FRÁNCFORT, 30 nov (Reuters) - La inflación de la zona euro cayó mucho más de lo esperado este mes, lo que pone en entredicho la tesis del Banco Central Europeo de que el crecimiento de los precios sigue siendo obstinado y probablemente alimente las apuestas sobre una bajada de tipos en primavera, desafiando las directrices explícitas del banco.
El crecimiento de los precios al consumo en los 20 países que comparten el euro cayó al 2,4% en noviembre, desde el 2,9% de octubre, muy por debajo de las expectativas del 2,7%, ya que casi todos los artículos —con la notable excepción de los precios de los alimentos no procesados— fueron un lastre.
Incluso las presiones subyacentes sobre los precios disminuyeron más rápidamente de lo previsto, ya que la inflación excluidos los alimentos y la energía, muy vigilada por el BCE, bajó del 4,2% al 3,6%, debido a la fuerte caída de los precios de los servicios.
La rápida ralentización de la inflación pone al BCE y a los inversores en una situación de colisión, ya que ambos parecen ver caminos muy diferentes en el futuro, tanto para los precios al consumo como para los tipos de interés del BCE.
El BCE sostiene que la dinámica subyacente es más obstinada de lo que parece y que la inflación volverá a situarse por encima del 3% el año que viene, aunque no alcanzará el objetivo del 2% del banco central hasta finales de 2025, en parte debido al rápido crecimiento de los salarios nominales.
Esto obligará al banco a mantener su tipo de depósito en el 4% durante un periodo prolongado, e incluso Yannis Stournaras, el jefe del banco central griego, no prevé ningún recorte antes de mediados de 2024.
Los nuevos datos publicados el jueves, según los cuales el desempleo se mantiene en un mínimo histórico del 6,5%, a pesar de la contracción económica, parecen respaldar este argumento, ya que ponen de relieve la rigidez del mercado laboral de la zona euro.
Pero los inversores hacen cada vez más caso omiso de las orientaciones explícitas de la presidenta del BCE, Christine Lagarde, de mantener los tipos estables durante varios trimestres, y prevén recortes combinados de 115 puntos básicos para el próximo año, con un primer movimiento en abril totalmente descontado.
Una de las principales razones de esta discrepancia es que las previsiones del BCE tienen un mal historial. En los últimos años, el BCE se ha visto obligado en varias ocasiones a abandonar sus propias previsiones después de haber rechazado las expectativas del mercado.
Economistas afirman que el crecimiento es más débil de lo que esperaba el BCE, el mercado laboral se está debilitando y la demanda de crédito se ha evaporado, todo lo cual apunta a una rápida desinflación.
Algunos economistas sostienen que modelizar la inflación actual es excepcionalmente difícil porque los beneficios empresariales son el principal motor, no los salarios como en los brotes normales de inflación rápida.
"Dado que la inflación impulsada por los beneficios es un acontecimiento relativamente raro, centrado en el final de las cadenas de suministro y dependiente de la economía narrativa, los modelos matemáticos no son demasiado buenos para predecirla", afirma Paul Donovan, de UBS (SIX:UBSG) Global Wealth Management.
"Esto significa que no sólo la inflación se ralentiza, sino que el ritmo de la desaceleración tiende a sorprender a las previsiones de consenso".
(Reporte de Balazs Koranyi; editado en español por Benjamín Mejías Valencia)