Por Emil Nielson
COPENHAGUE (Reuters) - Desde el 1 de agosto está prohibido llevar el velo islámico en Dinamarca, pero Sabina no piensa dejar su nicab en casa. Por el contrario, desafiará la ley y lo usará en la calle en señal de protesta.
En mayo, el Parlamento danés prohibió el uso del velo en público, uniéndose a Francia y algunos otros países europeos, para defender lo que algunos políticos dicen que son valores seculares y democráticos.
Pero Sabina, de 21 años y quien estudia para ser maestra, se ha unido con otras musulmanas que usan el velo para formar Kvinder I Dialog (DE:DLGS) (Mujeres en Diálogo) para protestar y crear conciencia sobre por qué las mujeres deberían poder expresar su identidad de esa manera.
"No me quitaré el nicab. Si debo quitármelo, quiero hacerlo porque es un reflejo de mi propia elección", sostuvo.
Al igual que otras mujeres entrevistadas para este artículo, Sabina no quería que se publicara su apellido por miedo al acoso.
A las mujeres que usan nicab y planean protestar el 1 de agosto se les unirán otras mujeres musulmanas que no llevan velo y también daneses no musulmanes, que planean usar en la manifestación algún elemento que cubra su rostro.
"Todo el mundo quiere definir cuáles son los valores daneses", dijo Meryem, de 20 años, que nació en Dinamarca de padres turcos y usa el nicab desde antes de conocer a su marido, quien apoya su derecho a usarlo pero siente que la vida podría ser más fácil sin ese elemento.
"Creo que debes integrarte a la sociedad, que deberías obtener educación y demás. Pero no creo que usar un niqab signifique que no puedes comprometerte con los valores daneses", sostuvo Meryem, quien estudiará medicina molecular en la Universidad de Aarhus.
Al igual que Sabina, Meryem planea desafiar la ley, seguir usando su nicab y protestar contra la prohibición.
De conformidad con la ley, la policía podrá indicar a las mujeres que se quiten el velo u ordenarles que salgan de las áreas públicas. El ministro de Justicia, Soren Pape Poulsen, dijo que los oficiales las multarían y les dirían que se vayan a casa.
Las multas oscilarán entre 1.000 coronas danesas (unos 160 dólares) por una primera ofensa y 10.000 coronas por una cuarta violación.
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"Siento que esta ley legitima los actos de odio pero, por otro lado, creo que las personas se han vuelto más conscientes de lo que está pasando. Recibo más sonrisas por la calle y la gente me hace más preguntas", señaló por su parte Ayah, de 37 años.