La presidenta de Banco Santander (MC:SAN), Ana Patricia Botín, ha vuelto a saltar a la palestra para defender la solvencia y la buena marcha del grupo. Lo ha hecho en una entrevista en Bloomberg, en la que pone encima de la mesa los objetivos del banco. Unos objetivos que se han convertido, casi sin querer, en las ‘patatas calientes’ para el negocio de la entidad.
Brasil
Botín ha reafirmado la apuesta del grupo por Brasil, que recuerden que es actualmente el primer mercado de Santander, con un peso del 26% en los beneficios. Esta apuesta se hace en un momento en el que la incertidumbre sobre el país es completa, ante la primera vuelta de las elecciones presidenciales que se celebran el próximo domingo.
Brexit
La presidenta de Banco Santander también se mostró optimista con respecto a que finalmente se llegue a una solución coherente para la salida de Reino Unido de la UE, y remarcó que Santander no se irá del país británico.
Pero en la mente de los inversores sigue el comunicado que envió el viernes pasado el grupo a la comisión de valores estadounidense (SEC). Alertando de que el Brexit podría generar un periodo de incertidumbre y tener un impacto significativo en sus resultados operativos.
"Sigue existiendo una gran incertidumbre sobre los entornos legales y regulatorios en los que nosotros y nuestras filiales operaremos cuando Reino Unido ya no sea miembro de la UE", rezaba el documento. “Esta incertidumbre y cualquier acción tomada como resultado de esta incertidumbre, así como las normas nuevas o modificadas, pueden tener un impacto significativo en nuestros resultados operativos, en las condiciones financieras y en las previsiones", agregó la entidad.
Ese comunicado llevó a KBW a rebajar su recomendación sobre el banco de ‘sobreponderar’ a ‘neutral’, recortando además el precio objetivo de 6 a 5,10 euros.
Recordemos que el beneficio neto de Santander en Reino Unido cayó un 8,8% interanual en el segundo trimestre de este año.
Italia
En el país transalpino, Santander ha visto las orejas al lobo. A cierre de 2017, la entidad tenía 6.108 millones de euros invertidos en deuda soberana italiana, que suponían el 4% de su cartera de renta fija soberana. El caos en el que está inmerso el país ha obligado al grupo español a liberarse de esa losa y se ha desprendido de todos sus títulos.
Plan estratégico
A finales de septiembre, Santander sorprendía al mercado con un cambio en la cúpula, a través del nombramiento del banquero de inversión Andrea Orcel como CEO. "Se ha especulado si Andrea Orcel viene a cambiar la estrategia, y no. La estrategia la tenemos clara, vamos a seguir siendo un banco como somos, un banco comercial en diez países, pero un banco que tiene una estrategia digital mucho más avanzada de lo que hasta ahora hemos querido contar", dijo entonces Ana Botín.
Así, la presidenta intentaba esquivar cualquier duda acerca de la integración con Banco Popular (MC:POP), que no termina de convencer al mercado. De hecho, a finales de septiembre, Kepler rebajaba el precio objetivo de Banco Santander de 4,85 a 3,9 euros, y recortaba su recomendación desde ‘mantener’ a ‘reducir’.
La firma de inversión no termina de estas convencida de los efectos de la integración de Banco Popular, y afirmaba en su informe que los ratios de capital de Santander son reducidos. Incluso, lanzaba una inquietante pregunta: si será necesaria otra ampliación de capital por parte del grupo.
En opinión de Renta Markets, “Popular gana a Santander”. Para estos expertos, “los inversores ven menos riesgo en el banco quebrado que en su dueño. Los seguros frente a impagos de la entidad resuelta son más baratos. Las tornas han cambiado mucho en Banco Popular desde junio de 2017. Sobre todo, para los dueños de la única emisión de deuda sénior que tenía la entidad en ese momento que sobrevive en la actualidad: los 650 millones de euros vendidos en 2015 y con vencimiento en 2020. En 15 meses, esta colocación ha pasado de estar muy cerca del abismo a convertir a Popular en un banco teóricamente más solvente que su propietario: Santander”.