Invertir en acciones promete rendimientos elevados y atractivos a largo plazo. Pero la realidad suele ser distinta: Muchos inversores sólo obtienen pequeños beneficios o incluso pérdidas. ¿Hasta qué punto es grave esta situación? ¿Y por qué los inversores medios suelen estar entre los perdedores de la bolsa?
A primera vista, parece fácil ganar dinero en bolsa. Se supone que comprar acciones y mantenerlas a largo plazo hace crecer su patrimonio. Sin embargo, varios estudios sobre inversores privados demuestran lo contrario.
El inversor medio es uno de los perdedores
Hace unos años, J.P. Morgan analizó a sus clientes de EE.UU. y descubrió que los inversores privados obtienen rendimientos significativamente más bajos que los grandes índices.
El panorama es similar en Alemania. Un estudio de Trade Republic que abarca el periodo de enero de 2019 a abril de 2021 concluyó que los inversores lograron una rentabilidad media anual del 7,1%, mientras que el MSCI World generó un 19% anual en el mismo periodo. La comparación es aún peor si incluimos el S&P 500, el Dow Jones y el índice Nasdaq. Pero los inversores privados también obtienen peores resultados en una comparación directa con el DAX, por ejemplo. Y ello a pesar de que el DAX no es precisamente uno de los cohetes de precios más destacados, al menos en los últimos cinco a diez años.
Por desgracia, las cosas no van mejor en España. El índice de referencia español IBEX35 ha experimentado una corrección muy fuerte desde su máximo de 16.040,40 puntos en noviembre de 2007, que se ha prolongado hasta noviembre de 2020. Sin duda, esto ha provocado pérdidas muy elevadas en algunas carteras.
Sin embargo, ahora vemos muchas posibilidades de que el índice pueda liberarse de una tendencia alcista sostenida. Ya no vemos peligro de desplome.
A corto plazo, todavía puede haber algún retroceso, pero no por debajo de los 7.189,60 puntos, y vemos al índice en una saludable tendencia alcista con el próximo objetivo dentro del recuadro rojo en los 12.013,34 puntos hasta los 13.855,79 puntos. Esperamos un máximo allí y luego una corrección menor. Después, vemos margen de maniobra hasta justo por debajo del máximo histórico anterior, quizá incluso por encima.
Pero, ¿por qué les va tan mal a los inversores medios?
Aunque no hay una respuesta clara a esta pregunta, los errores recurrentes cometidos por los inversores privados podrían explicar algunos de los malos resultados.
Algunos de estos errores son
- Operar con demasiada frecuencia
- Falta de estrategia clara
- Agrupación de riesgos
- Seguir tendencias y FOMO (Fear of Missing Out)
- Demasiado riesgo
- Apalancamiento (productos)
- Vender en un crash
- Prejuicios caseros
- Se ignoran los consejos de los mejores
"Ida y vuelta, bolsillo vacío". Este dicho es antiguo, pero sigue siendo cierto. Operar con demasiada frecuencia indica la falta de una estrategia clara y suele basarse en un comportamiento puramente emocional. Sin embargo, las emociones no generan beneficios en el mercado de valores. Al final, operar con éxito en bolsa es un asunto muy sobrio y quizás incluso aburrido.
Los riesgos de racimo también están muy extendidos. Esto ocurre, por ejemplo, si sólo invierte en un sector o sólo tiene acciones de un índice en su cartera. Sin embargo, es muy sencillo: el mundo es un lugar grande y nosotros, como inversores, tenemos la libertad de elegir las mejores acciones de toda la economía mundial y diversificar sabiamente. Las acciones de sectores diferentes y no interdependientes reducen considerablemente el riesgo.
Seguir ciegamente las tendencias es igual de inútil. En la mayoría de los casos, la tendencia ya ha terminado en el momento en que se clasifica como tal. Es mucho más importante reconocer las oportunidades a tiempo, antes de que se conviertan en tendencias. El miedo a perderse algo también es un riesgo importante, porque siempre que surge este pensamiento, la corrección no suele estar lejos.
La codicia también es un riesgo elevado. La codicia suele ir de la mano de la impaciencia. La combinación de ambas lleva a los inversores a asumir demasiados riesgos y a apostarlo todo a una sola acción o, lo que es peor, a operar con productos apalancados. Ambos son veneno cuando se trata de construir una fortuna calculada y segura. Al fin y al cabo, nadie conduce a 200 km/h por la autopista con los ojos vendados.
En el lado opuesto de la codicia está el pánico. Con demasiada frecuencia, los inversores cometen el error de vender cuando los precios bajan. En realidad, hay que dar la bienvenida a la caída de los precios, porque siempre que el sentimiento no pueda ser peor, el fondo no está lejos.
Estos y otros factores contribuyen a que los inversores obtengan rendimientos significativamente inferiores a los de los índices generales. Pero, ¿qué se puede hacer al respecto?
Cómo convertirse en un inversor de éxito
El primer paso es ser consciente de los motivos de fracaso mencionados. El segundo paso debe ser abandonar la idea de que uno puede hacerse rico rápidamente en bolsa. Son muy pocos los que lo consiguen y suele ser por suerte y no por estrategia. El tercer paso debería ser darse cuenta de que uno no siempre sabe más que otros que han demostrado tener más éxito que uno. Debe aprender de los mejores.
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