El miércoles, el presidente surcoreano Yoon Suk Yeol anunció su decisión de revocar la orden de ley marcial, después de que el parlamento votara en contra de la medida. Yoon había declarado la ley marcial el martes en respuesta a lo que describió como "fuerzas antiestado" entre sus adversarios políticos. Sin embargo, la iniciativa se encontró rápidamente con una fuerte oposición por parte de los legisladores y la ciudadanía, lo que desencadenó protestas frente al parlamento.
La inesperada declaración de ley marcial fue rechazada de manera unánime por 190 miembros del parlamento surcoreano. De acuerdo con el marco legal del país, el presidente está obligado a revocar la ley marcial de inmediato si el parlamento la rechaza mediante una votación por mayoría. Este mecanismo de control legislativo entró en acción cuando incluso los propios miembros del partido de Yoon se sumaron al clamor que le instaba a anular el decreto.
La turbulencia política, que representa una de las crisis más significativas en Corea del Sur en las últimas décadas, suscitó preocupación a nivel mundial debido al estatus del país como una democracia consolidada, un aliado clave de Estados Unidos y un actor influyente en la economía asiática. La comunidad internacional siguió de cerca el desarrollo de los acontecimientos, mostrando alivio cuando el presidente accedió a acatar la decisión parlamentaria.
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