El principal índice bursátil japonés (Nikkei 225), aquel que reúne los 225 valores más líquidos que cotizan en la bolsa de Tokio, viene mostrando a lo largo de los últimos años una performance por encima de su región, siendo conjuntamente con el mercado chino, el que ha experimentado las subas más contundentes. Hace algunas semanas hemos comentado respecto de esto último, haciendo mención de las turbulencias que han causado la fuerte retracción en la bolsa de China, lo cual ha impactado inexorablemente de forma negativa en el resto de la región asiática. Haga click aquí para acceder a dicha nota.
Sin embargo, el mercado bursátil japonés se mantiene sólido, pujante y con una tendencia creciente que ya muestra un rendimiento acumulado del 147% desde principios de 2012 a la actualidad, en comparación del 73% del índice de Shanghai.
Como se observa en el gráfico N°1, el índice japonés no sólo fue el más rentable en el horizonte temporal de largo plazo, sino que además mantiene su tendencia alcista en los últimos 3 meses cuando el resto de la región en general recortó fuertemente sus cotizaciones.
Esto encuentra una primera explicación en el programa de estímulos monetarios que viene llevando adelante el gobierno de Japón desde principios de 2013 mediante la compra de bonos, títulos y otros activos por parte de su Banco Central, con la finalidad de incrementar así la base monetaria en aproximadamente USD 670 millones anuales y lograr de esta forma abandonar los años que ya lleva la economía nipona manteniendo precios inertes y deflacionarios, con la plena intención de lograr un nivel de inflación del 2% anual. Dicho estímulo tuvo, en primera instancia, un impacto directo por el lado de las compras del BOJ (Banco de Japón), lo cual aumentando la demanda de los activos financieros hizo que la cotización de los mismos se aprecie. En segundo lugar, el alza en el nivel de los precios reactivó la demanda interna y por ende la inversión de las empresas, consolidando el consumo privado, cuyo reflejo se observó en mejoras en las condiciones de empleo y de salarios, lo que provocó una segunda sinergia positiva en las expectativas de los inversores y su consecuente traslación a los precios bursátiles. Finalmente, dicha política monetaria expansiva mantuvo bajos los niveles de tasas de interés lo que llevó a una depreciación del valor del Yen respecto del dólar, volviendo a la economía japonesa nuevamente más competitiva, especialmente a su principal industria, la electrónica y sus derivados.
Todo lo mencionado “aisló” en alguna manera al Nikkei 225 de las inestabilidades de su región, traccionando la suba de la cotización del índice mientras que los principales centros financieros asiáticos sufrían fuertes ajustes.
Desde una perspectiva técnica podemos mencionar que hoy con un nivel de 20.724 puntos el índice se posiciona luego de 15 años en los mismos precios del año 2000, recorriendo en dirección alcista en busca de la zona de los 22.000 puntos (línea roja) respetando los 138,2% de Fibonacci como primer objetivo. Sin embargo, antes de lograrlo es de esperar que el testeo de su principal soporte de largo plazo (línea azul) provoque alguna corrección por toma de ganancias e incertidumbre externa, por lo cual no sería irracional un ajuste cortoplacista hasta su máximo previo en 18.500 puntos antes de definir nuevamente su tendencia creciente, la cual tendrá aún más fuerza cuando los efectos del plan de estímulos empiecen a hacerse más evidentes y tangibles en el sector real de la economía japonesa.