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Historia del default en Argentina

Publicado 28.07.2014, 05:50

La semana pasada escribí la nota titulada “Los 20 países que más veces fueron al default”. En el caso de Argentina, a través de las diferentes fuentes citadas que había consultado, llegaba a la cuenta de siete situaciones de default. Sin embargo, decidí ver cada uno de esos y otros casos para ver en más detalle la validez de calificar cada uno de esos eventos como un default. Mi conclusión es que eventos que efectivamente representaron una situación de default/reestructuración fueron cuatro. Y a la vez, hay otros cuatro eventos de gran significancia que algunos han decidido contabilizar pero que no deberían computar. Veamos cada uno de ellos.

Los cuatro momentos de Default de la historia de Argentina.

El primer episodio data del año 1827. La Argentina había tenido una presencia activa en los mercados internacionales de capital luego de la independencia en 1816. Fue justamente en medio de un boom de préstamos ocasionado por el fin de las guerras napoleónicas que Argentina y otros países de América Latina consiguieron emitir bonos en Londres para financiar sus guerras de independencia. Este boom crediticio terminó en 1825 cuando el Banco de Inglaterra subió su tasa de descuento para frenar su caída de reservas. Este ajuste monetario derivó en un crash bursátil, problemas bancarios y recesión en Inglaterra y Europa Continental. En pocos meses, la crisis se expandió a América Latina. Argentina entró en default en 1827 y recién reinició sus pagos en 1857.

El segundo episodio de default se conoce como el Pánico de 1890. La principal causa fue la bancarrota a la cual casi llega la banca Baring Brothers debido al exceso de crédito que le había otorgado a la Argentina. El destino del crédito, tomado principalmente en la época de Julio Roca, se destinó a la construcción de ferrocarriles y a la modernización de Buenos Aires para transformarla en la “Paris de Sudamérica”, construyendo amplias avenidas, parques y un puerto moderno. En 1880 la nación había crecido de manera sorprendente con el modelo agroexportador. Las políticas liberales del gobierno del Presidente Miguel Juárez Celman (1886-1890) llevaron a un período de especulación financiera que creó una burbuja. En 1888 quiebra el Banco Constructor de La Plata y estalla la crisis. El estado Argentino ingresa entonces en cesación de pagos por cuatro años. La crisis ocasionó la quiebra del Banco Nacional y en la renuncia del Presidente. El vicepresidente Carlos Pellegrini asume el cargo hasta 1892. Bajo su gestión se creó el actual Banco Nación. En el plano internacional, un consorcio liderado por el Banco de Inglaterra rescató a la Baring y evitó lo que podría haber sido una catástrofe de la banca londinense. El cuadro “Sin pan y sin trabajo” (de Ernesto de la Cárcova) es una obra maestra de la pintura argentina que refleja la situación de los obreros en 1890. Aquí el cuadro:

Sin pan y sin trabajo

Para tener una idea de la dimensión del endeudamiento, cabe destacar que en ese momento Argentina llegó a ser el quinto país más endeudado del mundo. Absorbió el 11% de todas las emisiones de bonos en Londres desde 1884 a 1880 y entre el 40% y el 50% de todas las emisiones de deuda realizadas fuera del Reino Unido. Estados Unidos en ese momento tenía entonces 20 veces más población que Argentina y sólo una fracción de su deuda. Es correcto decir que en la década de 1880 se vió un flujo de capitales sin precedentes en la historia hacia un mercado emergente como el argentino. La exuberancia del momento queda a la vista: el déficit de cuenta corriente era de 20% del PBI. El default de Argentina fue en una deuda de ₤ 48 millones, lo que constituyó cerca del 60% de la deuda mundial defaulteada en 1890.

El tercer episodio de default se dio en 1982. Esta crisis de deuda fue, después de la de 1930, la de mayor alcance del Siglo XX. Decenas de países de América Latina y África cayeron en default. A diferencia de defaults sobre bonos, fue sobre préstamos bancarios. Argentina tardó hasta 1992 en regularizar su situación a través del Plan Brady. El régimen militar de 1976 a 1983 abusó del boom de liquidez mundial de los petrodólares. Por primera vez desde 1930 había crédito internacional para países emergentes. Argentina pasó de una deuda externa de U$S 7.000 millones en 1976 a una de U$S 45.000 en 1983, mientras el PBI se mantuvo estancado. La chispa que inició la crisis fue una fuerte suba de tasas de interés en Estados Unidos que terminó empujando a México el 16 de agosto de 1982 a declararse imposibilitado de pagar los intereses en su deuda en dólares de U$S 80.000 millones. Para octubre de 1983, 27 países que debían U$S 239.000 millones estaban en vías de reestructurar su deuda. De esos países, 16 eran de América Latina, y entre México, Brasil, Venezuela y Argentina, sumaban el 74% de la deuda en reestructuración. Aproximadamente U$S 37.000 millones se le debía a los ocho bancos más grandes de EEUU, lo que representaba el 147% de sus reservas de capital de aquel entonces.

El cuarto episodio de la Argentina fue en el 2002. Adolfo Rodriguez Saa anuncia en diciembre de 2001 que Argentina suspendería sus pagos a la deuda externa y fue aplaudido en el Congreso Nacional. Sólo tres años después del Plan Brady (que implicó diferentes reducciones para la deuda), la deuda Argentina volvía a niveles previos a este acuerdo. Nueve años luego del Plan Brady, la deuda llegaba a más del doble. Como porcentaje del PBI, la deuda pasó del 50% en los ‘90s al 200% en el 2001. El alto nivel de endeudamiento tuvo una gran influencia en la recesión que empezó en 1998 y en la caída libre de la actividad económica en 2001. Se ha acusado al FMI de haber sido responsable de permitir esta crecida de la deuda, pero la responsabilidad última fue de la clase política argentina.

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