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Trading y Mente. Instrumentos financieros derivados. Los mercados de futuros (I)

Publicado 12.05.2020, 14:52
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Los instrumentos financieros derivados. Son la materia prima de los traders, quizá porque en ellos está el secreto para poder hacer dinero con poco dinero. Son de varios tipos, pero aquí vamos a centrarnos exclusivamente en los futuros, que es donde nosotros operamos porque son ideales para el trading intradiario, dadas sus pocas barreras de entrada.

Aunque la mayoría de los traders realizan su operativa en estos mercados, los instrumentos financieros derivados (IFD), son los grandes desconocidos. Pero… ¿de qué hablamos cuando pronunciamos esa palabra que parece mágica, “derivados?” Entendemos por IFD a aquellos activos financieros cuyo precio o cotización depende, es decir se deriva, del precio de otro activo llamado subyacente. Este subyacente es, en definitiva: a) lo que compramos o vendemos (entrega y pago que son aplazados); b) cotiza en un mercado de contado (mercado cash o spot, en inglés). La diferencia básica entre un producto de contado y un derivado, la marca el pago del subyacente y el momento de la entrega:

  • Producto de contado: la entrega y el pago de la mercancía es inmediato.
  • Producto derivado: La entrega y el pago de la mercancía (subyacente) es aplazado.

Los futuros tienen la leyenda negra de ser algo exótico y peligroso y no lo deben ser tanto cuando llevan funcionando varios siglos. Un interés de que no sean tan conocidos es el de muchos intervinientes en el mercado a quienes no interesa que se popularicen demasiado por una cuestión de comisiones: en los futuros, ni de lejos, se pueden cobrar las comisiones que se obtienen comprando y vendiendo acciones. Como ya hemos señalado, son los futuros los IFD más apropiados para la inversión a corto plazo, que es la que hace el day trader.

No nos resistimos a pasar al siguiente apartado de este artículo sin señalar la principal virtud de los futuros. Gracias a ellos podremos ganar dinero en Bolsa, no sólo en las subidas sino también en las bajadas. De no ser así, el day trader entraría al mercado “a la pata coja” y sus posibilidades de sobrevivir a largo plazo serían muy pequeñas; una presa fácil para los traders institucionales o manos fuertes que si saben ganar dinero en la Bolsa cuando sube y cuando baja.

Un poco de historia. Siglo XVII: Holanda (bulbos de tulipanes) y Japón (arroz). Siglo XIX: EE.UU. Empieza su desarrollo como mercado pujante en Chicago, en los mercados de materias primas (maíz, trigo, café, etc.).

Los problemas de compradores y vendedores eran los mismos para negociar sus mercancías porque no hay que olvidar que en este momento se movían en un mercado de contado. Los precios fluctuaban mucho (generalmente debido a factores climáticos) y eso generaba incertidumbre en aquellos comerciantes. Así nacieron los contratos Forward con la idea de pactar en el presente las condiciones obligatorias de compra futura (subyacente, precio y fecha de entrega).

Pongámonos en situación con ejemplos.

Un ejemplo de venta-compra. Imagina que estás en el siglo XIX, eres un agricultor en Estados Unidos, tienes plantado cacao y quedan meses para que lo recolectes. Te recomiendo ver la película Palmeras en la nieve, adaptación del exitoso best seller de Luz Gabás. Si la ves con mentalidad de trader, el film te aportará otras cosas relacionadas con nuestra profesión. Además, por supuesto, de la historia de aquellos inmigrantes que abandonaron su España natal en busca de un futuro mejor en torno al mundo del cultivo del cacao en lo que hoy es Bioko, pero entonces era la isla de Fernando Poo.

Tu primera preocupación: si cuando llegue el momento de la recolección (por razones climáticas, generalmente), los precios de venta de lo que tengo sembrado están muy bajos voy a perder dinero. Segunda preocupación: si cuando haya terminado la recolección no encuentro un comprador a un precio interesante, tengo que almacenar todo mi cacao (con los costes correspondientes de almacenaje). Si en esta situación paso mucho tiempo, me puedo comer el margen de beneficio. Solución: me voy al mercado de futuros del cacao de Chicago y vendo unos contratos de futuros por la cantidad que voy a producir, pero que aún no poseo porque no lo he recolectado.

