Por Malena Castaldi
MONTEVIDEO (Reuters) - Los uruguayos elegían en los comicios presidenciales del domingo entre la continuidad de la vieja guardia de izquierda y el renovado rostro de los conservadores, que propone dar marcha atrás con controvertidas iniciativas como la producción legal de marihuana.
Los pronósticos aseguran que nadie obtendría la mayoría absoluta necesaria para consagrarse en primera vuelta, y el ex mandatario Tabaré Vázquez, del gobernante Frente Amplio, tendría que medirse en una segunda vuelta a fines de noviembre con su rival conservador, el diputado Luis Lacalle Pou del Partido Nacional.
"Esperamos lo mejor, la gente va a hablar", dijo Vázquez antes de votar en el popular barrio capitalino donde creció, La Teja. En el lugar, decenas de personas que tomaban mate, en su mayoría jubilados ataviados con gorros y banderas del partido, lo recibieron con aplausos y aclamando su nombre.
Vázquez, un oncólogo de 74 años que llevó por primera vez a la izquierda al poder en el 2005, busca consolidar las políticas de su gobierno y las de su sucesor José Mujica, que permitieron una estabilidad económica, recortar la pobreza a menos del 12 por ciento y la aprobación de iniciativas progresistas como el matrimonio del mismo sexo y la legalización de la marihuana.
"Con el Frente Amplio Uruguay está mucho mejor que hace diez años", dijo Constanza García, una educadora de 44 años que esperaba su turno para sufragar.
A pesar de todo, muchos uruguayos se quejan por los altos impuestos que paga la clase media, el deterioro en el sistema de salud y una mayor inseguridad en las calles del pequeño país ganadero. Tampoco convence a muchos el proyecto pionero en el mundo de legalizar la producción de cannabis.
"Estoy cansado de pagar y pagar los impuestos que el Frente nos puso. Fíjese que nosotros nos partimos el alma trabajando y casi no vemos ahorro", dijo Mario Iribarne, un estanciero de 67 años que criticó el impuesto al campo que aplicaría Vázquez en su eventual Gobierno.
Capitalizando ese descontento, Lacalle Pou, un abogado de 41 años hijo de otro ex presidente, logró refrescar el anquilosado rostro de los partidos tradicionales para convertirse en la opción de la renovación.
UNA RENOVACIÓN CONSERVADORA
Lacalle Pou, un joven aficionado al surf y padre de tres hijos, recorrió el domingo el departamento donde dio sus primeros pasos en la política y se mostró distendido.
"Estoy contento, tranquilo (...) Uno nunca se tiene que olvidar de los orígenes políticos; creciendo, madurando, con la misma ilusión pero con más responsabilidad", dijo Lacalle Pou mientras sus simpatizantes le pedían fotos y lo abrazaban.
Aunque en reglas generales asegura que mantendrá el rumbo económico que llevó a Uruguay a acumular más de una década de expansión a un ritmo mayor al 5 por ciento promedio anual y reducir el desempleo a mínimos históricos, Lacalle Pou propone mejorar la seguridad y la educación.
Y también derogar la producción y venta de marihuana, una medida rechazada por la mayoría de los más de tres millones de uruguayos, aunque respetando la posibilidad del autocultivo.
"No sé si es un candidato sólido, pero es joven y pienso que está más por dentro de cómo estamos todos hoy. Tiene una visión de lo que nos pasa", dijo David Pintos, un empleado de 38 años.
Las encuestas más recientes muestran que Vázquez conseguiría al menos un 43 por ciento de los votos y su contrincante conservador un 31 por ciento como mínimo. Si se confirman las cifras, es inevitable una segunda vuelta, en la que Lacalle Pou podría lograr el apoyo del tradicional Partido Colorado para convertir la segunda vuelta en la elección más reñida en 20 años.
Y las encuestas además calculan que ninguno de los partidos tendrá una mayoría legislativa, lo que llevaría al próximo gobierno, sea cual fuere, a tener que negociar para impulsar iniciativas.
"Son elecciones difíciles, pero yo estoy con el Frente Amplio (...) no tengo dudas", dijo Efraín García, un jubilado de 76 años mientras esperaba para votar en las tranquilas calles de Montevideo, donde se mezclan los colores de los distintos partidos y banderas colgando de algunos balcones.
El presidente José Mujica, que llegó a votar en su Volkswagen Escarabajo celeste, dijo que no celebrará "ni las alegrías ni las tristezas de ningún partido". "Voy a balconear (esperar) de lejos los resultados", agregó.
De acuerdo con la Corte Electoral, unos 2,6 millones de uruguayos están habilitados para votar. El organismo planea dar los primeros resultados oficiales parciales a las 22.00 hora local (0000 GMT del lunes). Pero los medios locales planean difundir sondeos a boca de urna a las 20.30 (2230 GMT).