Por Will Dunham
WASHINGTON, 29 abr (Reuters) - La aparición de la agricultura hace unos 11.500 años en Oriente Medio supuso un hito para la humanidad: una revolución en la dieta y el estilo de vida que superó la forma de vida de los cazadores-recolectores desde que el Homo sapiens surgió hace más de 300.000 años en África.
Aunque la escasez de restos humanos bien conservados del periodo que precedió a este punto de inflexión ha convertido la dieta de los pueblos preagrícolas en un pequeño misterio, ahora una nueva investigación está aportando luz a esta cuestión.
Los científicos han reconstruido las prácticas alimentarias de una de estas culturas del norte de África, documentando sorprendentemente una dieta muy basada en plantas.
Los investigadores examinaron firmas químicas en huesos y dientes de los restos de siete personas, así como varios dientes aislados, de hace unos 15.000 años encontrados en una cueva a las afueras del pueblo de Taforalt, en el noreste de Marruecos. Las personas formaban parte de la llamada cultura Iberomaurusiana.
El análisis de formas -o isótopos- de elementos como el carbono, el nitrógeno, el zinc, el azufre y el estroncio en estos restos indicó el tipo y la cantidad de plantas y carne que comían.
En el yacimiento se encontraron restos de distintas plantas silvestres comestibles, como bellotas dulces, piñones, pistachos, avena y legumbres. La presa principal, según los huesos descubiertos en la cueva, era una especie llamada oveja de Berbería.
"La noción predominante ha sido que la dieta de los cazadores-recolectores se componía principalmente de proteínas animales. Sin embargo, la evidencia de Taforalt demuestra que las plantas constituían una gran parte del menú de los cazadores-recolectores", dijo Zineb Moubtahij, estudiante de doctorado en arqueología en el Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva en Alemania y autor principal del estudio publicado el lunes en la revista Nature Ecology & Evolution.
"Es importante porque sugiere que posiblemente varias poblaciones del mundo ya empezaron a incluir una cantidad sustancial de plantas en su dieta" en el periodo anterior al desarrollo de la agricultura, añadió la arqueogeoquímica y coautora del estudio Klervia Jaouen, de la agencia francesa de investigación CNRS.
Los iberomaurios eran cazadores-recolectores que habitaron zonas de Marruecos y Libia hace entre 25.000 y 11.000 años. Las pruebas indican que la cueva sirvió como espacio vital y lugar de entierro.
Según los investigadores, estos pueblos utilizaban la cueva durante gran parte del año, lo que sugiere un estilo de vida más sedentario que la mera deambulación por el paisaje en busca de recursos. Aprovechaban las plantas silvestres que maduraban en diferentes estaciones del año, mientras que sus cavidades dentales ilustraban la dependencia de especies botánicas ricas en almidón.
Según los investigadores, los cazadores-recolectores podían almacenar plantas comestibles durante todo el año para protegerse de la escasez estacional de presas y garantizar un suministro regular de alimentos.
Los investigadores agregan que estos pueblos sólo comían plantas silvestres. Los iberomaurios nunca desarrollaron la agricultura, que llegó relativamente tarde al norte de África.
"Curiosamente, nuestros hallazgos mostraron evidencias mínimas de consumo de marisco o alimentos de agua dulce entre estos grupos antiguos. Además, parece que estos humanos pudieron haber introducido plantas silvestres en las dietas de sus infantes en una etapa más temprana de lo que se creía", dijo Moubtahij.
"En concreto, nos centramos en la transición de la lactancia materna a los alimentos sólidos en los lactantes. La leche materna tiene una firma isotópica única, distinta de la composición isotópica de los alimentos sólidos que suelen consumir los adultos".
Entre las siete personas cuyos restos se estudiaron había dos lactantes. Al comparar la composición química del diente de un bebé, formado durante el periodo de lactancia, con la composición del tejido óseo, que refleja la dieta poco antes de la muerte, los investigadores discernieron cambios en la dieta del bebé a lo largo del tiempo.
Las pruebas indicaban la introducción de alimentos sólidos en torno a los 12 meses, con bebés destetados antes de lo esperado para una sociedad preagrícola.
El norte de África es una región clave para estudiar la evolución del Homo sapiens y su dispersión fuera de África.
"Entender por qué algunos grupos de cazadores-recolectores pasaron a la agricultura y otros no, puede aportar valiosos datos sobre los motores de la innovación agrícola y los factores que influyeron en la decisión de las sociedades humanas de adoptar nuevas estrategias de subsistencia", afirma Moubtahij.
(Reporte de Will Dunham, Edición de Rosalba O'Brien, Editado en español por Juana Casas)