Los fondos cotizados o ETF, que durante un tiempo han gozado de gran popularidad en Estados Unidos, están empezando a granjearse el favor de los inversores particulares europeos. La Directiva sobre los Mercados de Instrumentos Financieros II (MiFID II), en vigor desde el pasado mes de enero, obligaba por primera vez a las empresas de inversiones de la UE a informar de sus transacciones de ETF. La noticia sobre el aumento de su volumen de negociación hasta unos 2 billones de euros el año pasado puso de relieve el empleo de estos instrumentos por parte de los inversores institucionales, atrayendo con ello el interés de los particulares, según la prensa económica consultadai. Pero, ¿qué son los ETF?, ¿qué ventajas aportan? y, sobre todo, ¿qué aspectos deben valorarse antes de adquirirlos? A continuación le ofrecemos un breve resumen.
¿Qué es un ETF? ¿En qué se diferencia de un fondo indexado?
Como su nombre indica, se trata de un fondo compuesto por valores subyacentes que cotiza en un mercado bursátil, de forma similar a las acciones. Pueden imitar la composición de un índice concreto, con vistas a replicar su rentabilidad; centrarse en un país o un sector concretos; o en ciertas áreas del mercado que los proveedores de fondos consideren interesantes para los inversores, como ocurre en la actualidad, por ejemplo, con los ETF de las FAANG (siglas de Facebook (NASDAQ:FB), Apple (NASDAQ:AAPL), Amazon (NASDAQ:AMZN), Netflix (NASDAQ:NFLX) y Google, en rigor Alphabet (NASDAQ:GOOGL)), dada la popularidad de las cinco grandes compañías estadounidenses.
Como muchos fondos indexados, los ETF son «abiertos», es decir, el número de títulos o participaciones del mismo no es fijo. Además, tanto unos como otros tienen el objetivo de minimizar los costes y replicar la rentabilidad general del mercado. Sin embargo, el hecho de que los ETF coticen implica que los inversores pueden comprar o vender acciones en cualquier momento dentro del horario de apertura de los mercados de valores y, claro está, sus precios oscilan durante el día. Por el contrario, los fondos indexados tradicionales normalmente solo actualizan los precios al final de cada jornada de transacciones, no cotizan en bolsa y se accede a ellos a través de profesionales financieros comprando o reembolsando participaciones directamente a la sociedad del fondo.
Los inversores estadounidenses vienen utilizando fondos indexados hace décadas, para muchos son algo familiar. En cambio, la popularidad de los ETF en Europa, por más rápido que aumente, es un fenómeno reciente. Según la investigación de Morningstar, los activos bajo gestión de ETF domiciliados en Europa se han duplicado en los últimos cinco añosii. La mayoría de los fondos indexados tienden a estar vinculados a índices bursátiles generales, como los Stoxx, MSCI, FTSE 100, DAX o CAC 40. Algunos ETF replican dichos índices, si bien otros se basan en otros más estrechos que se concentran en sectores, regiones o incluso temas generales. En el último recuento de la Index Industry Association había más de 3,7 millones de «índices», la mayoría creados a propósito para un ETF.
¿Qué pueden aportar los ETF a mi cartera?
La idoneidad de una inversión depende de las siguientes circunstancias personales, a saber: objetivos financieros a largo plazo, necesidades de flujos de efectivo, situación financiera, horizonte temporal de inversión –el tiempo que deben estar invertidos los activos para alcanzarse los objetivos– y propensión al riesgo. Dicho esto, los ETF podrían aportar algunos beneficios generales que examinaremos a continuación.
Proporcionan una manera fácil de exponerse a segmentos de mercado estrechos a los que puede resultar difícil o más caro acceder mediante acciones individuales, al tiempo que se mantiene la diversificación. Por ejemplo, algunos sectores, especialmente los más pequeños, pueden estar dominados por unas pocas empresas grandes. Podría adquirir los títulos individuales de las mismas, pero los costes y la complejidad serían mayores que si, en su lugar, comprara un ETF que le expusiera a todas ellas: una solución rápida y fácil.
