“Memes y Memecoins” la revolución de la comunicación en la era digital
En los últimos años, los “memes” en sus diversos formatos, han sido capaces de capturar y generar tendencias de mercado, generar comunidad y amplificar mensajes clave con una rapidez asombrosa.
Para entender este fenómeno, debemos partir de un contexto caracterizado por la inmediatez y la viralidad, asumiendo las generaciones más jóvenes el papel dominante del mismo. Y esos “memes” se convierten en una especie de herramienta narrativa visual digital del siglo XXI, una pieza estratégica para llegar fácilmente a ese público al tiempo que logran impacto emocional y sentimiento de grupo.
Esa convivencia de lo digital, lo emocional, lo grupal, lo visual y lo económico es lo que ha hecho posible que pasaran de ser simples herramientas humorísticas para convertirse en un fenómeno cultural y político. Este cambio ha sido impulsado por la transición hacia una era digital donde la comunicación rápida, visual y altamente compartible se ha vuelto esencial.
El caso de Donald Trump y el uso de memes durante su campaña, y en su presencia política, es un ejemplo paradigmático de cómo esta forma de expresión puede transformar la política contemporánea y otras áreas hasta ahora impensables.
La generación Z y los millennials han crecido inmersas en un entorno digital que les permite no solo consumir, sino también crear y distribuir contenido a través de redes sociales. Los memes, con su formato breve y visual, capturan ideas y emociones de manera inmediata, lo que los hace ideales para estos públicos que valoran la inmediatez. De esta forma, los memes en la conversación política digital han permitido a los jóvenes participar activamente en debates públicos, transmitir información, experimentar con posiciones políticas, crear comunidad y amplificar mensajes utilizando un lenguaje visual que conecta con su código cultural.
Durante la última campaña de Donald Trump, los memes han jugado un papel central al conectar con audiencias jóvenes y tecnológicamente adeptas. Más allá de los memes creados por sus seguidores, su equipo ha sabido aprovechar esta herramienta para amplificar su mensaje. La introducción de la memecoin $TRUMP está marcando un paso más allá en la intersección de economía digital y comunicación política. Aunque extremadamente volátil y de dudoso final económico, este token alcanzó una capitalización de 72.000 millones de dólares, demostrando el poder de los memes y los criptoactivos para movilizar bases de apoyo.
Para entender el éxito de este “memecoin” debemos analizar la capacidad que tienen de condensar mensajes complejos en formatos breves y visuales, fáciles de compartir y muy simples. Así mismo, permiten la participación de cualquier persona y son la excusa perfecta para usarlas en redes sociales, donde estos usuarios pueden apropiarse y adaptar a su estilo el mensaje, generando una sensación de pertenencia. En este sentido, la memecoin $TRUMP ejemplifica cómo los memes pueden ser monetizados, creando nuevas vías de participación económica y política.
Sin embargo, si bien los memes tienen un impacto positivo en la participación ciudadana y la comunicación política, también plantean desafíos significativos como hemos podido comprobar tras la toma de posesión del presidente Trump. La falta de regulación en sobre las memecoins, conduce a una especulación financiera brutal, y se simplifican de forma excesiva temas complejos que generan desinformación. Además, los memes tienden a polarizar el discurso político, amplificando posiciones extremas en lugar de fomentar el debate racional.
Así las cosas y sin representar ningún tipo de oferta ni ánimo a inversión alguna y fuera del efecto económico de este fenómeno (eso requiere un análisis propio), el caso de Trump y los memes representan un cambio fundamental en cómo las campañas políticas y la comunicación se diseñan y ejecutan en la era digital. Las generaciones más jóvenes, impulsadas por su familiaridad con estas herramientas, están redefiniendo la participación política, mientras que los políticos y líderes del futuro tendrán que adaptarse a estas nuevas dinámicas para conectar con una base de votantes que busca autenticidad, rapidez y contenido visual.