El rendimiento de los bonos del Tesoro de Estados Unidos se disparaba el lunes al aumentar las expectativas de un gran estímulo fiscal, superando brevemente el 2% el rendimiento de los bonos a 30 años, aunque el rendimiento se apartó de máximos según avanzó la jornada.
La secretaria del Tesoro, Janet Yellen, dijo que el domingo Estados Unidos podría volver al pleno empleo el año que viene si se aprueba el paquete completo de 1,9 billones de dólares propuesto por el presidente Joseph Biden.
Además de la aprobación por parte del Senado de una resolución para impulsar el paquete como una medida de reconciliación presupuestaria la semana pasada —táctica que permite a los demócratas eludir las reglas filibusteras que permitirían a los republicanos bloquear la legislación—, el sello de aprobación de la expresidenta de la Fed propició más la aprobación.
Como presidente del banco regional de la Reserva Federal de San Francisco en 2009, Yellen fue firme defensora de un gran estímulo fiscal para contrarrestar la crisis financiera a comienzos de la primera Administración Obama.
Entonces, como ahora, estuvo en desacuerdo con Larry Summers, exsecretario del Tesoro, pero esta vez Yellen tiene un cargo gubernamental y él no. Summers advirtió la semana pasada de que el enorme paquete de estímulo podría crear presiones inflacionarias.
La administración mantuvo el paquete por debajo de 1 billón de dólares en 2009 para evitar un shock en el mercado, y los críticos han culpado a este fracaso de contribuir a la lenta recuperación.
Yellen no quiere cometer el mismo error esta vez (aunque Summers ahora dice que él también quería un paquete de estímulo mayor en 2009, pero que no le hicieron ni caso por razones políticas).
"No hay absolutamente ninguna razón por la que debamos sufrir una larga y lenta recuperación", dijo en un programa de entrevistas el domingo. "Yo creo que, si se aprueba este paquete, volveremos al pleno empleo el año que viene".
Summers no está solo, no obstante. La semana pasada, el presidente de la Fed de San Luis, James Bullard, dijo que cree que los demócratas deberían reservarse su munición fiscal porque la recuperación económica irá bien sin más estímulos.
Los mercados parecían al menos parcialmente justificar a Summers. La tasa de rentabilidad a 10 años —una medida de las expectativas de inflación derivada de la diferencia entre los bonos del Tesoro convencionales y los bonos protegidos contra la inflación—, se disparó hasta el 2,2%, tras superar el 2% por primera vez en dos años el mes pasado.
Las autoridades de la Reserva Federal siguen restando importancia a las preocupaciones en torno a la inflación. El presidente de la Fed de Richmond, Thomas Barkin, desestimó los temores inflacionarios en una entrevista el lunes, diciendo que también hay riesgos deflacionarios y que la economía todavía necesita apoyo fiscal.
El presidente Biden parece dispuesto a renunciar a una parte del paquete de estímulo —más que duplicando el salario mínimo federal hasta 15 dólares la hora— después de que algunos demócratas se opusieran. Eso no tiene mucho que ver con la ayuda contra el COVID-19 de todos modos.
El rendimiento de los bonos del Tesoro a 10 años de referencia se h situado por debajo del 1,17% tras supera el 1,2% anteriormente. El rendimiento de los bonos a 30 años descendió hasta poco más del 1,95% tras registrar máximos. Pero ambos permanecieron por encima de sus niveles de la semana pasada.
El Departamento del Tesoro planea vender 126.000 millones de dólares en bonos y obligaciones esta semana, y los analistas han dicho que el aumento del rendimiento estimulará la demanda.
El rendimiento de los Bonos a dos años siguió siendo bajo ante la confianza en que la Fed no subirá los tipos a corto plazo en un futuro próximo, por lo que el aumento del rendimiento a largo plazo aumentó la curva de rendimiento. La brecha entre los bonos a dos y 10 años llegó a ampliarse 109 puntos básicos en un momento dado.