Dos preocupaciones plantean un riesgo a la baja para las perspectivas optimistas del Banco de la Reserva Federal de EE.UU. En primer lugar, tenemos la tensión comercial. América impuso aranceles a 16.000 millones de dólares de importaciones chinas y China respondió rápidamente. Sin embargo, un gran avance en la negociación del TLCAN entre México y EE.UU. parece probable. En segundo lugar, los consumidores estadounidenses están experimentando menor asequibilidad de activos clave como vivienda y automóviles. Ambos son muy sensibles a los cambios en las tasas de interés.
Los mercados esperan un 0,2% mensual para el informe de inflación núcleo del PCE de julio, empujando la tasa anual a 2,0 % desde el 1,9 % anterior. Los ingresos y gastos para julio deberían permanecer estables, lo que indicaría que el momentum económico se está desacelerando. Las curvas de rendimiento de EE.UU. se mantienen planas (bonos a 10 años en el 2,80 %). El USD cotiza dentro del rango, pero el EUR/USD necesitará un motor claro para superar el nivel de 1.1650. Las buenas noticias o un Banco Central Europeo con una postura de línea dura serían los catalizadores; un veto italiano del presupuesto de inmigración de la UE empujaría hacia el otro lado.
El simposio económico anual de la Fed en Jackson Hole, Wyoming, está perdiendo su relevancia. A pesar de la euforia del presidente de la Fed, Jerome Powell, que dio una declaración y refutó las políticas de intervencionismo de Trump, no salió del guion. Defendió el camino gradual de un ajuste monetario: alzas del 0,25 % en septiembre y diciembre.