El año ha comenzado con la volatilidad al alza en los mercados. Caídas de las bolsas en EE.UU y repunte general de las rentabilidades exigidos a los bonos. Un comportamiento de manual ante el previsible repunte de la inflación que ha exacerbado la llegada de Donald Trump a la Casa Blanca. No debe extrañarnos el comportamiento de los mercados este principio de año, era bastante previsible, pero lo que realmente nos preocupa es: ¿Hasta cuando se puede alargar?
Aparentemente el ciclo alcista iniciado en octubre de 2022 y el crecimiento económico no están comprometidos, pero se van a necesitar nuevos estímulos para que este comportamiento de principio de año no sea una constante a lo largo de 2025. En el norte de España hay una metodología para predecir el tiempo de cada estación basado en lo que sucede los primeros días de las mismas. Es lo que se llama las “témporas”. En los mercados los principios de años tienden a condicionar el desarrollo del mismo y tradicionalmente los años buenos en mercados han disfrutado de un inicio positivo. Esperamos que ni las témporas ni la estadística dominen a la economía, pero veamos algunas referencias que deberemos vigilar para navegar con templanza en este año que comienza.
La pasada semana las bolsas de EE.UU. cayeron y las Europeas avanzan. El S&P 500 retrocede un 1,94% y el Nasdaq 100 pierde un 2,24% en la semana alejándose de máximos. Sin embargo, en el viejo continente el EuroStoxx 50 se apunta un avance del 2,17%. Este comportamiento divergente parece que puede tener su origen en las diferentes intensidades previstas en las bajadas de tipos en cada economía. Lo que nos lleva a plantearnos que las valoraciones actuales de las bolsas de EE.UU. puede que no soporten un recorte de tipos menor del previsto a lo largo del pasado año. Ahora la previsión de bajada de tipos por parte de la FED es de 50 puntos básicos, frente a los 100 puntos básicos que se preveían antes de la elección de Trump.
La economía de EE.UU sigue dando signos de fortaleza, como lo demuestran los datos de empleo publicados el pasado viernes, en los que se superaron las expectativas de creación de empleos no agrícolas. Por lo tanto, el único catalizador que está haciendo que Wall Street caiga es el riesgo de repunte de inflación con el consiguiente frenazo en la bajada tipos de la Fed. Aparentemente los resultados empresariales, que se prevén buenos, por sí solos no garantizan las valoraciones actuales de las principales compañías de EE.UU, especialmente después del recorrido realizado en 2024. En Europa, sin embargo, la posibilidad de que se llegue al tipo de interés real negativo, por la posible persistencia de la inflación, afianza un avance en las valoraciones de sus bolsas.
Partiendo del hecho que difícilmente Trump renunciará a las políticas inflacionarias anunciadas, bajada de impuestos y aumento de aranceles, la FED se va ver obligada a ralentizar su ciclo de bajada de tipos, por lo tanto las valoraciones en bolsa de las compañías en EE.UU, y probablemente en el resto del mundo, van a tener que busca apoyo en un aumento de sus beneficios. Para que esto suceda se tiene que conseguir una mayor eficiencia en los procesos de producción y probablemente una reducción del coste laboral por la vía de reducción de empleos. La manera de conseguirlo, por parte de las compañías, es mayor robotización de los procesos y la implementación de la inteligencia artificial.
Aunque el año 2024, la IA (Inteligencia artificial) fue la protagonista, especialmente en su versión generativa, todavía su implementación en las compañías está en pañales. Este año podemos asistir al mantra de la implementación de la IA en las declaraciones de los CEOs de las mismas sobre los proyectos a corto plazo. Este puede ser el catalizador que permita tener un desempeño positivo de las bolsas en este mundo en crecimiento, pero también inflacionario. Esta deberá ser la referencia a seguir este año, descartada la subvención de la bajada de tipos.
Mientras, los mercados se muestran nerviosos hasta que Trump empiece a anunciar sus medidas a partir del próximo 20 de enero, cuando tome posesión de su cargo. Además, esta semana podemos continuar con la volatilidad hasta que el miércoles se conozca el dato de la inflación de diciembre en EE.UU. y Europa, pero también se inicia la temporada de publicación de resultados que pueden amortiguar las caídas. La calma debe ser la virtud del inversor en estas situaciones porque, como hemos dicho, el ciclo alcista no ha terminado y hay catalizadores que pueden seguir alimentándolo. Los ajustes a corto plazo en las valoraciones del sector tecnológico serán oportunidades muy pronto.