas y con más indecisos de la historia de la democracia en España, el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, comenta con soltura los partidos de Liga de Campeones en el estudio de "Tiempo de juego" de la COPE, uno de los programas deportivos más escuchados de la radio española.
Resulta difícil reconocer en este Rajoy "humanizado" y acompañado de su hijo a aquél al que muchos acusan de haber vivido la legislatura alejado del pueblo y con una aversión a los medios manifiesta en comparecencias sin preguntas e incluso a través del panel de un televisor de muchas pulgadas y ninguna interacción.
El cambio, en todo caso, no es un giro de 180 grados para un candidato que no tiene reparos en ser el único en no asistir al primer debate a cuatro que se celebra en la democracia y que sigue negando entrevistas a según qué medios.
Tras una legislatura marcada por la crisis, el paro y la corrupción y con sondeos que apuntan a estrechas diferencias entre los cuatro principales partidos, los candidatos regalan chascarrillos, comparten aficiones y se muestran como mortales comunes en programas de elevada audiencia y contenido "fácil".
A la misma hora en que Rajoy bromea con la posibilidad de optar a la presidencia del Real Madrid, el líder socialista, Pedro Sánchez, charla sobre sus primeras novias y su afición juvenil al 'break dance' en casa del cantante y presentador Bertín Osborne en el 'prime time' de la televisión estatal TVE.
Una semana después, a horas del inicio de campaña es un Rajoy en mangas de camisa quien comparte velada y partida de futbolín con el mismo anfitrión, quien no duda en tutear al presidente del Gobierno.
Como telón de fondo a la irrupción de esta tendencia novedosa en España, por primera vez cuatro formaciones están por encima del 15 por ciento y por debajo del 30 por ciento de la intención de voto de cara a las elecciones del 20 de diciembre, según los sondeos, lo que ha llevado a muchos a declarar muerto al bipartidismo imperante.
"Si mezclas información con entretenimiento las audiencias se disparan, y eso es lo que busca al final cualquier político en campaña, que lo vean mucho", explica David Redoli, sociólogo y presidente de la Asociación de Comunicación Política (ACOP).
"O entras al juego, o no entras, y en campaña electoral nadie se lo piensa, entra".
NUEVOS MÉTODOS PARA UN ESCENARIO INÉDITO
Pese a que en España los políticos se han mostrado tradicionalmente conservadores en sus comparecencias ante los medios, la corriente del 'infotainment' o 'politainment' se explota desde hace años en Estados Unidos y en países del resto de Europa, donde los dirigentes no sólo rinden cuentas ante los poderes del Estado sino también ante los medios de comunicación.
La irrupción del partido de centro Ciudadanos, que algunos sondeos sitúan en segunda posición en intención de voto, y de la formación antiausteridad Podemos - ambos con líderes carismáticos que aún no han cumplido los 40 - está obligando a los tradicionales PP y PSOE a adaptarse a nuevos tiempos, tanto en el ámbito político como en el de comunicación.
Los líderes se prestan así a cantar - como Pablo Iglesias, de Podemos - a bailar o a experimentos más arriesgados. La vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, sufrió un accidentado viaje en globo televisado mientras que Albert Rivera, de Ciudadanos, dio varias vueltas de campana durante su participación en un rally en el mismo programa.
"Hay un elemento de presión de los partidos nuevos. Es indudable que si no hubieran irrumpido en el escenario Ciudadanos y Podemos con la fuerza con la que lo han hecho, a lo mejor no habría tanto cuidado y tanta energía depositada en la comunicación política", sostuvo Redoli.
Y en este escenario incierto, el casi 30 por ciento de indecisos que revelan las encuestas tendrá mucho que decir, y los líderes no ahorran en esfuerzos para atraerlos.
"La gente que no se preocupa mucho por la política sí evalúa su presencia en estos programas, por lo que puede decidirse a votar a un candidato u otro", dijo David Caballero, transportista, de 40 años.