Después de diez meses de subidas en la inflación, el dato de agosto registró una caída de una décima respecto de la lectura anterior. Es un respiro para la Fed, que ha venido defendiendo la naturaleza transitoria de subidas en los precios, pero aún es pronto para cantar victoria.
La crisis de los semiconductores, cuya solución será de largo plazo debido a la dependencia de un número reducido de fabricantes con una capacidad de producción que se encontraba ya al límite antes del estallido de ésta, va a seguir presionando al alza el precio de los productos y servicios de los sectores directamente afectados. Más allá del consumo, frena también la inversión de capital por la falta de disponibilidad de los circuitos integrados más sofisticados, afectando por tanto a los planes de negocio de los próximos años y provocando una ralentización más rápida de la economía como consecuencia de una crisis de oferta.
Adicionalmente, el coste de la energía, que representa el 6% del peso de la cesta de la compra del CPI, ha seguido incrementándose como consecuencia de las subidas en el precio de las materias primas. Algunos bancos de inversión pronostican que el precio del crudo podría superar la cota de los 100 dólares en los próximos meses.
Finalmente, el componente más relevante de la cesta de la compra del CPI y del PCE -cualquiera de las dos medidas principales de medición de la variación de los precios-, es el relacionado con el coste de la vivienda. Las previsiones hasta diciembre de 2023 de Xiaoqing Zhou y Jim Dolmas, economistas senior del Departamento de Investigación del Banco de la Reserva Federal de Dallas, tampoco favorecen la lectura complaciente de la Fed. En una nota publicada en el mes de agosto explican cómo el incremento del precio de la vivienda suele conllevar un incremento en los 18 meses siguientes del precio de la renta de primera residencia y del alquiler equivalente al coste derivado de la propiedad, las dos partidas principales que forman el apartado de “Shelter”. Tomando como base el índice Zillow del precio de la vivienda en EE.UU., los autores del estudio estiman que el incremento de estas dos partidas, cuyo peso es superior al 33% en la cesta del CPI y al 15% en la del PCE, aumentarían significativamente a partir del segundo semestre de 2022 hasta alcanzar variaciones interanuales en diciembre de 2023 próximas al 7%, frente al 2,2% actual. Esto supone una presión añadida para la Fed, que vería como escenario más probable tener que realizar revisiones al alza de sus estimaciones de variación de los precios o, en otras palabras, un incumplimiento sistemático de los objetivos de inflación definidos actualmente hasta 2023. Según nuestras estimaciones, para poder cumplir con los objetivos marcados por la Fed, la cesta del PCE excluyendo ambas partidas de “shelter” deberían crecer de media un 1,8% en 2022, y un 1,4% en 2023, cuando en el último dato del mes de julio, esta variación ha sido del 4,1%. Con la información actual que manejamos, vemos muy improbable que se produzca una caída tan significativa en los próximos meses.
Si atendemos a lo sucedido en el último siglo -lo que en momentos tan atípicos como el actual probablemente tenga limitada validez práctica-, la Fed se vería obligada a reducir los planes de estímulos monetarios e incrementaría progresivamente los tipos de interés, lo que ayudaría a contener la escalada de precios, pero también a cambio dificultaría el crecimiento de la economía y provocaría un incremento de la inestabilidad de los mercados de deuda soberana de países con emisiones en dólares, así como en las compañías con mayor endeudamiento.
Flujos netos de efectivo
Según datos de FactSet (NYSE:FDS), la semana pasada se produjo una entrada de efectivo superior a los 52.000 millones en ETFs de renta variable americana, frente a 4.500 millones en renta fija. Este importe es probable que se revierta en una parte la próxima semana, ya que responde al reembolso en especie de posiciones por motivos fiscales, como también ocurrió en el mes de marzo. Los datos de Refinitiv Lipper sobre los fondos de renta variable americana, excluidos ETFs, recogen salidas netas de efectivo de 4.500 millones de dólares, y entradas netas en renta fija por un importe de casi 5.000 millones de dólares. Estas cifras destilan un incremento en la percepción de riesgo por parte de los inversores, idea que se ve refrendada por las entradas netas de efectivo de 3.000 millones en bonos de compañías con calificación crediticia investment grade, frente a las salidas de 500 millones de compañías high yield.
En el mercado de derivados, los inversores institucionales han incrementado su posición en el tramo corto de la curva de tipos, apostando por un steepening en las próximas semanas. En materias primas, Petróleo y Oro han recibido 3.000 millones de dólares de inversores institucionales. En renta variable, se ha producido rotación hacia tecnología, en contra de Russell 2000 y S&P 500.
Seguimiento de la Fuerza Relativa Tendencial
La semana pasada decíamos que dada la FRT de los índices de volatilidad, había mayor riesgo de que continuasen las correcciones, y así ha sido. Los vencimientos de derivados propiciaron caídas en un mercado ya de por sí más miedoso de lo habitual. En este entorno, las cryptos y las materias primas continúan siendo las clases de activos más fuertes.
Poniendo la mirada en los índices de renta variable, los americanos siguen siendo los más fuertes en términos de FRT, con la excepción del Dow Jones de Industriales que, con las caídas de esta semana, baja a la zona lateral-alcista. En Europa, el MIB italiano es el único índice que se mantiene en zona alcista, habiendo retrocedido sólo un 0,1% durante la semana. La variación media del IBEX, DAX y CAC, todos ellos en zona lateral-alcista, fue del -0,3%.
Los índices mundiales más débiles, en zona bajista, siguen siendo el Hangseng y China A50, cuyo performance medio ha sido del -3,6% durante la semana, frente al Eurostoxx 50 y el Nikkei, con FRT en zona alcista, cuya variación media ha sido del -0,3%.
Actualización de los niveles críticos
La semana pasada se ha caracterizado por una entrada de inversores minoristas que han continuado con la estrategia de comprar en las caídas, habiendo incrementado su posición de manera significativa. Con todo y con eso, los índices cerraron próximos a los mínimos de la semana, por lo que sería prudente pensar que la debilidad pudiera continuar en las próximas sesiones.
El nivel clave a vigilar sería el de 4.279, donde se encuentran posicionados los inversores institucionales.
En el caso del Dow Jones, marcamos la semana pasada el rango 34.417-34.512 como el que podía actuar como suelo durante la semana, y así fue. Esperaríamos que la presión pudiera continuar durante la primera mitad de la semana. Sólo en caso de perder 34.428, las ventas podrían profundizar las caídas hasta 34.078. La pérdida de este nivel supondría un cambio de régimen en este instrumento. Por el lado del Nasdaq, las presiones vendedoras de los Hedge Funds no comenzarían hasta los 14.957 puntos, aunque la pérdida del nivel 15.200, clave en su estructura semanal, lo consideraríamos una señal importante de debilidad. En caso de perderse, podríamos esperar correcciones hasta el primer nivel institucional en 14.927 puntos.
Mientras el precio se mantenga por encima de 4.279 en el caso del S&P 500, 34.428 en el Dow Jones y 14.927 en el Nasdaq, esperaríamos una continuación de la tendencia principal.
¡Buena semana y buenas inversiones!