Por Nidal al-Mughrabi y Jeffrey Heller
GAZA/JERUSALÉN (Reuters) - La tregua indefinida en Gaza se mantenía el miércoles mientras el primer ministro Benjamin Netanyahu afrontaba duras críticas en su país por una guerra costosa con milicianos palestinos sin un claro vencedor.
En las calles del destrozado territorio mediterráneo gobernado por Hamás, la población volvía a las tiendas y los bancos, tratando de reanudar el ritmo de vida normal tras siete semanas de combates.
Miles de palestinos más, que han huido de sus casas y se han refugiado en las de vecinos o en escuelas, volvían a casa, encontrando solo escombros en muchos casos.
En Israel, las sirenas que advierten de un inminente ataque de cohetes desde la Franja de Gaza permanecieron calladas.
Netanyahu dijo en una rueda de prensa que Israel ha proporcionado a Hamás el golpe más duro de su historia y que ha rechazado sus demandas para una tregua. Luego respondió que es "demasiado pronto para decir" si la calma se prolongará y amenazó al grupo islamista.
"Si reanuda el fuego, no toleraremos ni el más mínimo ataque contra cualquier parte de Israel, lo que hicimos en respuesta ahora, responderemos incluso con más vigor", aseguró.
Pero comentaristas israelíes, haciéndose eco de declaraciones de integrantes de la coalición de gobierno, mostraron una profunda decepción por su liderazgo durante el estallido más prolongado de violencia entre israelíes y palestinos en una década.
"Después de 50 días de combates en los que una organización terrorista mató a decenas de soldados y civiles, destruyó la rutina diaria (y) situó al país en un estado de dificultad económica... podríamos haber esperado más que el anuncio de un alto el fuego", escribió el analista Shimon Shiffer en Yedioth Ahronoth, el diario más vendido de Israel.
"Podríamos haber esperado que el primer ministro fuera a la residencia del presidente y le informara de su decisión de dimitir", añadió.
Los sondeos muestran que la popularidad del primer ministro se ha hundido, y frente al 69 por ciento que tenía a principios de mes, una encuesta en el Canal 10 de televisión le daba un 55 por ciento de aceptación.
En respuesta a sus detractores, Netanyahu dijo: "No fijo metas irreales. No se trata de ser populista".
Responsables médicos palestinos dicen que 2.139 personas, la mayoría civiles y de ellos más 490 niños, han muerto en el Gaza desde el 8 de julio, cuando Israel inició una ofensiva con el objetivo declarado de acabar con el lanzamiento de cohetes sobre su territorio.
La cifra de muertos israelí se mantiene en 64 soldados y seis civiles.
En Gaza, varios miles de palestinos vitorearon y ondearon las banderas verdes de Hamás en un mitin en el que su número dos, Ismail Haniyah, en su primera comparecencia pública desde el inicio de la guerra, proclamó la victoria sobre Israel.
Israel dijo que había asestado un fuerte revés a Hamás, matando a varios de sus líderes militares y destruyendo los túneles de infiltración transfronterizos del grupo islamista.
Pero Israel también tuvo que hacer frente a un persistente lanzamiento de cohetes durante casi dos meses que causó el éxodo de una serie de comunidades fronterizas y se convirtió en parte de la vida diaria en su corazón comercial.
DESBLOQUEO
El acuerdo de alto mediado por Egipto y que entró en vigor el martes por la noche pide un cese indefinido de las hostilidades, la apertura inmediata de los pasos fronterizos bloqueados con Israel y Egipto y la ampliación de la zona de pesca de los palestinos en el Mediterráneo.
Un alto cargo de Hamás expresó la voluntad de que las fuerzas de seguridad del presidente palestino Mahmud Abas, que cuenta con el respaldo de Occidente, y el gobierno de unidad que formó en junio controlen los puntos de entrada.
Tanto Israel como Egipto consideran a Hamás una amenaza para la seguridad y piden garantías de que no entrarán armas en el territorio donde viven 1,8 millones de personas.
En una segunda fase de la tregua que podría empezar dentro de un mes, Israel y los palestinos abordarán la construcción de un puerto marítimo en Gaza y la liberación por parte de Israel de prisioneros de Hamás en la ocupada Cisjordania, posiblemente a cambio de dos soldados que se cree están en manos de Hamás, según responsables.