"El proteccionismo es crack (cocaína) de la economía" Eso lo dijo Fisher, de la Fed, a principios de febrero de 2009. Tres años largos después, el jefe del Bundesbank, Jens Weidmann, especificó que "el plan del Banco Central Europeo de iniciar un nuevo programa de compra de bonos de países de la zona euro en problemas corre el riesgo de volverse "adictivo como una droga" ¡Cuidado, por tanto, con las drogodependencias, con sustancias adictivas prohibidas, por sus efectos letales y con la barra libre, que siguen pidiendo unos y otros actores en los mercados! Todo vale, incluída la droga más dura, para estabilizar los mercados, comenzando por el sector financiero ¿Qué pasa ahora, siete años y medio después? Todo vale en el corto plazo, aunque sea ponernos la soga al cuello. Pero el paso del tiempo no es gratuito y el deterioro se mantiene en el Mundo Global. Las Bolsas son adictas a los programas de estímulo de los bancos centrales. Por eso, cuando la Fed tose un poco, los índices bursátiles ponen el grito en el cielo, porque no saben vivir sin la correspondiente dosis de droga dura ¡y gratis! Adicciones por todas partes: la economía es adicta al bienestar y necesita desengancharse. Nadie quiere reconocer que el Estado de Bienestar acabó hace siete años. Europa ha envejecido a velocidad de vértigo y las condiciones y beneficios sociales desaparecen casi a la misma velocidad. Un trabajador en activo no puede soportar dos trabajadores pasivos, sean parados o jubilados. Además, el envejecimiento de la población hace inviables los actuales planes de jubilación social. Se necesitan medidas y productos complementarios. Los sabios dicen que es fundamental combinar las políticas expansivas a corto plazo con las obligaciones a medio y largo, pero está claro que nadie quiere oir hablar de obligaciones. Y aquí es donde entronco con las Bolsas y sus valoraciones, con los nuevos modelos de crecimiento. Nada será lo que ha sido", me dice Jorge L. economista y especulador bursátil, que me envía el siugiente enlace:
Vía Funds People:
“Los miedos a que la economía global vuelva a caer en recesión han perdido de alguna manera el enfoque. Aunque el crecimiento global se estabilizó en el 3% a mediados de 2016, su estructura está enviando señales convergentes de un cambio profundo”, afirman de Pascal Blanqué y Philippe Iturbide, director de inversiones y responsable global de análisis y estrategia de Amundi, respectivamente. Ambos detallan a continuación los procesos de transformación en marcha que creen que subestima el mercado.
Más motores endógenos
“Hay un giro desde el comercio global a motores más endógenos. El crecimiento global no se está despeñando, simplemente está regresando a casa”, afirman Blanqué e Ithurbide. Para ilustrar esta afirmación, el dúo de expertos establece una comparación entre el comportamiento de valores y sectores del MSCI Europe expuestos a economías europeas o desarrolladas en general (incluyen los sectores de energía, equipamiento, alimentación, bebidas y tabaco y tecnología), frente a valores expuestos a mercados emergentes (real estate, bienes y servicios ligados al consumo, medios de comunicación y aseguradoras).
Los expertos observan que ambos subgrupos han registrado un comportamiento similar entre 2011 y 2013, y que el primero se ha comportado mejor que el segundo desde 2013. “Se puede observar este comportamiento relativo desde el comienzo de la corrección en los mercados emergentes tras el tapering de la Fed, continúa con una clara discriminación dentro del universo y, más recientemente, con el aumento de las dudas en torno a la economía china”, explican.
Nuevas descorrelaciones
“Se están desarrollando notables descorrelaciones – en una oleada de fragmentaciones- entre fabricación y servicios, entre países desarrollados y emergentes y dentro y a lo largo de cada bloque”, declaran desde Amundi.
El mito de la globalización
“La idea de que la globalización significa comercio global -un poderoso paradigma en las últimas tres décadas- está desapareciendo, así como la confusión entre la contribución al crecimiento global y la contribución al comercio global”, opinan Blanqué e Ithurbide. En su opinión, el Brexit es el último ejemplo de la colisión de estas fuerzas.
La historia emergente ha sido mal entendida
“Mientras que no es sorprendente en los países más desarrollados – donde se han establecido fuerzas internas de demanda desde hace mucho tiempo-, el paradigma se ha extendido por todo el mundo emergente, como un motor económico para los políticos y como un tema de inversión”, observan los expertos.
Ponen como ejemplo el debate sobre la efectividad del cambio de modelo económico de China. En opinión de Blanqué e Ithurbide, los inversores interesados en China “están a punto de llegar a conclusiones mediante la búsqueda de una redefinición del paradigma conceptual y práctico de este universo a nivel macro/financiero y de crecimiento, a nivel de categorías conceptuales más grandes (como que “global emergente” ya no tiene sentido, ni las clasificaciones basadas sólo por países o regiones)”.
La otra conclusión de los expertos es que los índices de estas regiones ofrecen una representación más propia del pasado que del presente. “Al estar ponderados habitualmente por capitalización, estos índices y sus sesgos se inclinan más hacia el riesgo y son bastante más sensibles al ciclo que los índices de mercados desarrollados”, explican.
Confusión conceptual
“La comunidad inversora ha estado alcista en el comercio global durante las últimas tres décadas. Adquirir más exposición a las tendencias endógenas es una nueva frontera; más específicamente, los mercados emergentes y su potencial de crecimiento serán vistos a través de las gafas de la diversificación del modelo de crecimiento empresarial, el reequilibrio de la economía y las dinámicas de motores autónomos o aislados”, sentencian Blanqué e Ithurbide.
El dúo de expertos descompone en tres grupos principales el PIB mundial, para justificar esta necesidad de identificar las nuevas fuentes del crecimientos. En primer lugar, observan que casi el 60% del crecimiento global “está ligado al consumo de las familias”. En segundo lugar, observan que son las economías desarrolladas y particularmente sus motores de consumo interno las que están guiando al crecimiento global. Finalmente, constatan que esta dinámica se está extendiendo por el mundo emergente.
La dificultad para delimitar y concretar estas tendencias puede explicar según los representantes de Amundi la confusión extendida entre la contribución al crecimiento global y la contribución al comercio global.
Menos guerra de divisas, por favor
En vista de este cambio subrepticio de dinámicas, la recomendación de los expertos es que “las autoridades deberían por tanto centrarse menos en la gestión de las divisas (depreciación) y más en la preservación y fortalecimiento de estas fuerzas internas. Deberían hacer lo mismo los inversores cuando seleccionen valores”.
Cambio de las valoraciones
Como consecuencia de la tendencia a la endogamia, Blanqué e Ithurbide piensan que las valoraciones deberían “incorporar una costosa prima por la calidad”. A su vez, esto debería reflejar “la relativa escasez de esos valores en un patrón cambiante de crecimiento global, así como su naturaleza defensiva en un entorno de incertidumbre creciente”.
El director de inversiones y el responsable global de análisis y estrategia de Amundi finalizan su análisis con dos conclusiones. La primera, que las tendencias endógenas son “una temática global que afecta tanto a los países desarrollados como a los emergentes y que ha difuminado en una mayor extensión la frontera entre economías desarrolladas y emergentes”. La segunda, que esta endogamia es “un tema sostenible que ha alterado la percepción del paradigma del crecimiento y por tanto su interpretación, así como la determinación de las estrategias de inversión”.