Un inciso. Lo que has hecho es vender un contrato que habías comprado previamente y la mayoría de los inversores tenemos muy interiorizado que lo primero que hay que hacer es comprar las cosas y luego venderlas. Pero en el mundo financiero no es así: se puede comprar un producto financiero para luego venderlo, pero también se puede vender un producto financiero, que no tenemos, para luego recomprarlo más tarde. En la operativa práctica se toman ambas posturas de forma equivalente.

Volvemos a la situación imaginaria del principio. Tú, agricultor, hasta este momento lo que tienes es una cosecha física en producción y un contrato de futuros de venta. En realidad, ya has vendido tu cosecha a la persona que la haya comprado, aquella que te ha dado contrapartida a un precio y en un plazo también determinado en el contrato. Cuando tengas la cosecha real en la mano, no tendrás más que entregarla al poseedor de los derechos, es decir, al comprador de tu contrato de venta.

Otro ejemplo, pero ahora de compra-venta. Imagina que eres un orfebre y crees que dentro de seis meses vas a necesitar 100 lingotes de plata para los trabajos que te han encargado, pero (vuelven a surgir los miedos), no quieres arriesgarte a que los precios se disparen. ¿Qué hago? Acudir al mercado de futuros de la plata y comprar un contrato de futuro de este metal con vencimiento dentro de seis meses y al precio que me interesa.

Otro inciso. Esto quiere decir que si yo puedo comprar un contrato de futuros es porque alguien (una compañía de extracción de plata, por ejemplo), lo ha vendido antes. O sea, el contrato está dividido en dos partes y cada una va por su lado: la persona que tiene la compra y la que tiene la venta.

La historia continúa. La plata sigue cotizando y cuando se aproxima la fecha de vencimiento del contrato, decido que no voy a necesitar esos 100 lingotes. Me dirijo al mercado de futuros y vendo el contrato que tenía comprado (porque me lo recompran en todo momento antes de la fecha de vencimiento). Ahora hay dos posibilidades:

  • El precio de la plata es ahora superior al que yo había comprado (cuando adquirí el contrato). He ganado dinero.
  • El precio de la plata es inferior. He perdido dinero.

Con estas dos historias imaginarias nos hemos ido hasta el nacimiento de los contratos Forward, que se amoldaban perfectamente a la idea de pactar en el presente las condiciones de compra en un futuro, especificando el subyacente, el precio y la fecha de entrega.

Volvemos al mercado agrícola americano y, en resumen, estos eran los problemas:

  1. Búsqueda de contrapartida. Al no existir un mercado, los interesados en hacer un contrato forward debían buscar a otra persona que les diera contrapartida a través de dicho contrato. Pensemos que estamos hablando de principios del siglo XIX y las comunicaciones distaban mucho de las que hoy en día se conocen.
  2. Negociación del contrato. Una vez encuentras a alguien que te dé contrapartida necesitas que ese alguien se avenga a una serie de condiciones (precio, fecha de entrega, lugar de la entrega, cantidad y calidad del producto, etc.) que sean beneficiosas para ambos. Si no se llega a un acuerdo, toca seguir buscando.
  1. Incumplimientos. Ya está firmado el contrato, te has asegurado el subyacente a un precio y unas condiciones adecuadas. Llega la fecha de entrega y el proveedor no puede entregarlo por una situación política de conflicto o porque un huracán ha destruido sus tierras. ¿Qué se puede hacer?

Chicago, años 1848-1865. La primera piedra y las siguientes para solucionar estos problemas.

Un grupo de comerciantes e inversores fundó en 1848, en la ciudad de Chicago (Illinois), el Chicago Board Of Trade (CBOT) el mercado o bolsa de futuros más antiguo del mundo. La constitución del CBOT daba solución al primer problema pues dotaba de un punto de reunión a los comerciantes, ya no había que buscar la contrapartida deseada por todo el país, bastaba con acudir al CBOT. Nos situamos en 1865 y se abordó la resolución del segundo problema: la negociación de los contratos punto por punto con la dificultad y lentitud que el proceso entrañaba. La solución adoptada fue estandarizar los contratos, es decir, las partes ya no tenían que acordar cantidad, calidad, fecha, entrega y recogida, etc., sino que todo estaba reflejado en contratos modelo con unas cláusulas ya redactadas.

El único punto que quedaba por negociar era el precio y este vendría dado por una cotización que se movía a resultas de la interacción de todos los participantes del mercado, es decir, por las leyes de la oferta y la demanda. Tan solo quedaba el inconveniente de los incumplimientos en cuanto a pagos o entrega de mercancía. Para solucionar este punto el CBOT creó un departamento llamado CÁMARA DE COMPENSACIÓN (Clearing House, en inglés) cuya función consistía en interponerse entre las partes del contrato de forma que, para el comprador, la cámara es el vendedor y para el vendedor, la cámara es el comprador. Era la cámara de compensación la que garantizaba a las partes el buen fin del contrato.

