El Gobierno estadounidense planea prohibir la importación y venta de coches con cierta tecnología informática china o rusa. Esto afecta principalmente a los sistemas de conducción autónoma y a los sistemas de comunicación digital, considerados un riesgo para la seguridad. El gobierno de Biden considera que la tecnología instalada es una amenaza potencial para la seguridad nacional, ya que agentes malintencionados podrían utilizar estos sistemas para acceder a datos sensibles o manipular los coches a distancia.
La Secretaria de Comercio estadounidense, Gina Raimondo, subrayó que los vehículos modernos están cada vez más equipados con cámaras, micrófonos y GPS, lo que pone en peligro la privacidad de los ciudadanos estadounidenses. El Consejero de Seguridad Nacional, Jake Sullivan, explicó que la medida pretende proteger las infraestructuras críticas y la industria automovilística de los posibles riesgos que plantean los vehículos conectados procedentes de determinados países.
Aunque aún no se conocen incidentes concretos, se trata de una medida preventiva. Los fabricantes especialmente afectados podrían utilizar tecnología china o rusa en sus coches. También es posible que los fabricantes alemanes tengan que comprobar si sus vehículos contienen este tipo de componentes, ya que el reglamento no sólo se aplica a los coches, sino también a piezas individuales.
Lo interesante de esta iniciativa es la justificación. Estados Unidos evita una oleada de demandas de los fabricantes afectados alegando que se trata de una cuestión de seguridad nacional. Un bonito disfraz para cerrar el mercado y proteger su propia industria.
¿Qué consecuencias tendrá para los fabricantes de automóviles chinos?
Todavía no podemos estimar los efectos a largo plazo, pero para Nio o BYD, por ejemplo, esta medida llega en un momento inoportuno. Nio ya cotiza en la bolsa estadounidense y planea una mayor expansión, y BYD está inmersa en fuertes planes de expansión. Europa en particular, pero también EE.UU., es un mercado muy importante para BYD.
En principio, las cosas podrían ser diferentes para Xiaomi (HK:1810). El fabricante de smartphones no presentó su vehículo eléctrico hasta marzo de este año. Sin embargo, por el momento sólo está disponible en China. Además, los smartphones de Xiaomi solo tienen una pequeña cuota de mercado en Estados Unidos. Al parecer, el mercado nacional sigue siendo suficiente para que Xiaomi crezca con fuerza.
¿Debemos alejarnos ahora de las acciones chinas, o existen enormes oportunidades para nosotros como inversores?
Los tres valores mencionados siguen actualmente en una tendencia alcista estable, que no vemos que se rompa con este movimiento estadounidense. No obstante, en nuestra opinión, Nio y BYD corren más riesgo que Xiaomi.
La acción de Xiaomi está desarrollando una formación muy alcista que apunta claramente al alza a largo plazo.
En el panorama a corto plazo, esperamos un retroceso más fuerte, lo que se presta a una compra. Probablemente aprovecharemos el próximo mínimo para comprar este valor. Encontrará información detallada sobre la tendencia a corto plazo en nuestro sitio web (enlace debajo de este artículo).
Nio podría por fin liberarse al alza de forma sostenida. La estructura al menos apunta a una tendencia alcista muy fuerte. BYD, al igual que Xiaomi, sigue enfrentándose a un retroceso más fuerte.
Consideramos que los tres valores son inversiones muy rentables a medio y largo plazo. Sin embargo, no debemos ignorar el «riesgo China». Este riesgo es menor con Nio, ya que esta empresa cotiza en la bolsa estadounidense NYSE y puede negociarse allí con menos riesgo.
No debemos ignorar el mercado chino. El índice Hang Seng está construyendo una base sobre la que cabe esperar subidas masivas. Estamos planeando compras para nuestra cartera. No obstante, con una ponderación menor, ya que nos tomamos muy en serio el riesgo chino.
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