El Banco Mundial advierte sobre la crisis de la deuda mundial tras el aumento más rápido de los préstamos desde la década de 1970. En 2018, la deuda global subió a un récord del 230 % del producto interno bruto (PIB). Preocuparse no es suficiente. Son necesarias medidas quirúrgicas muy dolorosas. Los jubilados, ahorradores, ciudadanos y familias nunca estuvieron tan pendientes como ahora, presa del pánico y del miedo, de los asuntos económicos, del presente y futuro de sus pensiones. ¿Pueden quedarse sin ellas? ¿Pueden quebrar los Estados? ¿Existe la deuda Perpetua?
Todas las preguntas tienen respuesta afirmativa, pero espero que en España no se produzcan. Conviene refrescar la memoria. Una de las personalidades más representativas de la, en tiempos, apasionante Bolsa de la Plaza de La Lealtad, me facilita la ilustración y un pie de letra: "Titulo al portador de 1.000.- pesetas nominales correspondiente a una emisión de “entonces” -1º de Octubre de 1971- de Deuda Perpetua de España Interior (o sea: “soberana”) con una renta anual de 40.- pesetas pagaderas en trimestres vencidos en 1º de Enero, 1º de Abril. 1º de Julio y 1º de Octubre de cada año. Nada que ver con la en la “actualidad” multimillonaria -en euros que no pesetas- Deuda Exterior, Interior, Autonómica, Municipal y no digamos privada; multimillonaria y despendolada Deuda -¿Perpetua?- cuyo “principal” e “intereses” se acumulan y renuevan año tras año y quién sabe si “por los siglos de los siglos".
¿Puede un país quebrar? ¿Qué hacer con mis ahorros? "Son dos de las grandes preguntas que perduran desde hace meses a propósito de la Crisis de la Deuda Soberana. Sí, un país puede quebrar, como veremos a continuación, del mismo modo que quiebran empresas y familias. EE.UU., nación joven, quebró en 1929. Reino Unido ha quebrado varias veces en los dos últimos siglos, lo mismo que España, Holanda o Italia. El sudeste asiático ha tropezado con algunas quiebras, como Latinoamérica, ¿China? ¡Vaya usted a saber!", me dice un experto, que añade: "de China no sabemos nada".
A la mente de los ahorradores e inversores ha saltado de nuevo el temor sobre si están o no seguros sus ahorros e inversiones y cuáles son los activos más seguros en caso de que un país o estado caiga en default. Lo cierto es que muchos ciudadanos no son conscientes realmente de los riesgos que llevan asociados sus inversiones, o sin ir más lejos, de dónde se encuentran invertidos sus ahorros.
Para evitar sorpresas desagradables, el cliente no debe dejarse guiar sólo por la recomendación del instrumento financiero (depósitos, acciones, estructurados, etc.) que le ofrezcan en una entidad sin saber lo que está comprando. De hecho, construir una cartera con los productos de moda es un error muy frecuente entre los inversores. Para muestra, un botón: actualmente, por ejemplo, muchas entidades financieras han estado y siguen emitiendo participaciones preferentes entre sus clientes, pero estos no suelen tener conciencia del elevado riesgo que conlleva, un riesgo que no debe, en absoluto, pasarse por alto.
¿Puede España entrar en bancarrota? Quizás. De hecho tiene el honor de ser el primer país de la Historia en arruinarse. Lo escribía Ramón García (Invertia.com). La última vez que España suspendió pagos fue el siglo pasado tras la Guerra Civil y desde finales del siglo XVI no ha podido hacer frente a sus deudas en más de una decena de veces.
Felipe II fue el primero en presentar un `concurso de acreedores y los últimos volúmenes de deuda y el fuerte desempleo han vuelto a despertar los fantasmas de la quiebra. Lista de todas las bancarrotas de España. Las finanzas españolas siempre se han movido en el terreno de las bancarrotas. La falta de emprendedores ha hecho que la mayor parte de las infraestructuras siempre haya ido al cargo de la Hacienda Pública. Gastos que no siempre se han visto compensados por la parte de los ingresos y que han llevado a una media de casi una quiebra cada 50 años, aunque se han vivido periodos muy tranquilos.
Primero fue el alto coste de las empresas bélicas hispanas, desde Filipinas hasta las Indias. Más tarde, la Guerra de Independencia y la pérdida de las colonias “las gallinas de los huevos de oro y plata". Luego, las luchas entre conservadores como Cánovas del Castillo y progresistas como Sagasta fueron las que no permitieron el equilibrio de las finanzas. Finalmente, fue la Guerra Civil la que llevó de nuevo la suspensión de pagos a la economía española.