- El impacto de los aranceles parece negativo desde un punto de vista histórico
- El mercado se centra en los temores de una posible guerra comercial a escala mundial
- La posible guerra comercial no es la única fuente de la actual incertidumbre
El anuncio del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de sus intenciones de imponer aranceles del 25% sobre las importaciones de acero y del 10% en el caso del aluminio (para lo que se firmará un decreto en el trascurso de esta jornada), contribuyó a la reciente volatilidad de capital la semana pasada, pero el avance hacia un mayor proteccionismo en las políticas comerciales de Estados Unidos no es el único factor que afecta a las acciones pues la volatilidad regresa a Wall Street en 2018
¿Por qué Trump toma esta decisión ahora?
Antes de mirar el impacto potencial de la jugada política, analistas se centran en la razón para el anuncio sí mismo. En general, hay que recordar que Trump hizo repetidamente este tipos de promesas a lo largo de su campaña presidencial, por lo que el anuncio en sí mismo no debería haber supuesto mucha sorpresa, incluso a pesar de las objeciones por parte del equipo de Trump que es sin duda una de los principales razones por las que su principal asesor económico Gary Cohn decidió dimitir.
“No debemos permitir que se sigan aprovechando de nuestro país, nuestras empresas y nuestros trabajadores", insistía.
Más allá de la explicación del propio presidente, algunos expertos sugirieron que crear revuelo en torno a los aranceles en este momento ha sido una táctica de negociación pues Estados Unidos, Canadá y México estaban terminando la séptima ronda de conversaciones sobre el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).
Otras voces dentro del partido acusaban al presidente de querer simplemente obtener cobertura política antes de las elecciones de mitad de periodo, que son clave para él. De hecho, las primarias de Estados Unidos comenzaron en Texas el 6 de marzo (tras el anuncio) con un aumento de la participación electoral demócratamientras que Pensilvania, el estado del acero, está preparando elecciones especiales en su distrito 18, donde el demócrata Conor Lamb se enfrenta al republicano Rick Saccone para substituir al también republicano Tim Murphy que dimitió en octubre por un escándalo sexual.
La postura de Trump en cuanto a los aranceles recibirá un respaldo particularmente generalizado de los votantes de Estados en los estados disputados del Midwest.
"Por supuesto, si vas a Ohio o Pensilvania, o al corazón de la Ruta 66, encontraras un apoyo universal", declaraba recientemente Peter Navarro, director de política comercial e industrial de la Casa Blanca en defensa del anuncio sobre los aranceles de Trump.
Mientras que la portavoz de la Casa Blanca, Sarah Sanders, dijo a los periodistas el miércoles que el anuncio de Trump sobre los aranceles del acero y el aluminio seguramente sea a finales de esta semana, la especulación gira en torno a qué pasará el sábado en el acto de campaña del presidente en el distrito de Pensilvania, aunque los últimos informes indican que la Casa Blanca podría formalizar las medidas en el trascurso de esta misma jornada.
El impacto económico de los aranceles parece negativo
Ciñéndonos al asunto en cuestión, ING (AS:INGA) publicó recientemente dos gráficos indicando dónde se concentraría el impacto directo de los aranceles.
Fuente: ING
Aunque los gráficos anteriores muestran a Estados Unidos como un importante destino de exportación del acero y el aluminio para varios países, en realidad son sólo una pequeña parte del comercio mundial.
Las exportaciones de acero y aluminio a Estados Unidos representaron menos del 1% de las exportaciones mundiales de todos los productos por valor en 2016 (fueron 3% de la exportación total de Canadá y menos del 1% de la de China), según datos recogidos por ING.
Pero incluso teniendo eso en cuenta, una situación similar nos permite extrapolar el impacto económico. El expresidente George W. Bush presionó para imponer unos aranceles del 30% sobre el acero en marzo de 2002, que inicialmente debían durar tres años. Sin embargo, una disputa por parte de la Organización Mundial del Comercio (OMC) obligó a Bush a retirar los aranceles en diciembre de 2003.
Un estudio realizado por la Organización Mundial del Comercio (OMC) examinó el impacto económico y concluyó que aunque la industria del acero creó 187.500 empleos en respuesta a los aranceles, realmente alrededor de 200.000 estadounidenses perdieron sus empleos en diciembre de 2002 debido a las subidas de los precios del acero.
Estos resultados están en línea con los de otro estudio publicado el lunes por los mismos dos expertos en The Trade Partnership que determina que se destruirán cinco empleos por cada uno creado a causa de los aranceles de Trump sobre el acero.
Fuente: The Trade Partnership
En 2005, Robert Read, profesor de economía de la Universidad de Lancaster, analizó estudios empíricos para determinar el impacto de los aranceles sobre el acero de Bush (llamados "Medidas de salvaguardia" en el estudio) por su impacto en la economía de Estados Unidos. "Todos estos estudios concluyen que los costes de las medidas de salvaguardia superaron los beneficios en términos de PIB agregado y de empleo, además de tener un importante impacto redistributivo", escribió Lee.
