Por Roberta Rampton
RIAD (Reuters) - El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, se reunió el miércoles con el rey Salman de Arabia Saudí, para discutir medidas conjuntas frente a amenazas de seguridad, que incluyen a Irán y el Estado Islámico, y resolver las tensiones que han surgido en las últimas semanas entre Riad y Washington.
Obama viajó al principal exportador mundial de petróleo por cuarta y probablemente última vez como presidente, con el fin de garantizar al país y a otros de sus aliados en el Golfo Pérsico el compromiso de Washington con su seguridad y para buscar maneras de reducir las tensiones sectarias en la región.
La mayoría de las monarquías del Golfo Pérsico se han mostrado decepcionadas en privado por la presidencia de Obama, ya que consideran que ha sido un período en el que Estados Unidos se ha retirado de la región, dando más espacio a su archirrival Irán para que extienda su influencia.
Obama se reunió durante dos horas con Salman y un grupo de importantes príncipes y funcionarios en el Palacio Erga, en un encuentro que se anticipaba sería incómodo.
El mandatario estadounidense fue citado recientemente en una entrevista refiriéndose a la naturaleza "complicada" de la relación de Arabia Saudita y Estados Unidos, describiendo a algunos estados del Golfo Pérsico y de Europa como "oportunistas" que piden acciones de Washington sin hacer lo suficiente ellos mismos.
La Casa Blanca dijo que los líderes intercambiaron opiniones sobre una serie de conflictos regionales en que los aliados tienen discrepancias y exploraron las preocupaciones de Estados Unidos sobre los derechos humanos en Arabia Saudí.
"Los dos líderes reafirmaron la amistad histórica y sociedad estratégica entre Estados Unidos y Arabia Saudita", dijo la Casa Blanca en un comunicado.
Obama ha hablado sobre su deseo de que los estados del Golfo Pérsico para que alcancen una "paz fría" con Irán, que alivie las tensiones sectarias y permita a todas las partes concentrarse en lo que considera como la amenaza mayor del Estado Islámico.
"El presidente y el rey discutieron los desafíos que representan las actividades provocativas de Irán en la región y estuvieron de acuerdo en la importancia de un enfoque general para atenuar los conflictos regionales", dijo la Casa Blanca.