26 ene (Reuters) - Las fronteras de Nueva Zelanda permanecerán cerradas durante la mayor parte de este año debido a la pandemia de COVID-19, pero el país seguirá trabajando para facilitar los desplazamientos con la vecina Australia y otras naciones del Pacífico, dijo el martes la primera ministra Jacinda Ardern.
Las autoridades sanitarias, por su parte, podrían aprobar una vacuna anti-COVID-19 la próxima semana, dijo Ardern, mientras aumenta la presión para que se empiece a vacunar después de que el país confirmara su primer caso del nuevo coronavirus en meses.
"Dados los riesgos en el mundo que nos rodea y la incertidumbre del despliegue global de la vacuna, podemos esperar que nuestras fronteras se vean afectadas durante gran parte de este año", dijo Ardern en una rueda de prensa.
Para reanudar los viajes, las autoridades necesitan tener la certeza de que las personas vacunadas no transmiten la COVID-19, lo que aún se desconoce, o bien es necesario que un número suficiente de la población esté vacunada para que la gente pueda volver a entrar en Nueva Zelanda con seguridad.
Pero ambas posibilidades llevarán algún tiempo, según Ardern.
"Mientras tanto, seguiremos trabajando en burbujas de viajes con Australia y el Pacífico, pero el resto del mundo sencillamente supone un riesgo demasiado grande para nuestra salud y nuestra economía como para correrlo en este momento".
El contagio interno recientemente diagnosticado, en una mujer que regresó a Nueva Zelanda el 30 de diciembre y que dio positivo de la cepa sudafricana del virus tras salir de una cuarentena obligatoria de dos semanas, llevó a Australia a suspender inmediatamente una burbuja de viajes con Nueva Zelanda durante 72 horas.
Ardern dijo que el organismo regulador de medicamentos del país, Medsafe, estaba trabajando para conceder la aprobación provisional a la vacuna de Pfizer Inc (NYSE:PFE) y BioNTech SE.
Está previsto que las primeras vacunas lleguen a Nueva Zelanda a finales del primer trimestre, pero el Gobierno quería que todo estuviera preparado en caso de que llegaran antes.
Un duro confinamiento y el aislamiento geográfico ayudaron a este país de 5 millones de habitantes a eliminar prácticamente el nuevo coronavirus dentro de sus fronteras.
Nueva Zelanda notificó el martes dos nuevos casos de COVID-19 en sus instalaciones de aislamiento controlado y ningún nuevo caso de contagio interno. El país tiene 65 casos activos, 1.934 casos confirmados en total, y 25 muertes.
(Reporte de Praveen Menon en Wellington y Lidia Kelly en Melbourne; editado en español por Andrea Ariet)