Además, algunos países, especialmente los mercados emergentes, restringen el acceso de los inversores extranjeros a determinadas clases de acciones. Los ETF pueden proporcionar de manera eficiente una exposición diversa dentro de estas regiones, ofreciendo potencialmente una exposición a oportunidades de mercado atractivas.
Los ETF también pueden proporcionar a los inversores un acceso eficiente a los mercados de renta fija. Como en el caso de la renta variable, los ETF de deuda pueden dirigirse a determinados segmentos del mercado. A nuestro juicio, esto puede simplificar la exposición a bonos específicos con los tipos de interés y vencimientos que desee, aparte de aumentar la liquidez. Muchas inversiones de renta fija no se negocian muy a menudo, situación que en parte pueden paliar los ETF, ya que las acciones del fondo pueden cambiar de manos muchas veces sin que el gestor tenga que vender o comprar la deuda subyacente.
¿Qué debería tener en cuenta a la hora de decidir si compro un ETF?
Además de los factores mencionados anteriormente, hay algunos aspectos que quizá deba considerar, si bien esta no es una lista exhaustiva.
Le conviene evaluar cómo puede encajar un determinado ETF en su estrategia. Comprender la composición subyacente del mismo puede ayudarle a determinar su potencial: ¿reducirá la diversificación al concentrar su cartera en una parte muy pequeña del mercado? Si ya posee una estrategia internacional y compra un ETF concentrado en un país, ¿aumentaría su exposición general en esa región más allá de lo razonable?
¿El ETF apuesta por un tema de moda, aumentando con ello el riesgo de que esté persiguiendo rentabilidades pasadas? Los proveedores de estos instrumentos están en el sector financiero y saben lo que es popular. Es por ello que, regularmente, crean nuevos productos dirigidos a ciertos nichos de mercado que consideran tendencia. Por lo tanto, considerar las perspectivas a largo plazo de los activos subyacentes sirve evitar los productos que más han brillado en el pasado y que no son más que el último grito.
Por último, le recomendamos que considere los costes. Los honorarios y los gastos operativos varían según el proveedor: cuando compra o vende acciones, su banco o intermediario financiero seguramente le cargue una comisión, amén de que los ETF cobren cuantías pequeñas por su gestión. Si quiere conocer todos los gastos, consulte el folleto informativo, el documento oficial donde se detallan las características del producto financiero; muchos proveedores también ofrecen hojas informativas sobre los fondos con una visión resumida de los detalles. Si bien es cierto que la mayoría de los ETF son bastante económicos, esto no se aplica a todos: probablemente los que se gestionan de forma activa –tratando de superar un índice de renta variable o renta fija mediante la selección de valores en lugar de replicarlo– incurren en más gastos, aunque posiblemente mejores rentabilidades; aquellos que se dirigen a áreas muy especializadas o poco líquidas suelen cobrar comisiones más altas por la complejidad añadida que entrañan.
En última instancia, depende de usted y de su profesional financiero determinar si este instrumento financiero le conviene, pero, ante todo, comprender su significado e implicaciones puede ayudarle a evaluar su utilidad.
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i «European ETF Trading Volumes Quadrupled in 2018» (‘Los volúmenes de negociación de ETF en Europa se cuadruplicaron en 2018’), Shanny Basar, MarketsMedia, 14/1/2019. https://www.marketsmedia.com/european-etf-trading-volumes-quadrupled-in-2018/.
ii «European ETF Could Hit €1 Trillion by 2020» (‘Los ETF europeos podrían alcanzar el billón de euros en 2020’), Kenneth Lamont, Morningstar, 16/5/2019. http://www.morningstar.co.uk/uk/news/189212/european-ETF-could-hit-%E2%82%AC1-trillion-by-2020.aspx.
iii «Indexing: Out With Tradition?» (‘Indexación: ¿rompiendo con la tradición?’), Nicolas Rabener, CFA Institute, 8/7/2019. https://blogs.cfainstitute.org/investor/2019/07/08/indexing-out-with-tradition/.