PETROPAVLOVSK-KAMCHATSKY, Rusia (Reuters) - Los rusos empezaron a votar el domingo en una elección presidencial preparada para brindar a Vladimir Putin una sólida victoria que solo podría verse empañada si un gran número de ciudadanos prefiere no acudir a las urnas ante lo predecible del resultado.
En el extremo oriental de Rusia, en la ciudad de Petropavlovsk-Kamchatsky, a orillas del Océano Pacífico, los colegios electorales abrieron a las 2000 GMT, en un proceso que se prolongará en el vasto país hasta que cierren las urnas en su punto más occidental, la región de Kaliningrado, 22 horas más tarde.
Los sondeos de opinión otorgan al presidente saliente un respaldo en torno al 70 por ciento, casi 10 veces más que su rival más cercano. Otro mandato le llevaría a estar casi un cuarto de siglo en el poder, una longevidad entre los líderes del Kremlin que solo se vería superada por el dictador soviético Josef Stalin.
Muchos votantes dan crédito a Putin, un exespía del KGB de 65 años, por defender los intereses de Rusia en un mundo exterior hostil, incluso a pesar del costo de su confrontación con Occidente. Una polémica con Reino Unido por acusaciones de que el Kremlin usó un agente neurotóxico para envenenar a un agente doble ruso no ha afectado a sus perspectivas.
La mayoría de los votantes no ve una alternativa viable a Putin: controla por completo la escena política y la televisión estatal, donde la mayoría de la gente se informa de las noticias, le da una profusa cobertura, mientras apenas dedica tiempo a sus rivales.
Un sondeo elaborado el 9 de marzo por la encuestadora estatal VTsIOM dio a Putin, que fue elegido presidente por vez primera en 2000, un apoyo del 69 por ciento. Su contrincante más próximo, el candidato del Partido Comunista Pavel Grudinin, apenas llegó al 7 por ciento.
Alexei Navalny, el primer político que reta al Kremlin en años, no puede participar por una condena por corrupción que asegura que fue fabricada por el gobierno. Ahora pide el boicot de la elección, asegurando que es una farsa antidemocrática, y desplegó a sus seguidores para recojan pruebas de cualquier irregularidad.
En privado, funcionarios del Kremlin reconocen que hay preocupación ante la posibilidad de que algunos de los 110 millones de electores no se molesten en ir a depositar su voto porque creen que Putin es ganador seguro. Una baja afluencia reduciría su autoridad en su próximo mandato, que según la Constitución debe ser el último.