Por Steve Holland y Matt Spetalnick
WASHINGTON (Reuters) - Seis días después de la desaparición del periodista saudí Jamal Khashoggi, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, trató de restarle importancia a la crisis y dijo que "es de esperar que eso se resuelva solo".
Pero no sucedió así y el 10 de octubre, ante una creciente indignación, el yerno de Trump, Jared Kushner, y el asesor de seguridad nacional, John Bolton, presionaron al príncipe heredero de la corona de Arabia Saudita, Mohammed Bin Salman, en lo que un funcionario estadounidense describió como un llamado telefónico "severo" para identificar quién fue responsable por la desaparición o muerte de Khashoggi.
Trump entonces pareció dar a Arabia Saudita el beneficio de la duda, sugiriendo que "asesinos que actuaron por su cuenta" podrían ser los responsables y criticando una creciente opinión de que podría haberse tratado de un asesinato cometido por el Estado.
Pero volvió a cambiar de tono nuevamente a fines de esta semana, cuando planteó la posibilidad de aplicar sanciones a Riad.
Pero cuando Arabia Saudita finalmente admitió el sábado que Khashoggi está muerto, asegurando que perdió la vida en una pelea dentro de su consulado en Turquía, Trump dijo que la explicación oficial era "creíble", pese a que legisladores demócratas y republicanos respondieron con ira y escepticismo.
En las últimas dos semanas, Trump ha hablado algunas veces sobre castigar a Arabia Saudita, pero parecía renuente a aplicar sanciones contra un estrecho aliado económico y de seguridad en Oriente Medio, actor clave para asegurar la estabilidad de los mercados petroleros globales y un gran cliente en negocios armamentísticos.
"Trump se metió a un hoyo", comentó Aaron David Miller, un exasesor para Oriente Medio tanto para gobiernos demócratas como republicanos. "Tendrá que tomar algún tipo de acción", agregó.
Sin embargo, tras bambalinas, los asesores de Trump se apresuraban a generar una respuesta, especialmente mientras aumentaba la indignación bipartidista en Washington.
Kushner, que ha cultivado una relación personal cercana con el príncipe heredero al trono, llamó a Trump a actuar con cautela para evitar desestabilizar una relación estratégica y económica crítica, dijo un alto funcionario gubernamental.
Trump intentó justificar su tibia respuesta diciendo que el incidente ocurrió en Turquía y que Khashoggi, que vivía en Estados Unidos y era columnista del diario Washington Post, "no era un ciudadano estadounidense".
Los críticos acusaron a Trump de tratar de dar a los saudíes una cobertura diplomática y tiempo para montar una historia, algo que negaron los asesores del mandatario.
Algunos de ellos plantearon dudas sobre la veracidad de las filtraciones del Gobierno turco sobre lo que dice que le sucedió a Khashoggi, pero a medida que pasaban los días y aumentaban las evidencias sobre el deceso de Khashoggi, la visión de Trump comenzó a cambiar, según funcionarios de la Casa Blanca.
(Reporte de Matt Spetalnick y Steve Holland; reporte adicional de Patricia Zengerle. Editado en español por Patricio Abusleme)