La asociación entre las cadenas de bloques y la energía suele ser negativa. "La cadena de bloques de Bitcoin es tan derrochadora de electricidad", o eso dice el argumento, "que empujaría el calentamiento global a niveles peligrosos si alguna vez se usara en una escala masiva". Investigaciones publicadas en la influyente revista Nature respaldan esta advertencia. Sin embargo, si miramos más allá de Bitcoin, resulta evidente que las cadenas de bloques en general están siendo utilizadas cada vez más por la industria energética.
Desde su uso en el comercio de energía hasta su incorporación en microrredes, los libros mayores distribuidos están haciendo posible una serie de nuevas transacciones y sistemas. Al permitir que los micro-proveedores reciban pagos rápidos y fáciles por contribuir con electricidad a una red, están aumentando la descentralización de la industria energética, y es probable que los consumidores vean que sus facturas se abaratan como consecuencia de su entrada.