MINSK (Reuters) - Los separatistas afines a Moscú sostuvieron el lunes negociaciones de paz preliminares con el Gobierno de Kiev que se reanudarán más tarde esta semana en la capital de Bielorrusia, Minsk, afirmando que estarían preparados para seguir siendo parte de Ucrania si se les otorga un "estatus especial".
La reunión del llamado "grupo de contacto", en la que los rebeldes dijeron que una de sus condiciones centrales sería que Kiev ponga fin inmediatamente a su ofensiva militar, terminó sin que se dieran más detalles que la promesa de que el diálogo continuaría.
Rusia, en especial, ha estado presionando por una nueva reunión del "grupo de contacto", en el que Kiev está siendo representado de manera informal por el ex presidente ucraniano Leonid Kuchma.
El embajador de Moscú en Kiev y un alto cargo de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) también participaron de la reunión del lunes, pero Ucrania no tiene negociadores oficiales en la mesa.
Se espera que las partes se reúnan nuevamente el viernes, informaron agencias de noticias rusas citando a un líder rebelde tras la reunión.
Los separatistas realizaron su llamamiento mientras el Ejército de Ucrania ha tenido una serie de reveses en el campo de batalla, que Kiev ha atribuido al respaldo de al menos 1.600 soldados rusos a los rebeldes. Moscú niega tener tropas en el país vecino.
Más temprano, el presidente ucraniano, Petro Poroshenko, acusó a Rusia de una "agresión directa y abierta" que dijo cambió radicalmente el equilibrio en el campo de batalla.
El Ejército ucraniano dijo que sus tropas recibieron la orden de retirarse de un aeropuerto vital en el este del país, cerca de la ciudad de Lugansk, donde han estado luchando contra un batallón de tanques rusos.
Poroshenko dijo en un discurso que podría haber cambios en la cúpula de las fuerzas armadas ucranianas, cuyos soldados huyeron ante un nuevo avance rebelde en el sur, que los aliados occidentales de Kiev dicen que ha estado respaldado por Rusia.
El presidente ruso, Vladimir Putin, quien llamó el domingo a negociaciones inmediatas sobre la "categoría de estado" del sur y este de Ucrania, culpó a los líderes de Kiev de negarse a sostener conversaciones políticas directas con los separatistas.
Putin también esperaba que el "sentido común" prevaleciera en Occidente sobre la posibilidad de imponer sanciones económicas adicionales, pese a las negativas de Moscú de estar ayudando a los rebeldes.
China dijo que más medidas sólo complicarían la crisis, pero la canciller alemana, Angela Merkel, subrayó que aceptar el comportamiento de Rusia no era una opción.
Hasta la semana pasada, Ucrania parecía estar cerca de controlar la rebelión de cuatro meses en el este, que estalló después de que un presidente pro-Moscú fue destituido por protestas populares.
Pero luego los rebeldes abrieron un nuevo frente en el sur, sobre la costa del Mar de Azov, acercándose hacia la ciudad de Mariupol.
Poroshenko repitió la afirmación de Kiev de que las fuerzas rusas están ayudando a los rebeldes en la guerra.
"Se ha lanzado una agresión abierta y directa contra Ucrania por parte de un país vecino. Esto ha cambiado la situación en la zona de conflicto de un modo radical", declaró en un discurso en la academia militar de Kiev.