El 81.1% de Texas sufre una extrema sequía a septiembre de 2011
Las pérdidas directas de la agricultura se estiman que superan los 5.2 mil millones de dólares, mientras que las pérdidas indirectas de los participantes en los mercados secundarios rondarán los 3.5 mil millones de dólares
Los riesgos para el PIB potencial aumentarán en función de la duración de la sequía y trasladarán su carga a las poblaciones urbanas y los productores industriales
Los efectos sobre precios e ingreso probablemente serán escasos a corto plazo, no obstante, la situación de sequía persistente podría intensificar los efectos sobre la demanda
Texas sufrió el peor año de sequía de su historia, habiéndose declarado el 81.1% del territorio como sequía extrema a septiembre de 2011. La temperatura más fría y la lluvia invernal han ayudado la situación de sequía del estado y ahora las estadísticas indican que solo el 52.7% del estado permanece en extrema sequía. Sin embargo, hay muchas incertidumbres. Por ejemplo, algunos climatólogos creen que el fenómeno meteorológico de La Niña ejercerá una influencia sobre la región del golfo que producirá sequía durante toda la década. Por el contrario, los datos del Índice de Severidad de Sequía de Palmer (ISSP) de Texas sugieren un posible punto de inflexión del patrón meteorológico. El ISSP — mostrado en la Gráfica 1— muestra la desviación respecto a la tendencia histórica o, en otras palabras, una medida normalizada de la intensidad de la peor sequía de cada estado. Como indica la línea oscura de la Gráfica 1, la sequía actual muestra un rápido deterioro, pero en octubre se aprecia una desaceleración o una posible reversión de la tendencia. Además, aproximadamente el 70% de las sequías extremas anteriores volvieron a unos niveles de precipitaciones normales en menos de un año. Por lo tanto, existe la posibilidad de que esta sequía histórica amaine en 2012.
Aun así, el gran nivel de incertidumbre está obligando a las administraciones estatales, municipales y locales a prepararse para una sequía en 2012. Si es necesario, la Comisión de Calidad Medioambiental de Texas (TCEQ) y la Autoridad del Río Colorado Inferior (LCRA) tienen políticas que regularán y desviarán la distribución de agua a centros urbanos o lagos principales. La sequía actual es mucho más intensa que las sequías anteriores de Texas y por lo tanto los productores agrícolas se han visto afectados desproporcionadamente. Esto es habitual en las sequías extremas por la resistencia de las áreas urbanas a restringir el consumo de agua y el acceso de los productores agrícolas a los suministros de agua privados. Sin embargo, si persiste la sequía, su carga se trasladará a las áreas urbanas y a la producción industrial como la prospección de petróleo y gas. Por otra parte, la restricción del agua influirá en la producción industrial, y podría reducir el PIB potencial. Los efectos precio latentes, el descenso de la productividad y la reducción de los márgenes de la agricultura podrían agravar la caída de la inversión, y la producción podría aumentar el efecto de la sequía sobre el potencial del estado a largo plazo.
Hasta ahora, las comunidades agrícolas son las que han sufrido el mayor impacto. Según Agrilife, el efecto directo sobre la agricultura en 2011 podría superar los 5.2 mmd. Las previsiones indican que el algodón sufrirá la mayor parte de la contracción de las cosechas, con pérdidas que se prevé que superen los 1.8 mmd. El repunte de los precios del algodón en 2011 compensó las pérdidas económicas, ya que los granjeros de Texas no pudieron capitalizar la gran demanda de las economías emergentes. Dado que la demanda de las economías emergentes es probable que perdure en un entorno de reequilibrio global, el costo de oportunidad para los exportadores de algodón seguirá siendo alto. Otras pérdidas agrícolas importantes incluyen 750, 327, 243 y 63 millones de dólares para el heno, maíz, trigo y sorgo, respectivamente. Además, la producción ganadera, que es la explotación agropecuaria principal del estado, perdió 2.1 mmd y podría sufrir efectos latentes sobre el suministro durante una década. Los participantes indirectos del mercado agrícola, incluidos los elevadores de granos, proveedores de fertilizantes y transportistas también se han visto afectados por la sequía del estado.
