Acabamos de ternminar una semana en la que hemos tenido referencias macroeconómicas de interés. Hemos visto, entre otras cosas, cómo los indicadores de confianza en Europa apuestan por una continuidad del crecimiento económico, sobre todo en Alemania, que arrojó la mejor lectura desde el año 2001.
En Estados Unidos buenas sensaciones con el PIB y el ISM manufacturero, aunque la parte negativa fue la creación de empleo y las ganancias salariales. Su inflación no se espera que crezca, de manera que la FED tiene un dilema sobre el ritmo que se habían marcado de subida de tipos de interés.
Por su parte, el BCE mostraba su preocupación acerca de cuándo y a qué ritmo retirar los estímulos monetarios, surgiendo el rumor de que se podría retrasar y ser más light, hecho que hizo fortalecerse al euro frente al resto de divisas.
El mercado que manda en Europa, el futuro del Eurostoxx, logró desde el martes sobreponerse a las bajadas de los días anteriores y no tuvo que recurrir al apoyo del primer soporte del camino que está en 3334 (el mínimo de la semana fue 3361 y cerró el viernes en 3448). De manera que sin peligro por el momento.
El Ibex 35 abrió el martes con susto, porque lo hizo por debajo de 10260, hecho que implicaría debilidad, pero fue solo por el gap o hueco de apertura, ya que desde que abrió la sesión comenzó a subir cerrando la semana en 10325. Actualizando el escenario decir que por encima de 10190 no habría peligro alguno.
La volatilidad (Vix) se mantiene por debajo de 20 y el ratio put/call de sentimiento inversor por debajo de 1, de manera que el miedo o los temores no han hecho acto de presencia en los mercados, sabedores los inversores que por mucho que Estados Unidos y Corea del Norte se echen los trastos a la cabeza, la sangre no debería de llegar al río, básicamente porque en un enfrentamiento militar nuclear no hay vencedores, solo perdedores devastados.