Por Víctor Nauzet Hernández y Carlos Ruano
MADRID (Reuters) - Miles de personas se manifestaban el sábado por la tarde en Madrid para reivindicar protección social en vísperas de que Andalucía celebre el domingo la primera de una serie de citas electorales que culminarán a fin de año con los comicios al parlamento nacional en un escenario que parece plantear el fin del histórico bipartidismo.
"Partidos grandes aplastan a los votantes" reza uno de los carteles portados por varios manifestantes de variada edad y sectores sociales, unidos en el rechazo común al sistema y el reclamo de la voz ciudadana en las instituciones.
La elevada tasa de paro, las duras recetas de austeridad que han impuesto la disciplina fiscal y los seis años de crisis y los numerosos casos de corrupción política han provocado un huracán en el panorama político del país, con nuevas formaciones populistas que, según los sondeos, podrían tener elevada representación en los procesos electorales.
Ante el resurgir de las opciones que parecen atraer el voto del descontento, los dos principales partidos del país, PP y PSOE, advierten contra recetas mágicas y ambos se ven como la única solución.
El presidente del gobierno, Mariano Rajoy, aprovechó el sábado un acto de su partido en Valencia para insistir en la conveniencia de elegir representantes políticos fuertes y experimentados para no poner en peligro la incipiente recuperación económica del país.
"Gobernar no es fácil, participar en una tertulia, sí", dijo Rajoy en una referencia velada al líder de Podemos, Pablo Iglesias, en un acto para presentar la candidatura de su compañera del PP, Rita Barberá, a la alcaldía de Valencia.
Rajoy, que advirtió sobre la llegada de "amateurs" al ruedo político, llamó a "evitar que los adanes que florecen por doquier vengan a poner las cosas como nos las encontramos".
También mientras los 6,5 millones de andaluces llamados a votar reflexionan sobre la papeleta que depositarán en la urna, el líder nacional del Partido Socialista (PSOE), Pedro Sánchez, aprovechó un acto en Zamora para asegurar la proximidad de su partido con los ciudadanos y criticar, sin citarla de manera específica, la opción de Podemos, una de las amenazas a la histórica hegemonía parlamentaria del PP y el PSOE.
Algunos de los manifestantes convocados en Madrid en un movimiento ciudadano bajo el lema: "Pan, trabajo, techo y dignidad" daban muestra de la desafección política.
"Esperanza electoral no hay, todos pertenecen al sistema... Aquí en la calle es donde pueden cambiar las cosas", explica Lorenzo Sala quien, a sus 48 años, es uno de los pocos privilegiados con trabajo en un amplio grupo que llega a Madrid desde Sanlúcar de Barrameda.
ANDALUCÍA, EL PRIMER TEST
La región más poblada de España, con 8,3 millones de habitantes y una tasa de paro del 34 por ciento, elige el domingo a sus representantes parlamentarios en la región, gobernada desde hace 33 años por los socialistas.
Los sondeos auguran que el PSOE seguirá siendo la fuerza política más votada en las ocho provincias andaluzas, pero quedaría lejos de la mayoría y podría encajar los peores resultados desde 1982. Por el contrario, las nuevas fuerzas populistas de Podemos y Ciudadanos podrían confirmar el fin del bipartidismo imperante en el país desde la democracia.
El resultado electoral podría tener como consecuencia la búsqueda de pactos para garantizar la gobernabilidad en el parlamento andaluz, aunque los analistas políticos dan por hecho que las fuerzas tratarán de no enseñar sus cartas para preservar sus opciones en las elecciones generales de fin de año.
"Voy a ir a votar mañana sólo para fastidiar a los del PP y el PSOE", explica Joaquín Padilla mientras se tapa la nariz con los dedos en un gesto de desprecio al sistema electoral. Padilla, que viaja en el grupo de vecinos de la deprimida localidad gaditana de Sanlúcar, es uno de los casi 5,5 millones de parados españoles, víctima, en su caso, de la burbuja inmobiliaria.
A sus 43 años, el otrora jornalero de la construcción muestra un elevado grado de escepticismo: "Podemos nos gusta, pero nos tememos que acaben absorbidos por el sistema".
"No creo que les dé para gobernar", explica con respecto a la prevista victoria del PSOE en la región. "Van a tener que pactar y ahí es donde de verdad vamos a ver las caras de cada uno".