Con todo solucionado, llegaron los contratos de futuros y llegaron para quedarse. Con los tres problemas solucionados la evolución natural fueron los contratos de futuros (*). Enseguida se vio su eficiencia y desarrollo porque eran un producto financiero muy atractivo y se hicieron muy populares.

(*) No quiere decir que los contratos forward desapareciesen, en la actualidad aún se hacen y se negocian en mercados OTC “Over The Counter” que son mercados extrabursátiles o lo que es lo mismo mercados no organizados donde se negocia de forma bilateral.

El refrendo final lo obtuvieron en 1992 cuando desde el CME (Chicago Mercantile Exchange) se lanzó la plataforma Globex de negociación electrónica que incrementó extraordinariamente su volumen de negociación y los convirtió en productos de una extraordinaria LIQUIDEZ (lo que quiere decir que siempre que se quiere comprar o vender se encuentra contrapartida inmediata).

Sin dificultades para poder definir qué es un contrato de futuros.

Un contrato de futuros es:

  • Un contrato a plazo sobre un subyacente (objeto del contrato) físico o financiero.
  • Negociado en mercados organizados y regulados.
  • Cuyas cláusulas están estandarizadas y cuya transmisión, liquidación o compensación es realizada por un órgano rector (cámara de compensación) que actúa como comprados ante el vendedor y como vendedor ante el comprador.

Los principales activos subyacentes. Los principales subyacentes físicos son: energéticos, materias primas y metales. Los principales subyacentes financieros son: acciones, divisas, índices bursátiles y tipos de interés. Hoy en día, hay contratos de futuros sobre prácticamente cualquier producto.

Se calcula que sólo un 2% de los que entran en un mercado de futuros lo hace con el fin de recibir o entregar la mercancía o el producto al vencimiento y que el 98% lo hace para negociar con estos derechos que, como hemos visto, son en realidad los contratos de futuros.

Las características de la negociación de estos derechos convierten a los futuros en el mejor mercado del mundo para negociar. Además, como podemos imaginar intuitivamente, la figura del inversor es en realidad la de un partícipe vital en este mercado, dando liquidez a los que entran en el mismo, para cubrir sus cosechas o para cerrar buenos precios para sus compras futuras, puedan cruzar sus operaciones. Sin negociadores, la liquidez sería muy baja y el mercado terminaría por extinguirse o ser inservible para la cobertura real de quien lo necesite.

Fechas importantes en un contrato de futuros. Hay dos fechas importantes a contemplar por el operador profesional y que en orden cronológico son: la fecha de cambio de contrato (rollover, en inglés) y la fecha de vencimiento del propio contrato.

La fecha de cambio de contrato (siempre anterior a la de vencimiento), es aquella en la que los operadores dejan el contrato antiguo, por la proximidad del vencimiento, y empiezan a negociar el nuevo. Esto significa que veremos más volumen de negociación en el nuevo contrato y es a partir de esta fecha cuando un operador, con una posición abierta y que desea mantener, debe traspasarla al nuevo contrato. ¿Cómo?, cerrando su posición en el antiguo contrato y abriéndola en el nuevo. Hay productos, caso del crudo o el gas natural, que tienen vencimientos mensuales, es decir, cada mes se negocia un contrato distinto y aunque la fecha de rollover es aproximadamente entre los días 18 y 20, tenemos que ir a buscar la fecha exacta en el calendario de eventos que nos ofrece nuestra plataforma donde podremos encontrar las fechas de rollover y vencimiento, así como fechas de días festivos y de noticias relevantes.

Los índices americanos (Dow, Nasdaq, SP 500, etc.) cuentan con cuatro vencimientos al año (uno por trimestre), marzo, junio, septiembre y diciembre, por lo que no se pueden negociar todo el año con el mismo contrato y hay que cambiarlo trimestralmente. Por último, la fecha de vencimiento es aquella en la que el contrato expira y, por lo tanto, dejará de ser negociado.

