Eva Santis
Madrid, 15 may (EFE).- La austeridad se ha convertido en el nuevo
lema en la Unión Europea en una semana marcada por el histórico
acuerdo para apoyar a países de la UE con problemas de deuda y
blindar el euro, y por la desconfianza de los mercados financieros.
Ha sido una semana de infarto, con enorme volatilidad, en los
mercados bursátiles.
Además, el euro rozó mínimos de cuatro años, al caer a 1,23
dólares, y el oro -valor refugio- alcanzó el máximo histórico de
1.249,40 dólares la onza. Los futuros de petróleo cayeron a su nivel
más bajo en tres meses en Nueva York, al cerrar a 71,61 dólares.
El lunes, las Bolsas europeas habían acogido con alzas eufóricas
el anuncio del paquete de hasta 750.000 millones de euros (casi 1
billón de dólares) acordado por los ministros de Finanzas de la
Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional (FMI), y la compra
de bonos de deuda soberana por el Banco Central Europeo (BCE).
Ayer viernes cerraron con bajadas de más del 3% (la española cayo
un 6,6%, su mayor caída desde octubre de 2008), debido, según los
analistas, al temor de que los planes de austeridad planeados por un
creciente número de países de la UE frustre la incipiente
recuperación económica.
En Nueva York, la preocupación por la situación financiera de la
zona euro pudo más que los buenos datos anunciados en Estados Unidos
(como la subida de las ventas minoristas, la producción industrial y
la confianza de los consumidores en la marcha de la economía).
Así, el Dow Jones de Industriales perdió ayer un 1,5%, pero, aún
así, logró su primer avance semanal (2,3%) en un mes. El S&P500, que
bajó un 1,88% el viernes, avanzó un 2,23% esta semana.
La última sesión de la semana también cerró con pérdidas en los
principales mercados de Asia y Latinoamérica.
En contra de lo que podía esperarse, el anuncio del paquete
UE-FMI para apoyar a países europeos con problemas de deuda y para
blindar el euro no ha devuelto la tranquilidad a los mercados,
sacudidos por la crisis de la deuda de Grecia y, luego, el temor al
contagio a otros países, entre ellos España y Portugal, con elevados
niveles de déficit o de deuda.
La reacción eufórica del lunes se ha esfumado a lo largo de la
semana para dejar paso a la inquietud de que los esfuerzos para
reducir el déficit -una promesa que formaba parte del pacto de
Bruselas- perjudique a la recuperación económica incipiente (el PIB
de la zona euro creció un 0,2% en el primer trimestre).
También han contribuido a la bajada las operaciones especulativas
y la propagación de declaraciones o de rumores que ponían en
entredicho la viabilidad futura de la zona del euro.
Entre ellos, el rumor, desmentido por París y Fráncfort, de que
el presidente galo, Nicolas Sarkozy, amenazó con sacar a Francia del
euro, con el fin de vencer la resistencia de la canciller alemana,
Angela Merkel, al acuerdo que se negociaba en Bruselas.
También pesaron, según los analistas, las dudas del número uno de
Deutsche Bank de que Grecia pueda reembolsar su deuda algún día y
las declaraciones del ex presidente de la Reserva Federal de EEUU
Paul Volcker sobre el riesgo de "desintegración" de la zona euro.
Mientras, los Gobiernos europeos van dejando claro a sus
conciudadanos que es hora de apretarse el cinturón. Según Bruselas,
24 de los 27 países de la UE tienen déficit excesivos.
Unas semanas después de que el Ejecutivo de Grecia decidiera un
draconiano ajuste de 30.000 millones de euros -condición para el
rescate acordado por sus socios del euro y el FMI-, España y
Portugal anunciaron el miércoles y jueves pasados fuertes medidas
para acelerar la reducción de sus déficit.
España prevé recortar el sueldo de los funcionarios y congelar
las pensiones, sin descartar subidas impositivas en el futuro,
mientras Portugal ha decidido ya bajadas de sueldos y aumentos de
impuestos.
Francia, con una deuda del 78,1% del PIB y un déficit del 7,5% en
2009, congelará el gasto en los tres años próximos, además de
retirar medidas sociales adoptadas en 2009 frente a la recesión.
La canciller alemana prepara a la población de la mayor economía
de la UE para medidas drásticas de ahorro, que "no excluirán área
alguna", mientras en Italia el Gobierno baraja ajustes en pasiones y
sueldos públicos para reducir los números rojos. EFE