Después de años de euforia, Tesla (NASDAQ:TSLA) finalmente lo logró. El CEO de la compañía, Elon Musk, alcanzó su objetivo de fabricar 5000 Modelo 3 en una semana: esto indica que Tesla se ha convertido en una “empresa automotriz real”. Ahora se espera que aumente a 6.000 por semana a finales de agosto, usando, entre otras cosas, una línea de producción dentro de una tienda de campaña junto a su fábrica de Fremont.
La eficiencia ha dado un salto: los ingenieros de Tesla inesperadamente determinaron que los coches construidos ahora necesitan menos de 300 soldaduras que los coches construidos hace poco tiempo. Mientras que los fabricantes de automóviles tradicionales ridiculizan el número relativamente pequeño, Tesla está recuperando su reputación. Teniendo en cuenta esta posición en el mercado, las previsiones de crecimiento de vehículos eléctricos y la falta de competencia real, la perspectiva de Tesla sigue siendo brillante.
Sus acciones subieron hasta un 6,4%, hasta los 364,78 dólares a raíz de estas noticias. Aun así, los mercados cuestionaron la sostenibilidad de la producción y los costes extra del trabajo adicional. El flujo de caja negativo para la producción del Modelo 3 ha sido aterrador. Los problemas con las baterías, la excesiva dependencia de la automatización y los cuellos de botella amenazan la posición dominante de Tesla en los coches eléctricos. Sus fundamentales financieros siguen siendo débiles. Tesla no tiene ganancias, es decir, ninguna relación precio-ganancias, pero el valor contable es un negativo de 11,68. La deuda a largo plazo es igual a más de dos veces el patrimonio.
Al cierre del viernes pasado, 34,83 millones de acciones de Tesla o el 27,5% de aquellas accesibles para operaciones se vendieron en corto. Los precios de sus tres bonos convertibles no se inmutaron por la noticia de la producción, lo que indica que los inversores siguen sin estar dispuestos a pasar de los bonos seguros a capital volátil.