¿Sabían ustedes que la Coca-Cola (NYSE:KO) nunca ha dejado de pagar un dividendo y que ese dividendo nunca ha sido inferior al del año anterior y en todo caso superior? ¿Y que ahora mismo es del 3% sobre el valor de la acción? Pero es que resulta que, si miramos hacia Europa, el dividendo medio de los valores que componen el índice Eurostoxx 50 también es del 3 %, es decir, ni siquiera hay que acertar en elegir una compañía que pague un buen dividendo, basta con comprar el índice. Y que decir del índice FTSE 100 de la Bolsa de Londres, donde el dividendo medio es del 4%.
En el caso del Eurostoxx 50 es fácil encontrar compañías muy sólidas que pagan dividendos muy estables en el tiempo que superan esas cifra, por ejemplo BASF (DE:BASFN), BMW (DE:BMWG) o la compañía de seguros Zúrich, entre otros. Y todas ellas cotizan por encima de donde estaban hace cinco o diez años, es decir, han generado dividendos y no han generado pérdidas por minusvalías. De hecho han generado plusvalías. Y algo parecido se puede decir del índice principal de la Bolsa de Londres.
En el otro lado de la carretera, el de los fondos de renta fija, ahora solo dan pérdidas. Hasta un 11% lleva perdido desde máximos el índice Barclays (LON:BARC) de renta fija global. Y un 8% su equivalente norteamericano, lo mismo que el europeo. Ha quedado claro que no nos equivocamos el día que dijimos que la burbuja estaba en la renta fija y no en la renta variable, la cual, si no hubiera sido por la guerra de Ucrania, seguiría en máximos históricos. Incluso con la guerra, el índice MSCI World de renta variable global ha caído menos que el de los bonos (- 4%).
Los bonos tienen muchas probabilidades de seguir cayendo, sobre todo en Europa, ahora que su principal comprador, el BCE, va a dejar de comprarlos. Y encima va a coincidir con el momento en el que suba los tipos de interés oficiales. Recordemos que el precio de los bonos se mueve a la inversa de lo que hagan los tipos de interés (1). Y pese a que han subido los tipos, si compras directamente un bono español con vencimiento a medio plazo y descuentas los gastos del intermediario financiero, te queda en el entorno del 1% y además tienes que mantener la inversión durante 10 años.
Otra enorme ventaja de invertir en acciones que tengan un buen dividendo que además sea estable es que los dividendos suelen adaptarse a la inflación. Aumentan lo que aumente la inflación para evitar que el accionista vea reducida la rentabilidad real de su inversión, que es la rentabilidad nominal menos la inflación. Más todavía si la compañía obtiene buenos resultados e incrementa por este motivo su dividendo.
Por el contrario, los intereses de los bonos no se incrementan de año a año en función de la inflación, salvo que se trate de bonos ligados a la inflación, con el inconveniente de que dichos bonos pierden valor cuando suben los tipos de interés, ya que suelen ser bonos de muy largo plazo. Para comprobarlo solo tienen que ver cuál ha sido la rentabilidad en los últimos seis meses de los fondos que invierten en bonos ligados a la inflación.
La estrategia de inversión es muy sencilla: hacer lo que hacían nuestros abuelos. Comprar una cesta de acciones con un buen dividendo de empresas que nunca o casi nunca lo hayan reducido y sentarse a cobrar dicho dividendo sin preocuparse demasiado por los avatares de la evolución bursátil del valor. Y la historia demuestra que, aunque haya muchas oscilaciones, en el largo plazo esas acciones no suelen perder valor. Y si ocurriera, que todo es posible, al menos seguiríamos cobrando el dividendo.
Está claro que entre sentarse a cobrar un cupón del 1% durante 10 años, que es lo que nos va a dar un bono español una vez deducidos los gastos que aplica la entidad financiera, o cobrar un 3% —también neto, porque estamos hablando de valores que pagan más del 3% de dividendo anual— sale más rentable “sentarse” en renta variable que en un bono. Especialmente cuando la inflación va a ir dejando obsoletos los cupones de la renta fija.