Paula Regueira Leal
Yakarta, 20 ago (EFE).- El crecimiento económico de Indonesia a una media del 6,5 por ciento en lo que va de año, junto al alza de las exportaciones y de la inversión extranjera, alientan al Gobierno a creer que el país será una de las diez potencias económicas del mundo en 2015.
Desde la debacle provocada por la crisis financiera asiática de 1997, el crecimiento de la economía de Indonesia ha sido sostenido y a pesar de los problemas que han surgido en Europa y Estados Unidos, y se calcula que alcanzará el 7 por ciento el año próximo, según algunos expertos.
"El objetivo debería ser estar en la misma liga que China e India en menos de dos décadas", apunta Lie Nathanael Santoso, investigador del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales del Sudeste Asiático en referencia a las dos mayores economías del continente.
El Gobierno pronosticó esta semana que las exportaciones crecerán del 18 al 20 por ciento el año próximo, aunque persista la actual situación en los mercados estadounidense y europeo.
Las ventas indonesias al exterior consisten, principalmente, en materias primas procedentes de la industria maderera y la minería, pero Yakarta confía con incentivos conseguir que grandes compañías extranjeras se instalen en el archipiélago para aumentar así el valor agregado de sus exportaciones.
Precisamente, la captación de inversión foránea - que Indonesia calcula que subirá un 16 % en 2012 - es el otro gran frente de la estrategia del Gobierno.
Indonesia precisa capital extranjero para desarrollar su industria y mejorar la deficiente infraestructura, que lastran el desarrollo de la cuarta nación más poblada del mundo, con 240 millones de habitantes.
Consciente de que la logística y el transporte en un archipiélago formado por 17.000 islas son un "cuello de botella", el Gobierno se centra en el desarrollo de puertos y aeropuertos.
Para esos proyectos ha anunciado para 2012 un aumento del 19 por ciento del presupuesto destinado a la inversión en infraestructuras.
A fin de conseguir el apoyo financiero del sector privado, el Ejecutivo ha avanzado que declarará una "tregua fiscal" de cinco años a las compañías extranjeras que inviertan más de 120 millones de dólares (84 millones de euros) en sectores como el del metal, petrolero, químico, energías renovables, producción de maquinaria y telecomunicaciones.
La medida beneficiará, entre otros, al gigante automovilístico General Motors, que la semana pasada anunció la construcción de una fábrica en Yakarta en la que gastará 150 millones de dólares, y a la corporación Kuwait Petroleum, que planea levantar una nueva refinería con un coste de 8.000 millones de dólares.
Indonesia pretende captar parte de la industria manufacturera asentada en China y que ahora busca otras bases de producción a causa del crecimiento de los costes en la segunda economía mundial.
"En términos fiscales, monetarios y demográficos la oportunidad de negocio está en Indonesia", apunta el presidente del Consejo Coordinador de Inversiones del archipiélago asiático, Gita Wirjawan, quien agrega que el país puede ser un imán para los capitales europeos que ahora buscan refugio en economías emergentes.
Los mercados financieros, muy volátiles este año ante las dificultades de Estados Unidos y Europa, corroboran esta tesis.
El Jakarta Composite, el índice referencial indonesio, ha aumentado en un 30 por ciento su valor en los últimos doce meses.
Incluso las tres agencias de calificación reconocen el progreso de la mayor economía del Sudeste Asiático; los analistas apuntan a que Fitch, Standard & Poor's y Moody's subirán un peldaño la calificación crediticia de la deuda indonesia a BBB, al límite de la recomendación para invertir, siempre que el Gobierno pueda mantener la inflación bajo control.
Pero para alcanzar el objetivo fijado por el presidente Susilo Bambang Yudhoyono de colocar a Indonesia entre las diez grandes economías del mundo, antes el país tendrá que salvar obstáculos como el de la corrupción y falta de infraestructuras, sin alejarse de la estabilidad política. EFE
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