Por Andrei Makhovsky y Gabriela Baczynska
MINSK/BRUSELAS, 19 ago (Reuters) - El presidente de Bielorrusia, Alexander Lukashenko, ordenó el miércoles a la policía del país que aplaque las protestas en la capital, Minsk, lo cual supone una escalada de las tensiones tras una semana y media de manifestaciones multitudinarias contra su gobierno.
La Unión Europea celebró una cumbre de emergencia el miércoles en rechazo de la reelección de Lukashenko en las controvertidas elecciones celebradas el 9 de agosto, en respuesta a la cual anunció la imposición de sanciones financieras contra las autoridades bielorrusas a las que el bloque acusa de fraude electoral y de reprimir las protestas.
"Nuestro mensaje es muy claro: detened la violencia", dijo Charles Michel, el presidente de la cumbre de la UE. La presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, dijo que la lista de los afectados por las sanciones estará lista pronto.
"Se trata del pueblo bielorruso y de su legítimo derecho a determinar el futuro de su país", dijo. "La Unión Europea está al lado del pueblo bielorruso".
Lukashenko, un hosco exjefe de una granja colectiva soviética que se enfrenta a la mayor crisis de sus 26 años de mandato, ha culpado a los países extranjeros de provocar los disturbios y afirma que los manifestantes reciben financiación desde el exterior.
"No debería haber más disturbios en Minsk", dijo en declaraciones a la agencia estatal de noticias Belta, anunciando las nuevas medidas duras que aplicará la policía en la capital. "El pueblo está cansado. El pueblo exige paz y tranquilidad."
La policía ha mantenido un perfil bajo durante unas protestas multitudinarias celebradas en Minsk el domingo, las cuales se han extendido a algunas de las principales plantas industriales de Bielorrusia.
El miércoles, la policía dispersó una manifestación y detuvo a dos personas en la planta de Minsk Tractor Works (MTZ, por sus siglas en bielorruso).
La policía también se hizo con el control del principal teatro estatal en Minsk, que se convirtió en un foco de protestas cuando su director, un exdiplomático bielorruso, fue despedido tras pronunciarse a favor de las manifestaciones de la oposición.
Lukashenko ordenó el refuerzo de los controles fronterizos para evitar la afluencia de "combatientes y de armas", mientras que encargó a los servicios de inteligencia del país que localicen a los organizadores de las manifestaciones.
La UE quiere evitar que se repitan los violentos acontecimientos de la vecina Ucrania, donde un líder favorable a Moscú fue derrocado hace seis años en un levantamiento popular, lo cual no obstante dio lugar a la intervención militar rusa y al conflicto más mortífero vigente en Europa.
"Para nosotros está claro que Bielorrusia debe encontrar su propio camino, que debe pasar por el diálogo dentro del país sin ninguna intervención desde el exterior", dijo Angela Merkel. La canciller alemana añadió que no veía creía que pudiera desempeñar el papel de mediadora en la crisis, señalando que había intentado llamar a Lukashenko pero que "él se negó a hablar conmigo, lo cual lamento".
"BIELORRUSIA NO ES EUROPA"
Rusia ha advertido sistemáticamente a los Estados occidentales que no se inmiscuya en Bielorrusia, el país económica, cultural y políticamente más próximo a Moscú de entre todas las exrepúblicas soviéticas, el cual ocupa un lugar central en su estrategia defensiva de cara a Europa.
El miércoles el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, acusó a varias potencias extranjeras no identificadas de interferir en la política interna del país, lo que calificó de inaceptable.
Algunos representantes europeos han subrayado que la oposición bielorrusa, a diferencia de la ucraniana, no parece estar comprometida con el aflojamiento de los lazos con Rusia, sino simplemente con la destitución de Lukashenko.
"Bielorrusia no es Europa", dijo el comisario de Industria de la UE, Thierry Breton, comparando al país con Ucrania y Georgia, más inclinados hacia la Unión Europea y ambos objetos de las operaciones militares rusas. "Bielorrusia está realmente conectada con Rusia y la mayoría de la población es favorable a estrechar los lazos con Moscú".
Pero algunos miembros del bloque, sobre todo en los países cercanos a la frontera con Bielorrusia, han presionado para que se adopte una línea más firme de apoyo a la oposición bielorrusa, así como para que retroceda si Moscú respalda cualquier medida para aplastarla.
El Kremlin se enfrenta a la opción de aferrarse a Lukashenko o tratar de gestionar una transición hacia un nuevo liderazgo que mantenga a Minsk en la órbita de Moscú.
Los datos de seguimiento de los vuelos muestran que un avión del Gobierno ruso utilizado en el pasado para transportar autoridades, incluido el jefe del servicio de seguridad ruso FSB, voló a Bielorrusia y regresó a su país durante la madrugada.
La líder de la oposición bielorrusa, Sviatlana Tsikhanouskaya, instó a la UE a que rechace los resultados electorales oficiales que dieron a Lukashenko el 80 por ciento de los votos. Una primeriza en política, la candidata de 37 años se presentó a las elecciones como su principal contrincante después de que figuras más conocidas de la oposición fueran encarceladas o se les prohibiera presentarse a los comicios.
"El señor Lukashenko ha perdido toda legitimidad a los ojos de nuestra nación y del mundo", dijo Tsikhanouskaya en inglés, en un discurso en vídeo grabado desde el exilio en la vecina Lituania.
Otras figuras de la oposición bielorrusa crearon el martes un consejo para negociar una transición, una medida que Lukashenko denunció como un intento de tomar el poder.
(Información de Andrei Makhovsky desde Minsk, Gabriela Baczynska y John Chalmers desde Bruselas, Maria Kiselyova y Rinat Sagdiev desde Moscú, Yoruk Isik desde Estambul, Geert De Clercq desde París, Simon Johnson desde Estocolmo y Madeline Chambers desde Berlín; escrito por Peter Graff; editado por Andrew Osborn, Jon Boyle, Gareth Jones, Philippa Fletcher; traducido por Darío Fernández en la redacción de Gdansk)