(Reuters) - Un estudio indica que reducir la fructosa, pero no las calorías, que ingieren los niños disminuye la acumulación de grasa hepática y la transformación de azúcar en grasa en el hígado.
"Hay dos hallazgos principales. El primero es que, aun cuando el consumo de calorías y el peso son constantes, reducir el consumo de fructosa mejora la síntesis y la acumulación de la grasa en el hígado. Segundo, que esa mejoría es extremadamente rápida, en 10 días", resumió vía e-mail el doctor Robert H. Lustig, profesor de pediatría de la Universidad de California, en San Francisco.
"El hecho de que nuestros participantes mejoraran no nos sorprendió, pero sí que su salud metabólica mejorara tan rápido. Esto fue sorprendente, pero en el buen sentido", aseguró.
"Suprimir las bebidas y los alimentos procesados con fructosa es una forma muy efectiva de mejorar los niveles de lípidos en sangre y de reducir sus efectos nocivos. Eliminar los alimentos procesados con azúcar añadido podría tener efectos positivos en la salud pública al mejorar la calidad de la salud y la expectativa de vida infantil", sostuvo el autor principal, doctor Jean-Marc Schwarz, profesor de bioquímica de la Universidad de Touro en California, y endocrinólogo especializado en investigación de la Universidad de California, San Francisco.
El equipo de Schwarz y Lustig reunió a 40 niños y niñas latinos y afroamericanos, obesos y de entre nueve y 18 años, que consumían con regularidad alimentos, caramelos, jugos y bebidas ricos en azúcar con un aporte diario superior a 50 gramos diarios de fructosa de media.
El z-score medio de IMC era 2,4 y tenían por lo menos una comorbilidad de síndrome metabólico, como hipertrigluceridemia, hiperinsulinemia, alteración de la glucosa en ayunas, niveles elevados de alanino aminotransferasa y acantosis.
Ninguno de los participantes tenía las siguientes condiciones: embarazo en curso, consumo de alcohol, tabaquismo, cirugía bariátrica previa, hipertensión no controlada, hipotiroidismo, diabetes o utilización de fármacos para la diabetes o hipolipidémicos.
Durante 10 días, los niños consumieron las comidas que les proporcionaron los autores y que aportaban las mismas calorías y los mismos macronutrientes que la alimentación habitual. El único cambio fue reemplazar el azúcar con carbohidratos complejos, como las verduras, los panes y la pasta.
El equipo pesó a los niños todos los días y ajustó la alimentación para no alterar el peso inicial. Colocaron en la comida isótopos estables (trazadores) y obtuvieron muestras de sangre de los participantes para determinar la conversión de azúcar en grasa en el hígado mediante una cromatrografía de gases y una espectometría de masas.
Calcularon el porcentaje de grasa hepática con una espectroscopía por resonancia magnética.
A los 10 días, el proceso de conversión de azúcar en grasa (lipogénesis de novo) se redujo un 56 por ciento, mientras que la grasa hepática disminuyó un 22 por ciento, según presentó el equipo en la reunión anual de la Sociedad Endrócrina, ENDO 2015, en San Diego.