Por Ayman al-Warfalli
SHAHHAT, Libia (Reuters) - Los grafitis cubren las ruinas de Cirene en el este de Libia, una ciudad fundada por los antiguos griegos hace más de 2.600 años que alguna vez atrajo a los turistas, pero que ahora está descuidada y es el blanco del vandalismo.
Los sitios arqueológicos de Libia se han visto afectados por la inseguridad y los saqueos en medio del caos y los enfrentamientos que siguieron a la caída de Muamar Gadafi en 2011, mientras que los grupos rivales luchan por consolidar su control del país.
Existen cinco sitios considerados Patrimonio Mundial de la Humanidad de la UNESCO en Libia, incluidos en la lista por su destacado valor universal. Entre ellos se encuentran las ruinas de la ciudad romana de Leptis Magna y Sabratha, conocida por su anfiteatro.
También hay esculturas prehistóricas en roca en los montes Acacus, en el desierto del Sáhara, cerca de la frontera con Argelia.
En el este del país, los turistas solían caminar hasta Cirene, un sitio fundado por los antiguos griegos y luego ampliado por los antiguos romanos, ubicado en las montañas a unos 200 kilómetros al este de Bengasi.
Pero ante la ausencia de turistas extranjeros, estos sitios sólo son visitados los fines de semana por familias libias, los lugareños han tomado tierras en las localidades históricas y los vándalos incluso han llegado a hacer grafitis en columnas y paredes.
Esto supone un desafío para las autoridades locales que intentan proteger las ruinas ubicadas en la pequeña comunidad de Shahhat.
"En Cirene, en lugar de hablar con un propietario, ahora hablamos con 50 de diferentes orígenes", dijo Ahmad Husein, director del departamento de antigüedades de una administración paralela a cargo del este de Libia.
"Algunos de los dueños han construido casas en estos sitios", agregó.
El desafío se agravó por una ley de 2013 que permitía a los habitantes reclamar la tierra confiscada bajo la gestión de Gadafi. Algunas literalmente tomaron y anexionaron lo que creían que merecían.
Husein quiere llevar ante la justicia a las personas que tomaron las tierras.
Los esfuerzos por preservar las ruinas se ven aún más dificultados por el hecho de que Libia tenga dos gobiernos. Una administración funciona en Trípoli con el apoyo de Naciones Unidas, mientras que una paralela opera en el este del país.
En un gesto inusualmente positivo, Husein dijo que unos 1.700 artefactos habían sido devueltos desde 2011 después de ser saqueados dentro de Libia. Pero muchos otros artículos fueron llevados al exterior a través del contrabando.
(Información adicional de Hani Amara; escrito por Ahmed Elumami y Ulf Laessing. Editado en español por Lucila Sigal)