La escalada de tensiones entre Oriente y Occidente por el conflicto en Ucrania ha llevado a los expertos a analizar las posibles respuestas de Rusia si Occidente autoriza a Ucrania a utilizar misiles de largo alcance contra objetivos en territorio ruso. El presidente Vladimir Putin ha advertido que tal acción se encontraría con una respuesta "apropiada", lo que ha despertado inquietud sobre las medidas que podría tomar.
Según los analistas, entre las opciones de Putin se incluyen ataques a activos militares británicos cercanos a Rusia o la realización de una prueba nuclear para demostrar la determinación del país. Ulrich Kuehn, experto en armamento, señala que una prueba nuclear supondría una escalada significativa y podría marcar el inicio de una era más peligrosa. Aunque Rusia no ha realizado pruebas nucleares desde 1990, Kuehn advierte que Putin podría sentirse presionado a demostrar su fuerza ante el creciente apoyo de la OTAN a Ucrania.
Gerhard Mangott, especialista en seguridad, también reconoce la posibilidad de una demostración nuclear por parte de Rusia, indicando que el país ya ha realizado los preparativos necesarios. Por su parte, Vassily Nebenzia, embajador ruso ante la ONU, ha advertido al Consejo de Seguridad que la participación de la OTAN mediante el suministro de armas de largo alcance a Ucrania la convertiría en parte directa del conflicto contra una potencia nuclear.
En cuanto a la implicación británica, el ex asesor del Kremlin Sergei Markov sugiere que Rusia podría cerrar la embajada británica en Moscú, atacar drones y aviones de guerra británicos cerca de sus fronteras, e incluso lanzar ataques contra aviones F-16 en Rumanía y Polonia que transporten misiles Storm Shadow.
La decisión occidental de permitir a Ucrania el uso de estos misiles se considera un punto de inflexión, y las recientes advertencias de Putin en la televisión estatal han aumentado las expectativas de una contundente respuesta rusa. Dmitry Peskov, portavoz de Putin, ha subrayado la claridad del mensaje del presidente.
Sergei Mironov, líder de un partido político pro-Kremlin, ha descrito la situación como un momento decisivo para Occidente, insinuando la posibilidad de una guerra a gran escala con Rusia. Además de estas opciones extremas, los expertos también mencionan la posibilidad de que Rusia intensifique los ataques contra infraestructuras civiles ucranianas o emprenda acciones de guerra híbrida, como sabotajes en Europa o interferencias en la campaña electoral estadounidense.
Las conversaciones que mantienen hoy en Washington el primer ministro británico Keir Starmer y el presidente estadounidense Joe Biden se centran en las posibles consecuencias de autorizar a Ucrania el uso de estos misiles de largo alcance, mientras Occidente intenta mantener un delicado equilibrio entre el apoyo a Ucrania y evitar cruzar las líneas rojas establecidas por Putin.
Reuters ha contribuido a este artículo.
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