Las consecuencias de los aranceles suscitan preocupaciones en torno a una posible guerra comercial
Una lectura de las notas de los analistas sobre el reciente revuelo deja claro rápidamente que a los mercados no les preocupan tanto los aranceles sobre el acero y el aluminio, sino más bien la amenaza de que los países afectados tomarán represalias, provocando el inicio de una guerra comercial global en respuesta al programa "América primero" de Trump.
El propio Trump ha dejado una salida para los vecinos de Estados Unidos sugiriendo que Canadá y México pueden evitar los aranceles "si se firma un nuevo TLCAN más justo".
Los principales datos macroeconómicos de Estados Unidos siguen siendo fuertes, mientras que la Reserva Federal parece estar comprometida con su eliminación "gradual" del carácter acomodaticio de su extremadamente relajada política monetaria. Sin embargo, la insistencia de Trump de seguir adelante y la reciente marcha de Cohn deja a los mercados con una sensación de incertidumbre en torno a hasta dónde puede llegar la Casa Blanca ahora con su enfoque proteccionista.
Mientras que los productores de acero y aluminio de Estados Unidos se beneficiarán, tal vez viéndose compensados por las empresas que utilizan estos materiales, Europa ya ha subido la apuesta, amenazando con tomar represalias con aranceles sobre productos estadounidenses como las motocicletas, el bourbon, el zumo de naranja, la mantequilla de cacahuete o incluso la marca Levis.
Los inversores se preguntan ahora hasta dónde llegarán las llamas mientras intentan analizar el impacto a largo plazo sobre el crecimiento, los precios y, por supuesto, los ingresos de las empresas.
No culpéis a los aranceles del nerviosismo del mercado
Aunque leyendo los titulares financieros de la última semana podríamos pensar que el nerviosismo se ha instalado en el mercado de acciones desde que Trump anunciara su intención de imponer los aranceles, echarle toda la culpa de la reciente volatilidad a la posibilidad de una guerra comercial es un simplificación excesiva.
Como muestra a continuación el gráfico de vix, indicador del temor del mercado, ha habido un aumento importante de volatilidad este año con respecto a 2017.
De hecho, el S&P 500 sólo experimentó un movimiento intradía del 1% en cualquier dirección durante todo el 2017, en sólo ocho ocasiones. En lo que va de 2018 y a partir el 26 de enero, el índice de referencia mundial ya ha sobrepasado este movimiento porcentual en 16 ocasiones.
William Delwiche, estratega de inversiones de mercado de Baird Market y Investment Strategy, señalaba a finales de la semana pasada que el número de movimientos de un 1% del S&P ya ha superado ligeramente el ritmo medio de los últimos 20 años, "pero 2018 apenas es atípico".
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Lo más interesante del gráfico de Delwiche es que 2017 destaca como el año menos volátil de los últimos 20.
Las acciones de Estados Unidos, en medio de un repunte que celebra su noveno aniversario el 9 de marzo, puede que estén perdiendo fuelle tras un ascenso impresionante.
"Ésta es la segunda mayor (casi cuadruplicado sobre una base de retorno total) y segunda más larga (nueve años) racha alcista del mercado desde la Segunda Guerra Mundial, sólo superada por la racha alcista del mercado de la década de 1990", recordaba hace poco LPL Research a
Las medidas de estímulo fiscal de Trump ya son probablemente cosa del pasado, de modo que los inversores en acciones pueden verse muy presionados para encontrar más razones no sólo para superar sino simplemente mantenerse cerca de los máximos históricos sin tomarse un respiro ni permitirse siquiera una corrección antes de intentar aprovechar otra oportunidad para seguir subiendo.
Aun así, vale la pena recordar que las declaraciones del presidente sobre el comercio llegan cargadas por las preocupaciones no menos significativa suscitadas por las observaciones del presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, que ha declarado que la reciente fuerza económica podría resultar en un alejamiento un poco más agresivo del carácter acomodaticio de la política monetaria, poniendo los nervios del mercado a flor de piel.
En vista de esto, las declaraciones de Trump hicieron poco más que recoger “el testigo de la volatilidad" de Powell que insinuó a la Cámara en testimonio ante el Congreso la semana pasada que podrían llevarse a cabo cuatro subidas de los tipos este año (en lugar de las tres previstas, cuya probabilidad es ahora mismo de alrededor del 70%, según el Barómetro de Tipos de Investing.com) en vista de optimismo sobre cómo se ha consolidado la economía desde diciembre.
Para contribuir a la incertidumbre de hacia dónde se dirige la Casa Blanca con sus políticas comerciales y cuál será la reacción a nivel mundial, es muy probable que la imposición de los aranceles impulsen los costes para los consumidores estadounidenses también. Las subidas de precios en los productos procedentes del extranjero o aquellos elementos domésticos que utilicen los materiales más caros bien podrían ser el impulso a los bajos niveles de inflación que faltaba en el puzle de la Fed para la implementación más agresiva de ajustes a la política monetaria.
Que no se nos malinterprete; la amenaza de guerras comerciales a escala mundial no debe tomase a la ligera, pero las consecuencias de los nuevos aranceles es otra pieza de la némesis del mercado, la incertidumbre, que mantiene en vilo a los inversores, durante un año con varios factores que indican inminentes riesgos. Y como ya hemos visto, 2018 está ya muy lejos de su tranquilo predecesor.