AL-SARSOURIYA Egipto (Reuters) - Un tercio de las casas en la principal calle del pueblo beduino de Al-Sarsouriya cercano a la frontera de Egipto con Gaza parecen abandonadas, pero dentro se vive una frenética actividad ya que los contrabandistas intentan sobrevivir a los operativos de seguridad del Ejército egipcio.
Los contrabandistas y los propietarios de los túneles, que otrora anunciaban públicamente sus servicios, se han adueñado de más de 20 viviendas de un piso y tapiaron las ventanas y las puertas para evitar la atención de las autoridades.
Mientras que los túneles usados por los militantes de Hamas, que gobierna Gaza, para infiltrarse en Israel fueron un blanco prioritario en la ofensiva del Estado hebreo en el enclave costero, muchos conductos hacia Egipto no fueron detectados.
Ello ha permitido que continúe el transporte de armas, materiales de construcción, medicina y alimentos desde y hacia el pequeño territorio, sujeto a un bloqueo tanto por Israel como por Egipto, según los operadores de los túneles y fuentes de seguridad egipcia.
"Durante la guerra en Gaza, los negocios han prosperado", dijo un guía beduino que le dio a Reuters acceso a uno de los túneles, en una inusual visión de cómo ha evolucionado la industria ilícita pero lucrativa desde que Egipto comenzó su intento por eliminar los pasajes en el 2012.
Egipto ve un alto en el flujo de armas y combatientes como un elemento importante en su seguridad, golpeada en el pasado año por explosiones y tiroteos de la insurgencia islamista basada mayormente en la península del Sinaí fronteriza con Gaza e Israel.
Los suministros humanitarios y materiales de construcción en la dirección contraria han sido un vital salvavidas para los 1,8 millones de palestinos en Gaza, que viven bajo el bloqueo israelí impuesto desde que Hamas tomó el enclave en el 2007.
El Cairo medió en las negociaciones de este mes entre Israel y facciones palestinas encabezadas por Hamas para intentar ponerle fin a la guerra en Gaza, pero se negó a discutir un alivio de su férreo control en el cruce fronterizo de Rafah como parte de un acuerdo que busca el grupo militante.
Un alto al fuego de 10 días expiró el martes sin un acuerdo para extenderlo definitivamente. Israel reanudó sus ataques aéreos en Gaza y Hamas y otros militantes islamistas lanzaron sus misiles contra el Estado judío.
El viernes un niño de cuatro años murió en Israel debido a una bomba de mortero lanzada desde Gaza, mientras que en el enclave fallecieron dos niños el jueves en un ataque aéreo de Israel.
El guía que acompañó a Reuters y pidió el anonimato estimó el número total de túneles en funcionamiento en casi 500, en unos 10 poblados fronterizos como Al-Sarsouriya, desde los 1.500 previos a la campaña egipcia.
La mayoría de los túneles más grandes, del tipo en el que caben automóviles y hasta camiones, fueron destruidos por los egipcios, pero los de menor tamaño -de unos 1-2 metros de diámetro- quedaron en pie.
El guía dijo que en los dos últimos años fueron construidos unos 200 túneles, evitando las redadas de seguridad egipcias, y cada semana aparece uno nuevo.
Estos túneles igualmente tienen el tamaño para permitir el transporte de armas, materiales de construcción y artículos humanitarios.
"Cada día, unas 3 o 4 personas cruzan con armas, y cada uno lleva unas 6 o 7 armas", dijo el beduino, sin especificar qué tipo de armas.
Un destacado funcionario egipcio de seguridad confirmó que, aunque ya no existían los túneles más grandes y largos, los de menor tamaño se seguían usando.
"La situación está mucho más controlada. No al 100 por ciento, pero estamos tratando de llegar a ese porcentaje", dijo a Reuters.
El funcionario agregó que el Ejército había logrado una notable reducción del contrabando de armas, combustible, alimento y drogas durante los últimos dos años.
Egipto acusa a Hamas de apoyar a los insurgentes del Sinaí, algo que el grupo niega.
Israel, por su parte, ha querido por largo tiempo que Egipto ponga fin al ingreso ilegal de bienes para los militantes en Gaza desde el Sinaí.
LUCRATIVO NEGOCIO EN TÚNEL DETRÁS DE CORTINA DE BAÑO
Una cortina de baño es todo lo que ocultaba la rampa de ingreso al túnel que Reuters visitó. Dos ovejas y una carreta en una habitación adyacente daban la impresión de que la casa estaba abandonada, en caso de que las fuerzas de seguridad allanaran el lugar.
El propietario del túnel y su hijo adolescente se sentaron en cojines alrededor de una pequeña mesa de madera al lado de la cortina. En la pared estaba colgada una fotografía de los dos, vigilando su gallina de los huevos de oro.
El acceso revestido de hormigón al túnel, que tenía unos 600 metros de largo, se convertía en un camino de tierra tras unos pocos pasos. El techo de madera, de unos 10 metros bajo la superficie, era soportado por postes, y bombillas eléctricas de ahorro de energía, dispuestas cada pocos metros, iluminaban el camino.
El dueño, de nacionalidad egipcia, acompañó a los pasajeros al punto medio, donde un centinela vigilaba la situación de seguridad en el otro lado y entonces los llevó a encontrarse con el copropietario palestino.
"Este túnel es una sociedad entre nosotros", dijo el egipcio. "Su construcción nos costó 300.000 dólares. Él pagó la mitad y yo pagué la mitad. La ganancia se divide 50 y 50", agregó.
El túnel le generaba a los dos hombres ganancias regulares de unos 200 dólares al día. La tasa de transporte era variable, empezando en 12 dólares por cajas de un metro de longitud conteniendo medicamentos o alimentos, y llegando a los 150 dólares por armas, materiales de construcción o combustible.
Las personas podían usarlo mediante el pago de 50 dólares, pero la tarifa subía si se portaban armas.
El dueño dijo que la mayoría de los pasajeros eran hombres, pero que también mujeres y niños hacían uso del túnel. En ocasiones, animales de granja también hacían el viaje.
"Si alguien está pasando con una o dos armas, le cobramos entre 60 y 70 dólares. Pero si alguien tiene más armas, es una operación especial y podría costar hasta 1.000 o 2.000 dólares, según el tipo de arma", contó el dueño egipcio a Reuters.
El hombre dijo que él no revisaba la identificación de las personas que atraviesan el túnel, y que incluso le permite a personas enmascaradas que usen el pasadizo, si su socio palestino respondía por ellos.
"Siempre que me den mis 50 dólares, yo los dejo pasar", dijo.
El dueño dijo también que no intentaba conocer la afiliación o destino de los militantes o de las armas por miedo a molestar a sus clientes, y que entonces eligieran otro túnel o que lo denunciasen a las fuerzas de seguridad.
"Yo sólo entrego las armas y tomo el dinero", afirmó. "No me interesa a dónde van", agregó.
En Gaza, Hamas desmiente las aseveraciones de Israel de que durante el conflicto actual demolió todos los túneles de infiltración de los militantes, y la semana pasada el grupo dejó que un equipo de periodistas de Reuters visitara uno de los pasadizos para probar sus declaraciones.