El margen de garantía.  No es otra cosa que una cantidad de dinero mínima (una especie de señal) que he de tener en mi cuenta de trading y que me quedará retenida por el bróker mientras la posición en el mercado esté abierta. Piensa en algo muy corriente. A ti te interesa comprar una vivienda y a su dueño, venderla.  Llegas a un acuerdo en el precio y pactáis que en 3 meses se firma la escritura. Pero mientras, tú le das una señal al vendedor. En realidad, estáis emitiendo un contrato de futuros sobre la vivienda.

El margen de garantía atrae a los inversores al mundo de los futuros como moscas a la miel.

Esta es una de las particularidades que más atractivo hacen este tipo de mercados para aquellos que buscamos arañar unos cuantos dólares en cada operación.

Vamos a un ejemplo para su mejor comprensión. Cuando compramos en el mercado de contado desembolsamos la cantidad requerida en el momento de la compra del bien. Si compro 1.000 barriles de crudo a una cotización de 20 dólares el barril, tendré que desembolsar 20.000 dólares en el momento de la compra y dichos barriles me serán entregados al instante. Pero si compro un contrato de futuro del crudo, cuya cantidad estándar de barriles es 1.000, únicamente se te requerirá una garantía (margin, en inglés) de 1.000 dólares. Es decir, tienes que depositar tan sólo 1.000 dólares, pero en realidad es como si estuvieras invirtiendo una cantidad total de 20.000 dólares (1.000 barriles a 20 dólares cada uno).

  • Así, si eres comprador, ganarás 1.000 dólares por cada dólar que suba la cotización del crudo.
  • Si eres vendedor, ganarás 1.000 dólares por cada dólar que baje la cotización del crudo.
  • Por supuesto, en ambos casos, perderás lo mismo si la cotización se mueve de forma desfavorable a tus intereses.

Los futuros nos dejan invertir sobre una cantidad enorme, pero sin necesidad de poner tanto dinero. Y este es el gran atractivo y el gran riesgo de estos mercados. En el caso del ejemplo, un solo dólar de cambio en la cotización produce beneficios o pérdidas del 100% de la inversión (la garantía entregada), mientras que, si estuviéramos invirtiendo en el mercado físico, un dólar de cambio en la cotización supondría lo mismo, 1.000 dólares, pero sobre los 20.000 que habríamos tenido que entregar. Por tanto, apenas un 5%.

Acabamos de definir el apalancamiento, la virtud según muchos o el defecto mayor, para otros de los futuros. Con poco dinero, puedes invertir como si tuvieras una cantidad mayor. Invertir sobre un contrato de futuros del CAC40 (Bolsa de París), para lo que se piden unos 2.500 euros de margen de garantía, equivale a los cambios actuales a invertir en una cesta de valores de la Bolsa de París valorada en 40 o 50.000 euros (una cifra más de diez veces mayor). Hay futuros en los que el porcentaje de apalancamiento es mayor, ya que su margen de garantía es del orden del 3 al 5% tan sólo.

Existen tres clases de garantías que el broker aplicará según la duración de la operación.

  • Intradía: Es la que toma el bróker por defecto cuando abrimos una posición. Es siempre la más baja y estará vigente hasta el fin de la sesión.
  • Inicial: sustituye a la intradía si nuestra posición permanece abierta al término de la sesión.
  • Mantenimiento: la que se aplica a partir del 2º día si continuamos con la operación abierta. Se mantiene hasta el cierre. La garantía de mantenimiento sustituye a la garantía inicial. Las garantías no son inamovibles y el bróker tiene potestad para aumentarlas cuando se avecina un acontecimiento de resultado incierto que pueda generar un aumento de volatilidad como pueden ser las elecciones USA o el BREXIT. El bróker en estos casos nos avisará por e-mail de los cambios.

El margen de garantía debe estar siempre en nuestra cuenta (como mínimo). Al final de cada sesión, el organismo regulador del mercado abonará o adeudará en la cuenta las pérdidas o los beneficios que se hayan tenido, por lo que hay que llevar mucho cuidado, pues si tras adeudar pérdidas el nivel del margen de garantía no es suficiente, tu posición puede ser cerrada de oficio en la apertura del día siguiente.

Supón que tienes 6.000 euros en tu cuenta; inviertes en un futuro para el que necesitas 5.000 de garantía y en la sesión de hoy ese futuro ha bajado el equivalente a 2.000 euros. Tras el cierre y el adeudo de las cuentas del día, en esa cuenta sólo hay 4.000 euros (estás 1.000 euros por debajo del margen de garantía). O los repones de inmediato o el broker en la apertura del día siguiente, cancela la posición por falta de garantías.

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