El Dow Jones ya ha registrado oscilaciones del 3% o más en cinco ocasiones en lo que va de 2020. Desde 2018 no se veía algo similar cuando también lo hizo cinco veces y antes de eso no hubo otro año en el que el Dow viera este fenómeno desde 2010, cuando asistimos a movimientos de al menos el 3% en quince ocasiones y en 2009 en treinta y ocho.
Los vendedores en corto en Wall Street siguen aprovechando la actual coyuntura obteniendo más de 50.000 millones de dólares en beneficios durante siete días de negociación, periodo en el que el índice S&P 500 cayó un -10% .El corto más rentable desde el 24 de febrero fue Tesla (NASDAQ:TSLA). Los inversores que apostaron a que Tesla caería ganaron 1.100 millones de dólares en el período de siete días. En cambio, en términos porcentuales, el productor de gas natural Tellurian fue el gran ganador para los vendedores en corto, generando un 111% de retorno.
Y es que el coronavirus está causando estragos en los mercados mundiales y planteando preguntas sobre las perspectivas económicas y todo ello nos lleva a una mayor volatilidad. ¿hay que cambiar las carteras? No hay una respuesta general y universalmente válida para todos los inversores porque cada inversor es diferente debido a su perfil de riesgo, el horizonte temporal, los objetivos, etc. Les decía de la volatilidad porque ha aumentado recientemente para las acciones de los Estados Unidos. Por ejemplo, la volatilidad del S&P 500 subió el 4 de marzo a su nivel más alto desde 2011.
Desde el comienzo del coronavirus hay sectores lastrados: hoteles y restaurantes -16%, aerolíneas -25%, cruceros -29%. El temor es que el virus que se está propagando continúe interrumpiendo las cadenas de suministro y pueda crear suficiente pánico para mantener a los consumidores fuera de las tiendas y a los empresarios en sus casas durante un largo periodo de tiempo. Si esto sucediese podrían aumentar las probabilidades de una recesión en EE.UU. y perjudicar las ganancias corporativas.
Al menos la parte positiva es que la actividad económica de China sigue mejorando y se refleja en el aumento constante del consumo de carbón y las transacciones inmobiliarias, por lo que esto significa que el impacto del coronavirus en la economía china está disminuyendo. Y no olvidemos que la Bolsa de China acaba de alcanzar un máximo de dos años (el índice CSI 300). Por cierto, de los grandes índices mundiales, este año sólo se salvan del rojo la Bolsa china y el Nasdaq. Resumiendo y siendo comparativos: la Bolsa de China cayó un poco más del 11% al inicio del virus y ahora está a poco más del 1% de sus máximos anteriores a la epidemia. El S&P 500, mientras tanto, está un 11% por debajo de sus máximos anteriores al coronavirus.
El descenso del 12,8% del S&P 500 desde el 19 de febrero es la corrección más brusca de siete días con respecto a un máximo histórico que se haya registrado en la historia. Para que el S&P 500 caiga un 20% desde su máximo histórico, que es la definición ortodoxa de un mercado bajista, tendría que caer hasta los 2.708,92 puntos en las próximas. Y aunque muchas empresas estadounidenses han advertido que las ventas se han ralentizado y que los beneficios futuros se reducirán debido al shock del coronavirus, es difícil estimar la magnitud total del impacto que tendrá en los negocios y la economía. La realidad es que los inversores temen los mercados bajistas, especialmente después de que el S&P 500 cayera casi un 57% durante 2007-2009.
Pero también lo es que la economía y los mercados pudieron recuperarse de shocks anteriores como los ataques terroristas del 11 de septiembre y las amenazas a la salud causadas por el SARS (2003), la gripe porcina (2009) y el Ébola (2014). En estos tres casos de salud, los mercados recuperaron las pérdidas entre 6 y 12 meses después. En el caso actual, la intensidad de la corrección dependerá en buena medida del temor de los mercados de cuánto daño económico desencadena el virus, porque ya saben que los inversores odian la incertidumbre, no saber qué viene después o cómo cuantificar el impacto del coronavirus. El mayor riesgo es que los gobiernos reaccionen de forma exagerada para contener el virus.
Un dato a tener en cuenta: cuando los mercados bajan tanto en enero como en febrero, el año completo ha caído casi un 5% de promedio.
No se trata de minimizar la pérdida de vidas humanas, pero miren, la gripe común se cobra entre 23.000 y 61.000 vidas en los Estados Unidos cada año. ¿Se imaginan si todos los medios de comunicación dieran cada día cobertura de 12 horas a este hecho y radiaran cada minuto el número de afectados que se incrementa y el número de fallecidos? Se está avanzando hacia la vacuna y además cuando llegue el calor el virus tiene menos tiempo de vida y es menos peligroso. Mientras tanto, la estimación es que se puede asistir a una caída del PIB de EE.UU. (0,25-0,5%) en los próximos meses debido a la interrupción de la cadena de suministro mundial, la caída de la demanda de exportaciones y la disminución del turismo.
El sector energético del S&P 500 está siendo duramente golpeado, no en vano ha caído un -33,11% desde su reciente máximo de hace pocos días y el Fondo SPDR de Energía ha bajado un -24% este año. Realmente el sector está muy barato y es cuestión de poco tiempo que los institucionales comiencen a comprar poco a poco.
Atentos al oro, que con los bajos tipos de interés y su carácter refugio, gana atractivo.
La idea a tener presente es la siguiente: no se agobie por las caídas. Si tiene una cartera bien diversificada tanto sectorialmente como geográficamente, una cartera compuesta por compañías compradas a precios razonables, una cartera que no esté demasiado expuesta a sectores como aerolíneas, coches, hoteles, no debe de dejarse intimidar más allá de lo estrictamente razonable. Paciencia.
Para tener una visión de los mercados, veamos el sentimiento semanal de los inversores (AAII):
Alcistas: 38,7% (+8,3% respecto pasada semana).
Neutro: 21,6% (-8,8% respecto pasada semana).
Bajistas: 39,6% (+0,5% respecto pasada semana).