El fin de semana pasado les contaba que se habían alcanzado resistencias extraordinarias, los niveles que delimitan la tendencia bajista de los últimos meses, las metas volantes a batir para que la carrera haya sido algo más que un clásico, para que estemos ante una auténtica vuelta. Y las sensaciones que se han transmitido recayendo desde éstas difícilmente podían ser peores: se ha plantado un velón negro bajo esas resistencias que configuran una formación técnica propia de los techos potenciales -la llamamos estrella vespertina-. Feo no, lo siguiente, mientras Wall Street seguía perdiendo altura para vulnerar soportes de corto plazo de forma general, con un Nasdaq muy perjudicado tal y como insinuaba la pauta envolvente semanal desplegada durante la semana anterior.
En las plazas del viejo continente hay que hablar de fallo clamoroso en zona clave, de índices que se quedan a las puertas del fracaso, del mismo tipo de fracaso que vivimos antes del `Brexit´; pero en esta ocasión tras haber consumido más tiempo y, por tanto, planteando la posibilidad de que todo el rebote desde febrero sea una amplia distribución. La pauta de estrella vespertina desplegada es muy llamativa y nos deja al borde de la confirmación de patrones de tipo doble techo (t1t2?) en zona de resistencia crítica que abriría la puerta a una recaída como sucediera semanas antes del referéndum británico. Los bajistas parecen decirle al mercado que están dispuestos a tocar de nuevo su canción de guerra. Debo reconocer que no lo esperaba.
Sin embargo, no podemos hablar aún de fracaso en la tierra del Tío Sam, pues en general venimos de una situación de subida libre y todo puede encajar como un lógico pull-back tras la ruptura post `Brexit´.
Y si muestran algo los elementos que permiten valorar la sostenibilidad de los movimientos hay que seguir diciendo que llevamos muchísimo tiempo sin pasar por un área de extremo sentimiento comprador que facilite el nacimiento de un mercado bajista. De hecho sucede justamente lo contrario. Si atendemos a la media de 10 sesiones de ratio put/call, que esta semana se extremó alcanzando la zona 1,10. Esto supone alcanzar banda de suelo potencial -sucedió en febrero y en julio, por citar los dos últimos ejemplos-. Con todo, tanto a primeros de este año como en el verano de 2015 pudimos comprobar que se puede caer un 15 por ciento incluso habiendo alcanzado "alturas" incluso superiores.
También la volatilidad ha alcanzado zona de muy fuerte resistencia, y los traders están descontando que su subida no es sostenible si tenemos en cuenta que en sus derivados se observa lo que llamamos `backwardation´. Además, no hemos alcanzado una zona extrema en encuestas de sentimiento inversor como las vistas entre 2014 y 2015 para anunciar la necesidad de una corrección sensible en tiempo o profundidad. Para que me entiendan, no hemos visto cosas asimilables a las que el mercado comunicó en febrero y por las que sugerí un suelo relevante en ciernes.
Sin embargo, es necesario que reconozca que las sensaciones de corto plazo no son positivas hasta ahora; cuando estamos ante un evento como el de las elecciones norteamericanas, capaz de generar un cambio brusco en unas expectativas que están goteando a la baja, lenta pero continuadamente desde hace algunas sesiones hasta poner a prueba los niveles que debieran haber abierto las puertas de un nuevo tiempo en subida libre.
Curiosamente, el Dow Jones Transportes, índice que ha negado a los toros durante el proceso de recuperación hacia altos históricos tal y como he venido contando, es ahora el que niega el esfuerzo de los osos tras una semana de infructuosidad alcista que lo mantiene completamente lateralizado en zona de gran resistencia; generando una divergencia Dow que en este caso es favorable a los compradores para el corto plazo. Lo más extraño de todo es que se produzca justo cuando el crudo debería haber favorecido muy especialmente su recaída. La verdad es que no quiero imaginarme a Sam tocando una de Trump Trump Go, pues hace tiempo que no logro estar relajado más de un trimestre. Pero este juego es impredecible, no lo he inventado yo, y parece que nos vamos a jugar el ejercicio a una carta el próximo martes. Los americanos eligen, susto o muerte.