Por otra parte, factores como el sacrificio prematuro de reses, costos del heno que aumentan de forma exponencial y exportaciones de rebaños fuera del estado indican presiones a la baja sobre los suministros de ganado dentro del estado. El heno, un costo de producción fundamental para los granjeros, aumentó 60% anual hasta noviembre de 2011. La subida continua del precio y la escasez dentro del estado obligó a los productores de ganado, en ocasiones, a vender su rebaño a un valor de salvamento para no pagar un recargo por el heno importado. Otros han recurrido a disminuir los beneficios para minimizar las pérdidas. Unos menores beneficios disminuirán la rentabilidad del sector, pero no deberían crear efectos precio a largo plazo. No obstante, la exportación de los rebaños existentes podría afectar negativamente a los suministros a largo plazo y, por lo tanto, influir en los futuros precios del ganado. Las estadísticas actuales indican que la respuesta media a una subida de 10% del precio de la ternera es una reducción de 7.0% del consumo de ternera.
Por lo tanto, no existe un riesgo significativo para el consumo de ternera a corto plazo. No obstante, si persiste la sequía y se resiente la producción de ganado, se podría reducir el PIB potencial debido al cambio de las expectativas de los productores sobre la demanda futura.
Aparte de la agricultura, las pérdidas producidas por los incendios forestales del verano y la disminución de los ingresos del turismo en las áreas alrededor de los lagos fue comparativamente escasa, aunque significativa. Por ejemplo, una investigación del BBVA estimó que el costo neto de los incendios forestales en 2011 fue de entre 112 y 252 millones de dólares. Sin contar las indemnizaciones de los seguros o las ayudas federales, las pérdidas de los activos madereros y residenciales ascendieron a 315 millones. Como ninguna de estas pérdidas modificó las actividades industriales, el impacto sobre la producción del estado fue escaso. Además, la declaración de zona catastrófica y los seguros privados deberían compensar las pérdidas de 2011 y posiblemente impulsar la producción en 2012. Por otra parte, las actividades de turismo selectivo en las áreas circundantes sufrieron una contracción, y es improbable que estas zonas reciban compensaciones de la administración estatal o federal o de seguros privados. El hecho de que los niveles de precipitaciones sean actualmente peores que los de julio, que la madera de las áreas con sequía extrema esté muerta o muriendo y que los niveles actuales de los lagos principales sean bajos, hace que los riesgos sigan siendo altos para 2012.
Por otra parte, una sequía de varios años afectaría cada vez más al PIB potencial del estado conforme la carga se traslade de las comunidades rurales y agrícolas a los centros urbanos y los productores industriales como las empresas de exploración de petróleo y gas. Sin embargo, muchas empresas de extracción adquieren recursos hídricos cercanos a los emplazamientos de extracción para tener mayor flexibilidad a la hora de utilizar el agua. No obstante, no existe ningún precedente de una sequía de tal intensidad o duración prevista. De este modo, con el tiempo, si las condiciones justifican un racionamiento extremo podrían producirse restricciones en actividades como la fracturación hidráulica. El costo de las actividades de exploración restringidas podría ser elevado, visto que en su nivel máximo en 2008, la exploración representaba 9.5% del PIB. Además, existen previsiones que indican que el auge de la fracturación hidráulica podría generar hasta 870 mil empleos en Estados Unidos y sumar 118 mmd al crecimiento nacional hasta 2015. Por ello, limitar las actividades de exploración o restringir su acceso al agua podría disuadir a las empresas de invertir en Texas, reduciendo así la posible inversión y el consumo a largo plazo. Sin embargo, si se protegen los derechos privados sobre el agua, una sequía prolongada tendría un efecto mínimo sobre las actividades de fracturación hidráulica, dado que la mayoría de sus operadores poseen suficientes recursos hídricos privados y gracias a las políticas regulatorias que favorecen el crecimiento de los estados.
Conclusiones
Cuanto mayor sea la duración de la sequía actual es más probable que sus efectos se trasladen a las poblaciones urbanas y los productores industriales. No obstante, hasta la fecha, la agricultura es la que ha sufrido la mayor contracción, ya que las estimaciones directas e indirectas son de 5.2 y 3.5 mmd, respectivamente. El efecto del peor año de sequía de la historia es notable, sin embargo, una década de sequía podría producir un racionamiento extremo. Este escenario podría influir en las actividades de exploración como la fracturación hidráulica y disminuir el PIB potencial del estado. Además, los efectos sobre el ingreso latente, los precios y el consumo podrían afectar aún más al PIB potencial. Sin embargo, a corto plazo, los sólidos mercados de seguros agrícolas y las ayudas federales deberían ser suficientes para compensar las pérdidas y evitar una severa contracción económica.