Por Ulf Laessing
TRÍPOLI, XX Feb - A primera vista, la vida cotidiana parece normal en la capital libia. Las cafeterías están llenas de clientes, mientras las tiendas, bien surtidas, venden desde ropa interior italiana hasta queso francés.
Pero como ocurriera en los días de Muammar Gaddafi, muchos residentes prefieren evitar hablar de política en Trípoli, donde un gobierno autoproclamado está al mando desde que la facción armada llamada Amanecer Libio se hiciera con el control de la capital expulsando a sus oponentes en agosto.
A lo largo de Libia hacia el este, donde opera un gobierno reconocido internacionalmente y un ex general está combatiendo contra militantes islamistas, mucho libios se muestran simplemente cautelosos, temiendo que cualquier crítica pueda ponerles la etiqueta de traidores o algo peor.
La nación productora de petróleo está ahora dividida en dos con el reconocido internacionalmente primer ministro Abdullah al-Thinni, confinado en el este tras perder el control de Trípoli y una administración rival controlando la capital y sus inmediaciones.
Ambos gobiernos están apoyados por antiguas brigadas rebeldes que se unieron para derrocar a Gaddafi en 2011, pero que han vuelto a las armas contra ellos al encaminarse el país a una guerra civil aún mayor.
Grupos fuertemente armados han estado luchando en diferentes frentes para ocupar y controlar los puertos petrofíferos. Cientos de civiles han sido asesinados y 400.000 personas han sido desplazadas dentro de Libia desde el verano, de acuerdo con las Naciones Unidas.
Con el país polarizado entre dos facciones rivales que se consideran traidores, terroristas o criminales de guerra entre sí muchos libios explican que, como en la era de Gadafi, es mejor hablar poco y evitar problemas.
"Yo dejo la política en casa", dijo el dueño de un pequeño negocio que dio como nombre el de Mahmoud. Como otros residentes de Trípoli entrevistados, prefirió no usar su nombre completo por miedo a represalias.
"No quieres meterte en problemas criticando al gobierno o grupos armados", dijo, sentado con familiares en una amplia recepción de su hogar en Trípoli. "En Libia la atmósfera política es 'estás conmigo o contra mí'".
Diplomáticos y empresas extranjeras se han ido en su mayoría de Trípoli desde el verano, cuando las fuerzas de Amanecer Libio lucharon contra grupos armados rivales para sacarlos de la ciudad en unas semanas, con cohetes y bombardeos que destruyeron el aeropuerto.
Activistas de derechos humanos, periodistas y seguidores de Thinni o de un grupo armado de Zintan, que fue expulsado por Amanecer de Libia, han huído de la capital después de recibir amenazas o ataques, según Amnistía Internacional y Human Rights Watch.
De igual forma, seguidores de Amanecer Libio han escapado a Trípoli desde otras ciudades del este donde dicen haber sido perseguidos. 2015-02-21T092017Z_1007110001_LYNXMPEB1I0O3_RTROPTP_1_OESTP-LIBIA-SEGURIDAD.JPG