Por Luke Baker
JERUSALÉN (Reuters) - Los varones musulmanes de más de 50 años rezaron el viernes en la mezquita Al Aqsa de la Ciudad Vieja de Jerusalén en medio de intensas medidas de seguridad, un día después de que Israel cerrara todo acceso al complejo sagrado por primera vez en más de una década tras unos episodios de violencia callejera.
Más de 1.000 policías israelíes se desplegaron en torno a las calles adoquinadas de la Ciudad Vieja y las antiguas puertas que llevan a Al Aqsa, dijo una portavoz, además de agentes antidisturbios de paisano y globos aéreos de observación.
El presidente palestino, Mahmud Abas, denunció el jueves el cierre del sitio, calificándolo de "equivalente a una declaración de guerra", y su partido político pidió un "día de furia" en protesta por la decisión, lo que llevó a reforzar la seguridad en toda la ciudad.
Los fieles que querían entrar en el complejo ornamental de mármol y piedras, que alberga la Cúpula de la Roca y la mezquita de Al Aqsa, el tercer lugar más sagrado del Islam, hicieron cola tras barricadas azules para mostrar su identificación a la policía.
Más de 4.000 personas acudieron a las oraciones de mediodía, dijo la policía. Hubo algunos disturbios aislados, entre ellos el lanzamiento de cohetes y un intento de un grupo de jóvenes palestinos para saltar el cordón policial, pero no se dieron episodios graves de violencia.
Las autoridades israelíes cerraron todos los accesos a Al Aqsa tras el tiroteo de Yehuda Glick, un ultraortodoxo que encabezó una campaña para que a los judíos se les permitiera rezar en el lugar, al que se refieren como el Monte del Templo.
Glick, de 48 años, recibió un disparo al salir de una conferencia en Jerusalén el miércoles. El sospechoso del disparo, un palestino del barrio de Abu Tor, en el este de mayoría árabe de Jerusalén, fue abatido por las fuerzas israelíes antes del amanecer del jueves, tras un intercambio de disparos.
Los residentes locales dijeron que era la primera vez que se habían prohibido todos los accesos a Al Aqsa desde que surgió la segunda Intifada en 2000. Pero las autoridades jordanas, que son responsables de administrar el lugar, dijeron que era el primer cierre completo del complejo desde la guerra de los Seis Días en 1967.
Las tensiones han ido en aumento en las calles del este de Jerusalén y en torno a las calles de Al Aqsa durante semanas, tras el conflicto de Gaza este verano y los pasos dados por Israel para ampliar la construcción de asentamientos en zonas del este de la ciudad, que los palestinos reclaman como capital de un estado independiente junto con la Franja de Gaza y Cisjordania.