Por Tuvan Gumrukcu
ANKARA (Reuters) - Turquía cesó el martes a 15.000 funcionarios más, desde soldados y agentes de policía a inspectores fiscales y matronas, y cerró además 375 instituciones y medios de comunicación, profundizando en las purgas posteriores al fallido golpe de Estado, condenadas por sus aliados occidentales y organizaciones de derechos humanos.
Las últimas destituciones, anunciadas a través de dos decretos, aumentan a 125.000 el número de personas despedidas o suspendidas de sus funciones en el ejército, el servicio civil, el poder judicial y otros sectores desde el intento de golpe de Estado del pasado mes de julio. Alrededor de 36.000 han sido encarcelados y están a la espera de juicio.
Los aliados europeos han criticado el alcance de las purgas del presidente turco, Tayyip Erdogan, hasta el punto que algunos han pedido la congelación de las conversaciones de acceso de Turquía al club comunitario. Un alto cargo de Naciones Unidas tildó las medidas de "draconianas" e "injustificadas".
Erdogan ha rechazado estas críticas, argumentando que Turquía está determinada a erradicar a sus enemigos dentro y fuera del país. Además, ha acusado a las naciones occidentales de alinearse con los organizadores del golpe y de dar refugio a organizaciones terroristas.
Casi 2,000 miembros de las fuerzas armadas, 7.600 agentes de policía, 400 gendarmes y más de 5.000 trabajadores públicos, incluidos enfermeros, médicos e ingenieros, fueron cesados en los decretos del martes por supuestos vínculos con organizaciones terroristas.
Ankara culpa al clérigo Fetulá Gulen, residente en Estados Unidos, y a su red de seguidores, a los que se refiere como la "Organización Terrorista Gulenista" (FETO), de haber orquestado el intento de golpe militar, en el que murieron 240 personas. El clérigo ha negado su implicación.
Además de estos últimos decretos, las autoridades han emitido órdenes de detención de 60 personas, incluidos pilotos de las fuerzas aéreas en la ciudad central de Konya por supuestos vínculos gulenistas.