Por Kento Sahara
TOKIO (Reuters) - "En aquel momento, entendí lo que significa sentir como si murieras", escribió una joven mujer japonesa, recordando el trauma que sufrió como preadolescente al mantener relaciones sexuales con un hombre para ganar dinero y pagar lo que ella creía que era una deuda.
El testimonio es parte de una exposición, que incluye fotografías y obras de arte, en la capital japonesa que saca a la luz una industria clandestina conocida como "enjo kosai", citas compensadas, donde los hombres pagas a chicas por citas que a menudo conducen a relaciones sexuales.
La fascinación de los hombres japoneses con las chicas de instituto alimenta la demanda por estos servicios y, según la organizadora de la exposición Yumeno Nito, la gente tiene ideas erróneas sobre las propias chicas.
El mero uso de la palabra "compensadas" implica que las chicas buscan diversión y dinero, en vez de ser víctimas de tráfico sexual, dijo Nito, que encabeza una organización sin ánimo de lucro, Colabo, que ofrece apoyo a estas mujeres jóvenes.
"Hay una noción de que las chicas son culpables porque venden por voluntad propia sus cuerpos", dijo, añadiendo que la expresión "citas compensadas" era única en Japón.
La edad de consentimiento para una mujer es de 13 años en Japón, aunque puede haber excepciones.
Es la juventud de las chicas, su pobreza y su ingenuidad la que las hace vulnerables al abuso, dijo Nito.
"Empecé para poder escapar de la vida diaria mundana", escribió otra mujer joven, que mintió sobre su edad para conseguir un trabajo para acompañar a hombres más mayores en paseos, o "JK osanpo", como se conocen. El trabajo pronto escaló a tocamientos y besos, escribió la mujer, que después fue a trabajar a un burdel por más dinero.
"Si hay gente que está pensando en entrar en el negocio, querría frenarlos inmediatamente", añadió.
El Departamento de Estado de Estados Unidos citó las "enjo kosai" como una preocupante tendencia en su informe de 2016 sobre tráfico humano, basado una investigación en la que colaboró con Colabo.
"Las redes de prostitución organizadas y sofisticadas tienen como blanco a mujeres y chicas japonesas vulnerables en áreas públicas como el metro, sitios populares para la juventud, escuelas e Internet, algunas de estas mujeres y niñas se convierten en víctimas de tráfico", dijo el informe.
Naciones Unidas, en un informe diferente, resaltó el problema, cuyo alcance era difícil de abordar debido a ambigüedades legales.
Aunque es difícil encontrar datos, el fenómeno también preocupa a la policía japonesa.
Educadores y otras personas "necesites ser completamente conscientes del daño y el peligro del 'negocio JK' y guiar y aconsejar a la juventud para que no acaben involucrados", dijo este año el Departamento de Policía Metropolitana de Tokio en un informe.
En 2014, en respuesta a las críticas sobre la laxitud a la hora de proteger a menores de la explotación sexual, Japón revisó la legislación para prohibir la posesión de pornografía infantil, como parte de un esfuerzo para limpiar su imagen antes de los Juegos Olímpico de Tokio 2020.
Aún así, los críticos dicen que la prohibición se limita a imágenes de niños reales. Imágenes gráficas en el manga y el anime están legalmente exentas.
"Siento que la situación está mejorando", dijo Nito, refiriéndose a la creciente concienciación sobre el problema. "Pero los delitos aún no están siendo controlados".