Descensos de hasta medio punto en las Bolsas europeas, que siguen sin encontrar motivos de alegría que les permitan retomar la tendencia alcista perdida ya hace casi dos meses.
Desde los máximos anuales que se alcanzaron a mediados de abril, la corrección que sufren los principales selectivos europeos alcanza ya niveles del 10% en índices como el DAX, o del 7% para el Ibex.
El primer tramo de la caída estuvo generado por el fuerte rebote del EUR/USD, al que las Bolsas europeas hicieron un seguidismo absoluto durante muchas semanas. El posterior desplome en el precio de los bonos europeos durante la primera mitad de mayo también fue mal recibida por la renta variable del Continente. Sin embargo, en las dos últimas semanas, estas correlaciones se han reducido mucho, y el motivo que ha seguido propiciando las caídas de los índices (que ahora se sitúan ya muy lejos de la zona de consolidación, al haber quebrado hasta dos soportes), no ha sido otro que Grecia.
La semana pasada estaba marcada en rojo como una gran oportunidad para que se alcanzase un acuerdo, teniendo en cuenta que Grecia tenía que pagar al FMI 300 millones de € el viernes. Pero el miércoles volvieron a fracasar las reuniones, y ni la propuesta de las Instituciones acreedoras es asumible para Grecia, ni la propuesta helena lo es para Europa. Grecia consiguió llegar a un acuerdo con el FMI para englobar todos los vencimientos en un solo pago a finales de mes, maniobra que no gustó a los inversores (la Bolsa de Atenas se dejó el viernes un 5%). Por la tarde del viernes, Tsipras explicó en el Parlamento griego el estado de las negociaciones, haciendo visible la importante distancia que sigue separando ambas posturas, y hablando de intentos de humillación al pueblo griego. Durante el fin de semana, también se han pronunciado al respecto importantes personajes envueltos en las negociaciones, como Juncker, mostrando una clara pérdida de la paciencia.
Las negociaciones continuarán esta semana, pero el optimismo que parecía existir hace unos días, prácticamente ha desaparecido.
El viernes conocimos también un dato de empleo en el mes de mayo en EE. UU. , que quedó muy por encima de lo esperado (280.000 frente a 225.000), y provocó una fuerte apreciación del Dólar. Septiembre vuelve a iluminarse en el calendario como fecha probable de subida de tipos tras el dato del viernes.
Wall Street no reaccionó bien, cayendo el S&P500 un 0,15%, con el sector de utilities liderando las caídas.
En Asia, hemos tenido un cierre plano del Nikkei (pese a publicarse una revisión al alza del PIB del Q1, hasta un crecimiento interanual del 3,9% desde el 2,4% preliminar). La Bolsa de Shangai ha vuelto a subir con fuerza, con la publicación de un dato de superávit comercial muy por encima del esperado en mayo (59.500 millones de $ frente a 45.000), con un fuerte retroceso de las importaciones (-17,5%).
En Europa, hemos conocido también datos de la balanza comercial alemana, con subida de las exportaciones y caída de las importaciones.
Tenemos también una mala lectura del índice Sentix de la Eurozona, que ha quedado en 17,1% frente al 18,7% previsto.
Esta tarde en EE. UU. conoceremos los Inventarios mayoristas de abril a las 16:00.
En el mercado de divisas, tenemos al EUR/USD cotizando levemente por encima de los mínimos que llegó a marcar el pasado viernes tras el dato de empleo (1,1050), haciéndolo ahora en 1,1130.
En materias primas, los metales se recuperan desde la tarde del viernes, mientras que el crudo, que subió por la tarde del viernes tras el dato de empleo americano, se mantiene inalterado desde entonces.
En resumen, tras casi dos meses de caídas que cortaron la racha histórica del primer trimestre, las Bolsas europeas parecen necesitar que se aclare la situación en Grecia para intentar remontar el vuelo. Y ahora mismo, no parece que estemos muy cerca de recibir buenas noticias en ese frente, pese a que las negociaciones van a seguir esta semana. Wall Street, que lo ha hecho mucho mejor que Europa estos dos últimos meses, tampoco tiene en el dato de empleo que se publicó el viernes una buena noticia. Malas noticias para las Bolsas, por tanto.