La última serie de datos de Estados Unidos mostró debilidad y pone en duda la real trayectoria de las tasas de la Fed. De hecho, las presiones inflacionarias se redujeron por tercer mes consecutivo en abril, con el IPC en el 2,2 % y la medición núcleo, que excluye los componentes más volátiles, moviéndose por debajo del umbral del 2 % en 1,9 %.
Las ventas minoristas de abril también fueron más débiles de lo esperado, ya que la medición principal no alcanzó la cifra promedio pronosticada de 0,6 % intermensual, registrando el 0,4 %. Las ventas minoristas núcleo se elevaron un 0,3 % intermensual frente al 0,5 % esperado y el 0,3 % del mes anterior. A pesar de que los datos sólo pueden indicar una desaceleración temporal de la economía de Estados Unidos, esto sin duda descartó una fuerte recuperación de la actividad económica.
Con las reformas del presidente Trump sin lograr materializarse y la inflación más débil de lo esperado, el mercado está reajustando las expectativas para el ritmo de ajuste monetario. Toda la curva de rendimiento de los bonos del Tesoro de Estados Unidos cambió a la baja el viernes y arrastró al dólar hacia abajo. El índice dólar ha perdido un 0,66 % desde el viernes y continuó cayendo durante la mañana del lunes.
La moneda única y el franco suizo borraron parcialmente las pérdidas de la semana pasada y se elevaron un 0,75 % y 0,83 %, respectivamente durante las dos últimas sesiones. Con la subida de las tasas de junio ya descontada y el supuesto de que el plan fiscal de Trump se retrasará nuevamente, creemos que, por el momento, el riesgo para el dólar es mayormente a la baja.